Toda historia inspira, sugiere y obliga a contarla como un hecho único

Toda historia inspira, sugiere y obliga a contarla como un hecho único
Fecha de publicación: 
25 Agosto 2020
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La temática histórica es, para bien de la televisión cubana, punto de atención del director y escritor Rolando, Roly, Peña. Con una peculiar manera de narrar, donde hace primar la contención, la mesura aún en hechos dramáticamente impactantes, este creador ha transitado desde las luchas independentistas hasta el triunfo de la Revolución con igual acierto.

Contradicciones entre las filas de luchadores y enemigos, intenso trabajo psicológico en pos de ponderar al hombre antes que al héroe son algunos de los rasgos que distinguen realización veraz y pletórica de matices. Así llegamos a LCB: La otra guerra (II), una serie que fue concebida, inicialmente para una sola temporada de 20 capítulos; primero fueron grabados 10 episodios y luego, debido a las conocidas irregularidades que trajo consigo la pandemia, se paró el rodaje. Se produjo un obvio y necesario atraso y la propia televisión pidió una edición de la primera temporada que se sintetizó en cinco capítulos y luego se continuó.

Lo cierto es que estas variaciones no han roto la magia de una serie que, no por conocidos algunos de los hechos que se narran en ella, el resultado de estos no deja de llamar la atención, por su delicada factura al trabajar los elementos de esa cotidianidad y la respetuosa reconstrucción de la época, desde el vestuario hasta la propia concepción del maquillaje y los escenarios, no todos, por cierto, naturales. Este es un trabajo que, según el propio Roly, se tornado arduo, sobre todo teniendo en cuenta la posproducción.

Al respecto comenta el director: “Realmente el mayor reto de la serie ha estado en su posproducción. Resultó muy difícil, pues cinco especialidades tuvieron que emplearse a fondo en situaciones muy especiales: se trata de la edición, los efectos especiales, la musicalización, la banda sonora y la corrección. Series como esta resultan trabajos complejos porque no terminan en una plausible actuación ni mucho menos y, siendo un producto artístico, cada una de las especialidades sellan ese resultado”.

Justo valorando las dificultades que conlleva esa realización, Roly Peña apuesta por contar la historia bajo el presupuesto de no repetirse. En ese sentido asegura: “No repetirse es la máxima de cualquier artista, de cualquier creador, y creo que cada producto inspira, sugiere y obliga a contarlo como un hecho único.

“En cada caso hay que conceptualizar estados emocionales, hay que estudiar las condiciones sociohistóricas que condujeron a que se produjeran los hechos, o sea, la historia es quien crea las bases para buscar en ella con toda la objetividad posible, los resortes para contarla de manera diferente. Y como me place tanto hacerlo, pues eso también ayuda mucho porque realmente contar la historia me deja el grato sabor de contribuir a que la gente la conozca.

“Creo que en la actualidad ocurren fenómenos, procesos que pudieran tener otra connotación si no fuera por el desconocimiento del pasado. Conocer lo vivido evita cometer los mismos errores o saber cómo sobreponerse a sucesos por venir. Saber quiénes somos y por qué somos de un modo u otro, ser consecuentes con lo que sentimos a partir de lo vivido, reconocer qué condiciones sociohistóricas han sido propicias o no para tomar determinado camino son interrogantes en el presente cuyas respuestas, muchas veces, provienen del pasado. Por eso me siento satisfecho de contribuir de alguna manera a ese conocimiento”.

Y asumir el pasado con el rigor que lo hace no implica para Roly Peña renunciar a la contemporaneidad, en ese sentido también apunta: “La contemporaneidad ofrece la facilidad de que la gente se vea reflejada en ella, y por ahí hay alguna posibilidad de éxito con el espectador. Sin embargo, creo que es difícil contar con objetividad lo que se hace y se vive a la par, porque se corre el riesgo de que prevalezcan puntos de vista únicamente particulares.

“Narrar lo contemporáneo trae a la palestra personajes, situaciones, enfoques, no reflexiones globales. Para esto último es necesario un distanciamiento que obviamente no se tiene cuando se vive en el momento en que se escribe, y yo necesito esa dosis de reflexión global, aun cuando no aparezca de forma explícita en la voz de un personaje. La situación habla por sí misma”.

Siguiendo por el rumbo de esa necesaria mirada distanciada de la historia, en estos momentos Roly Peña prepara junto a César Hidalgo una serie de ocho capítulos sobre Calixto García, otro dramatizado que se ha concebido para ser filmado en las provincias de Holguín, Bayamo y La Habana.

Y como lo importante para este creador es no parar, supimos que tiene, como otro de sus tantos proyectos, grabar en cuanto las condiciones lo permitan un programa cero con el grupo humorístico Etcétera. ¿Sobre qué versará? Espere muy pronto los detalles en esta publicación, seguiremos la pista de esta otra vertiente que defiende el realizador.

 

 

 

 

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