Trabajo infantil en el mundo: Una vergonzosa deuda por saldar

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Trabajo infantil en el mundo: Una vergonzosa deuda por saldar
Fecha de publicación: 
21 Junio 2025
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Foto: tomada de news.un.org

 

Mientras una parte del mundo celebra avances tecnológicos y hasta se disputa la conquista de estrellas y planetas, en los titulares se posiciona una estadística que debería mover a la vergüenza colectiva: 138 millones de niños siguen atrapados en el trabajo infantil. 

Así lo advierte un reciente informe conjunto de UNICEF y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Trabajo infantil: estimaciones mundiales en 2024, tendencias y camino a seguirdonde revelan que, pese a los compromisos internacionales y décadas de empeños, la erradicación de esta forma de explotación sigue lejos de alcanzarse.
 


Foto: Reuters

Y alarma aún más que 54 millones de estos menores realizan trabajos catalogados como peligrosos, que les exponen a riesgos físicos o psicológicos graves comprometiendo su salud, su seguridad y su desarrollo.

Muchos de ellos no asisten a la escuela, carecen de protección legal y resultan invisibles para los sistemas de asistencia social. Son niños y niñas obligados a convertirse en adultos prematuros para sobrevivir en contextos de extrema vulnerabilidad.

Un problema que no se distribuye por igual

La geografía del trabajo infantil muestra contrastes significativos. África subsahariana se lleva el título, nada honroso, de la región más afectada: trabajan allí unos 87 millones de menores, casi las dos terceras partes de su población infantil total. 

En contraste, Asia y el Pacífico  han conseguido la mayor disminución de niños trabajando, rebajando su estadística de un 6% a un 3%.

Por su parte, en América Latina y el Caribe aunque la prevalencia del trabajo infantil se ha mantenido estable en los últimos cuatro años, el  total de menores involucrados en este lastimoso quehacer se redujo en cerca de un millón, según apunta el informe, que subraya la existencia de  políticas públicas más robustas y mayor cooperación internacional. 
 


Foto: tomada de correodelsur.com

La desigualdad global se refleja con crudeza en este triste lienzo donde la pobreza y los conflictos se agudizan, mientras los derechos infantiles retroceden.

Los organismos advierten de que es más necesario que nunca aumentar y sostener la financiación, tanto a nivel mundial como nacional, en función de mantener los logros conseguidos en los últimos años. 

Ello resulta decisivo porque en caso de disminuir apoyos como los que reciben la educación y la protección social, no pocas familias se verían obligadas a volver a enviar a sus hijos e hijas a trabajar. 

Sonrisas que se mustian bajo el sol

Las labores agrícolas concentran el 61% del trabajo infantil a nivel mundial. Algunos podrían suponer que en zonas rurales, tal cifra no debería asombrar demasiado porque allí la mano de obra infantil ha sido tradicionalmente entendida como parte del sustento familiar. 

Sin embargo, tal naturalización invisibiliza los efectos a largo plazo: generaciones enteras sin escolaridad, sin oportunidades y con un desarrollo físico y mental deteriorado.
 


Foto: tomada de  humanium.org

La situación de las niñas merece mención aparte: además del trabajo agrícola, asumen tareas domésticas no remuneradas, lo que las priva aún más de tiempo para estudiar, jugar o descansar. 

Se trata de un doble rol sobre sus tiernas espaldas que refuerza estereotipos de género y reproduce ciclos de pobreza intergeneracional.
 


Foto: Captura de pantalla Youtube

Al trabajo agrícola le siguen el sector de los servicios (27%) –incluyendo en él al trabajo doméstico y la venta de artículos en los mercados– y la industria (13%), que comprende a la minería y la fabricación de productos.

Soluciones y voluntad política

Se ha logrado desde 2020  una disminución en más de 20 millones de menores sometidos al trabajo, lo cual implica un cambio de tendencia con respecto al cuatrienio que le antecede, pero aún así será casi imposible alcanzar la meta fijada por la comunidad internacional de ponerle fin al trabajo infantil este año. 

Los empeños por erradicar esta vergonzosa práctica continúan demasiado lentos y para borrar definitivamente tal fenómeno en los próximos cinco años, el ritmo del progreso debería ser 11 veces más rápido que el actual, indican UNICEF y la OIT.

Pero  ello se torna cada vez más inalcanzable en un mundo desbordado de conflictos bélicos, guerras arancelarias, desigualdades cada vez más pronunciadas así como el irrespeto a la dignidad humana.
 


Foto: tomada de dw. com

La solución para el cambio estriba en que los gobiernos inviertan en medidas de protección social para los vulnerables, en fortalecer los sistemas de protección a la infancia, así como en brindarle a ese grupo etario acceso universal a una educación de calidad, especialmente en el medio rural y en zonas afectadas por crisis.

A la par, habría que garantizar empleos decentes para la juventud y la población adulta, hacer cumplir las leyes y obligar a las empresas a rendir cuentas del uso de su mano de obra.
 


Foto : tomada de apoyo.savethechildren.mx

No son exigencias nuevas, pero sobre todo, hace falta voluntad política. 

Y hace falta ahora. Porque detrás de cada cifra vinculada al trabajo infantil hay una historia truncada, una infancia robada y una pregunta que golpea como bofetada: ¿cuánto tiempo más vamos a permitirlo?
 

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