Una familia conservó durante 150 años un Delacroix original en su salón sin saberlo

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Una familia conservó durante 150 años un Delacroix original en su salón sin saberlo
Fecha de publicación: 
29 Marzo 2025
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"Estudio de leones reclinados", la obra perdida de Delacroix (detalle). Foto: Hôtel Drouot

Una familia en la región de Touraine, Francia, vivió durante generaciones con una obra maestra colgada en su sala de estar sin saberlo.

Llevaba en la familia desde la década de 1860 y fue recientemente identificada por un experto en arte durante una evaluación doméstica que resultó acabar con una sorpresa colosal: se trataba de una pintura original de Eugène Delacroix, pintor y litógrafo que murió en 1863 y que era uno de los artistas más importantes del romanticismo francés.

El hallazgo fue realizado por el tasador de arte Malo de Lussac durante una revisión rutinaria de inventario en la casa de la familia francesa.

Al ver la obra, el subastador de arte rápidamente pensó que se trataba de una obra con algo especial: su intuición y su experiencia apuntaban a que se trataba de una obra de arte inusual. La pieza, que mide 60 x 50 centímetros aproximadamente, representa a siete leones en tonos ocres y marrones.

Tras contrastarlo con documentos históricos, que incluyeron un certificado de 1973, una carta de un experto de 1966 y un sello de cera del propio taller de Delacroix, pudo confirmarse que efectivamente se trataba de una obra sin igual: era un Delacroix auténtico pero hasta ahora desconocido. Una obra rara e increíblemente valiosa.

Se trata de "Estudio de leones reclinados" y, curiosamente, ha pertenecido a la misma familia desde mediados del siglo XIX.

Había desaparecido de los registros hasta ahora.

Esta pieza única, que muestra siete leones en diferentes posiciones de reposo, ha sido subastada en el Hôtel Drouot de París e inicialmente, se comentaba que tenía un valor estimado de entre 200.000 y 300.000 euros (aproximadamente entre 217.000 y 326.000 dólares).

Lo cierto es que se trata de una obra poco frecuente de Delacroix, ya que si bien creó numerosos bocetos a tinta y estudios de leones, las versiones pintadas son mucho menos abundantes. Y mucho más extraño es que se haya encontrado un Delacroix original en manos privadas, ya que la mayoría se encuentran en museos.

Los leones son protagonistas habituales de las obras de este pintor francés, ya que sentía profunda devoción por estos animales; le apasionaban los grandes felinos.

Pasaba bastantes horas observando leones en la ménagerie (zoológico) del Jardin des Plantes de París -que depende del Museo Nacional de Historia Natural de Francia- y realizaba estudios anatómicos tras la muerte de estos animales.

Incluso hay una carta en la que informa a su amigo artista Louis Antoine Barye de la muerte de uno de ellos en 1829, escribiendo: “¡El león ha muerto! ¡Corre a toda velocidad!”.

Así las cosas, el león fue un símbolo recurrente en su obra, especialmente en estudios y escenas de caza como en su serie La caza del león.

No ha sido la única pintura encontrada de forma inusual. Por ejemplo, un cuadro hallado en el sótano de una villa italiana (en Capri), resultó ser el original de Picasso.

El lienzo, encontrado por un comerciante de segunda mano, estaba enrollado y arrinconado en esa habitación de la isla de la Bahía de Nápoles.

También tuvo un hallazgo extraordinario un cuadro de Klimt de un príncipe africano, William Nii Nortey Dowuona, un líder del pueblo Ga de África Occidental (actual Ghana), perdido durante casi 100 años, y que se vendió por 15 millones.

 

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