Una final inédita en Catar 2022

El estadio de Lusail, inspirado en la danza de luces y sombras de los tradicionales fanales cataríes, será el escenario del partido más importante del fútbol en años: la final de la Copa Mundial de la Fifa de Catar 2022.

A 15 kilómetros del centro de Doha, el imponente recinto con capacidad para casi 90 mil espectadores albergará el intento de Francia de retener la corona de campeona del mundo ante la Argentina de Messi.

Los galos llegaron a esta instancia sin mayores contratiempos, aunque perdieron varias de sus mejores figuras sin apenas comenzar el torneo.

Hablamos de una de las plantillas más profundas y talentosas del mundo, al punto de contar con dos y hasta tres futbolistas del máximo nivel por cada posición.

Sin embargo, al partido que otorga la copa más anhelada de este deporte llegan con más dudas de las esperadas precisamente por ausencias en su nómina.

Si bien las bajas de Benzema, Kanté y Pogba contaron con refuerzos de alto nivel, luego de la semifinal perdieron a Aurelien Tchouaméni por una lesión en la cadera y al lateral Theo Hernández, sustituto de su hermano Lucas, lesionado en el primer partido de los galos en este torneo.

A esas dos pérdidas se suman las dudas de Varane, Upamecano y Adrien Rabiot, lo que puede revertir el panorama para Les Bleus de no recuperarse antes de este domingo.

La profundidad del plantel francés estará a prueba ante una Argentina que va de la mano de un Messi pletórico y una revelación como Julián Álvarez, suelto en el aspecto goleador, acaso la mayor duda de los sudamericanos.

Ciertamente, a pesar de las bajas, los europeos aún muestran un poderío superior al de sus rivales. Sin embargo, Fofana y Camavinga no muestran el caché de los titulares, si bien exhiben un talento extraordinario, así que una formación con cuatro en el medio por parte del seleccionador argentino Lionel Scalonni puede poner en apuros a los actuales campeones.

Por ello cobra aún más importancia la figura de Griezmann, el jugador más importante de Francia por su sacrificio y aporte concreto en cualquiera de las funciones en que fue requerido desde la defensa hasta el ataque.

Las deficiencias que pudiera sufrir el conjunto de Didier Deschamps fácilmente pueden ser corregidas por la dupla de ataque conformada por Giroud y Mbappé.

Precisamente la joven perla del PSG absorbe todo el morbo de la final por su enfrentamiento personal ante el compañero de club Lionel Messi.

De un lado, la estrella naciente pretende extender la hegemonía de los suyos, del otro, el ídolo del fútbol mundial pretende levantar el título esquivo en su posible último campeonato mundial.

Seguramente, por la potencia de ambas delanteras, será un partido decidido en las áreas, aunque decirlo parezca una obviedad. El mediocampismo aquí no debe determinar sin restarle méritos a su importancia en el juego.

Es un hecho, los pesos pesados están allí donde las miradas van, en ambos frentes de ataque. Probablemente no sea un partido prolijo en oportunidades, ya sabemos que una final se juega con cautela y sin correr demasiados riesgos.

La Albiceleste llega con el plus de contar con algo más que Messi para hacer daño. Álvarez da fe de ello. La paridad deriva de que la dupla francesa Giroud-Mbappé cuenta con los mismos nueve goles que la de Messi-Álvarez.

Las prestancias de una media venida a más como la argentina frente a una diezmada como la francesa puede determinar en cuanto a la tenencia y el ritmo, pero insisto, será en las áreas donde se decide si Mbappé continúa la ruta de las tres coronas del Rey Pelé o si Messi firma su candidatura como el mejor futbolista de la historia. Así de parejo se antoja el duelo.