Las agencias de inteligencia de Estados Unidos se están preparando para lanzar una plataforma centralizada que les permitirá comprar información personal sensible a gran escala. Se trata de una iniciativa del Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI) que busca consolidar la adquisición de lo que llaman “información comercialmente disponible” (CAI, por sus siglas en inglés), incluyendo datos como ubicación de celulares, contenido en redes sociales y registros biométricos.

Este proyecto, bautizado como Consorcio de Datos de la Comunidad de Inteligencia (ICDC), se presenta como una forma de “optimizar” procesos, pero representa una amenaza directa a la privacidad y libertades civiles de millones de personas.

Espionaje sin juez ni orden

Durante años, las agencias estadounidenses han comprado información que antes solo podían obtener con orden judicial. Hoy, con un mercado sin regulación real y la complicidad de desarrolladores de apps y empresas publicitarias, es posible comprar datos extremadamente sensibles de cualquier persona con acceso a internet.

El nuevo sistema permitirá a agencias como la NSA, la CIA o el FBI acceder a esta información desde un solo portal: www.icdata.gov. No solo podrán consultarla, sino también procesarla mediante herramientas de inteligencia artificial.

Esto permite que el gobierno evada garantías constitucionales y compre datos personales sin supervisión judicial”, advirtió Emile Ayoub, abogado del Brennan Center.

¿Privacidad? Solo para los espías

Según documentos revisados por The Intercept, los analistas que usen la plataforma no tendrán que identificarse por agencia, mientras que la ciudadanía no tendrá forma de saber si está siendo vigilada.

Es irónico que protejan la identidad de los espías mientras recolectan masivamente datos personales de los estadounidenses sin su consentimiento”, criticó Calli Schroeder, del Electronic Privacy Information Project.

Inteligencia artificial y pseudociencia

El ICDC no solo almacenará datos, también facilitará su análisis mediante modelos de lenguaje y “análisis de sentimientos”, una técnica ampliamente desacreditada que pretende deducir opiniones y emociones a partir de comportamientos digitales.

No solo no funciona, sino que perpetúa discriminaciones de género, raza y neurodivergencia”, afirmó Schroeder.

Sin reglas claras, solo promesas

Aunque la ODNI publicó normas internas para el uso de CAI en 2024, estas otorgan amplia discrecionalidad a las agencias, especialmente cuando alegan “circunstancias urgentes”. Además, los propios vendedores privados serán quienes clasifiquen si la información es sensible, sin intervención de terceros.

Esto refuerza un modelo de autoregulación con poca transparencia y ningún control independiente”, dijo Ayoub.

¿Una herramienta para perseguir migrantes?

El portal también estará disponible para agencias fuera del ámbito de defensa, como el Departamento de Seguridad Nacional, lo que preocupa a organizaciones de derechos civiles. Temen que se use para rastrear a manifestantes o personas migrantes sin garantías legales.

Esto podría ser usado para perseguir estudiantes, activistas o migrantes, basándose en sus historiales de búsqueda o geolocalización”, advirtió Ayoub.

Una advertencia ignorada

En 2023, la propia ODNI desclasificó un informe que alertaba sobre los riesgos de esta práctica. Allí reconocía que el CAI ofrece acceso a datos “que históricamente solo podían obtenerse mediante vigilancia dirigida y justificada”.

“El gobierno nunca podría obligar legalmente a que todos porten rastreadores de ubicación. Pero con CAI, lo hace de facto”, señalaba el informe.