Serie Nacional: Mirada crítica a un pitcheo tambaleante

Serie Nacional: Mirada crítica a un pitcheo tambaleante
Fecha de publicación: 
10 Abril 2022
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Yera ha dejado un hueco sensible en la rotación abridora de Matanzas, pues era el líder en PCL de la justa con 1.52, además de exhibir balance de 4-1. Foto: Swing Completo.

La Serie Nacional de Béisbol 61 entra en su último tercio, se van perfilando los equipos con mayores opciones de avanzar a postemporada, y la pugna en esta recta final será mucho más cruenta en pos de ese objetivo, tomando en cuenta variables como el agotamiento acumulado durante la campaña, las bajas que han sufrido varias armadas por concepto de contratación de algunos de sus efectivos, lesiones, o abandono del plantel en busca de otros horizontes personales, entre otras cuestiones…

Bajo ese panorama, hemos decidido volver la mirada sobre el pitcheo, un renglón de juego crucial a la hora de obtener un resultado favorable, y desde mi modesto criterio, un indicador bastante endeble en nuestros clásicos desde hace más de una década, al verse superado considerablemente por la ofensiva, la cual si bien conecta a su antojo en el ámbito doméstico; luego en la arena internacional adolece de cuestiones consideradas esenciales como paciencia en el cajón de bateo, discriminación de lanzamientos, mecánica de swing, pensamiento… lo cual da la medida de que no se halla al nivel de homólogos de la región; y lo hemos sufrido luego en lides continentales, Clásicos Mundiales y Premier 12, las competiciones de mayor rigor que agrupa la Confederación Mundial de Béisbol y Softbol (WBSC por sus siglas en inglés.

Antes de adentrarnos en los argumentos numéricos para radiografiar al pitcheo en la actual campaña, haremos un paréntesis para volver la mirada hacia el tema de las contrataciones de peloteros en cualquier momento de la temporada, y el bajón de calidad adicional que esto significa para un clásico que de por sí ya está bastante deprimido.

Pongamos dos de los ejemplos más notorios relacionados con esta área y que representan bajas sensibles para sus respectivos staffs: Frank Luis Medina y Yoanni Yera, en los respectivos casos de Pinar del Río y Matanzas, aunque aclaro que no constituyen los únicos casos, como también han quedado vacíos puestos medulares en las alineaciones de distintas novenas.

En esta cuestión de diatriba inciden varios elementos. El primero y lógico es el hecho de que nuestra Serie se está desarrollando en una fecha bastante atípica, y que, por diversas razones, una de peso el azote de la pandemia de la Covid-19, como casi nunca antes había sucedido está coincidiendo en fecha con otros torneos ligueros que tienen puesta su mira en nuestros mejores peloteros.

Es lógico que el mayor interés lo despierten los mejores jugadores que aún se desempeñan y desarrollan al amparo de nuestra Federación, como también el hecho de que estos quieran tanto brillar a otro nivel de pelota, como mejoras su situación económica y la de sus familias, máxime en tiempos tan difíciles. Por lo que para ellos el contrato cuando aparece y se materializa, se impondrá al hecho de jugar la Serie, deteriorada tanto en materia de calidad, como de remuneración de los peloteros, sus principales animadores.

Además de que estas rúbricas constituyen un mecanismo alternativo para contener la hemorragia de peloteros que deciden abandonar el barco en busca de otros horizontes profesionales de manera individual, y la quimera de recalar en la Major Baseball League (MLB). Si a eso le sumamos, lagunas existentes desde el punto de vista jurídico en materia de contratación, y el hecho de que la Federación y no un agente individual como sucede en el resto del mundo es el ente legal que ampara a nuestros jugadores, la cuestión se complejiza aún más…

Con esa y otras agravantes, tocará buscar todas las alternativas posibles para intentar mitigar un fenómeno que indiscutiblemente atenta aún más contra la calidad de un clásico doméstico de por sí ya bastante limitado en cuanto a nivel cualitativo, con todo y rivalidad existente, pugna por cupos de clasificación y demás, lo cual no necesariamente tiene que estar acompañado de calidad y óptima organización de la justa.

El plato fuerte del pitcheo

Ahora toca adentrarse en el plato fuerte del pitcheo como parte de un certamen en el cual este permite 298 de average colectivo; se conectan 10.58 hits por cada nueve innings, se trabaja para un elevadísimo 5.28 limpias por cada nueve capítulos. A su vez, el Whip está fijado en astronómico 1.70; en lo que incide notablemente el hecho de que se concedan más bases por bolas 3.618 que ponches 3.547. Estos últimos dos totales hacen que por cada nueve actos se concedan 4.73 transferencias y 4.64 estrucados.
También se adicionan 563 pelotazos a esa friolera de regalías; un OPS de 810; y como extravases 1.397 dobles, 172 triples y 545 jonrones; otros indicadores que denotan la falta de control de los serpentineros en el torneo y lo cual se traduce en que cuando vienen a buscar la zona de strike con lanzamientos más inofensivos, son conectados a placer.

Siendo un poco más profundos hallamos que la relación del PCL entre pitcheo abridor y de relevo es de 4.92 versus 5.75; el Whip es de 1.61-1.81; los llamados apagafuegos propinan 5.28 pasaportes gratis por 4.31 los iniciadores por cada nueve entradas; en tanto la relación de carreras permitidas se fija en 5.70-6.80, con average de 309 superior para los taponeros, quienes también ponchan menos, 1594 por 1953 los encargados de abrir los desafíos. Eso sin compilar los números arrojados tras los desafíos sabatinos.

Alarmante el hecho de que ha habido más de una jornada con cifras cercanas al centenar de hombres embasados por libre tránsito entre boletos-pelotazos, y con la cantidad de bateadortes retirados por la vía de los strikes considerablemente inferior, sin llegar a los 60 estrucados.

Entonces, ante tamaño festival de descontrol, con serpentineros que acumulan años en los staffs de sus respectivos conjuntos y otros que vienen con lagunas en esa asignatura pendiente desde las categorías inferiores, es de suponer que aquellas armadas que presenten el mejor desempeño por parte de sus cuerpos de lanzadores estarán mejor ubicados en la tabla de posiciones, amén de que las rotaciones abridoras, y las funciones de cada pitcher en los distintos cuerpos han tenido que en no pocos casos verse modificadas ante salidas de piezas importantes y de mayor calibre por diferentes razones.

Así hallamos que de los ocho punteros en la presente temporada los staffs de Granma (4.22) y Matanzas (4.23) son los que menos limpias permiten, a los que se suman el puntero Sancti Spíritus (4.76), e Industriales (4.86) como los otros de mejores performances e inferiores a las cinco limpias permitidas por choque, que igualmente se consideran elevadas.

Precisamente yumurinos (349-7.09) y azules (255-5.29) son las dos novenas que más ponchan por desafío; en tanto los alazanes son los que m4enos transferencias conceden (157-3.28), escoltados por vueltabajeros (197-4.06), y Las Tunas (195-4.19) como únicos planteles que poseen menos de 200 boletos.

A los Gallos son a los que menos le compilan sus adversarios (280), con Leones (281), y Cocodrilos (282) a continuación; mientras justamente a granmenses (22), espirituanos (26), y los de la Atenas de Cuba (27) se erigen como los que menos batazos de vuelta completa reciben.

En cuanto al pitcheo relevo, el cual de forma global exhibe 145 sonrisas y 188 juegos salvados, descuellan los relevistas de Granma (PCL-4.49), Granma (4.65), y Matanzas (4.92 como únicos por debajo de la línea de las cinco limpias; y emergen precisamente los apagafuegos azules como los menos descontrolados, con 4.16 transferencias por cada nueve episodios; además de ser los azules los únicos que permiten menos de una decena de indiscutibles (9.60). en tanto aparecen abrazados con los tuneros como los de mayor número de salvamentos (14).

Asimismo, el cuerpo de taponeros de los yumurinos ostenta la mejor relación ponches-bases (1.31), escoltados por los capitalinos (1.22), Santiago de Cuba (1.17), y Ciego de Ávila (1.06).

Ese es el panorama amigos míos. El pitcheo tiene mucho qué mejorar. En el último tercio del campeonato, cuando pesan todos estos elementos y el cansancio se hace sentir con mayor rigor, creo poco probable que la realidad de los serpentineros cambie para bien. Pero dejemos que sea el terreno y los propios lanzadores quiénes tengan la última palabra.

 

El derecho devenido industrialista Pedro Álvarez comanda al staff azul en sonrisas (9) y PCL (2.68). Foto: Tomada de Jit.
El diestro cienfueguero Hermes González aparece abrazado con nueve triunfos como puntero de la lid en ese departamento.

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