Pulsar Cuba de la mano de su cultura y un buen trago de Havana Club

Pulsar Cuba de la mano de su cultura y un buen trago de Havana Club
Fecha de publicación: 
1 Abril 2022
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Imagen principal: 
El Museo del Ron constituye una atractiva propuesta para los visitantes en La Habana Vieja desde su fundación, hace 22 años.

Hay elementos de nuestra identidad que necesariamente deben considerarse parte de la cultura cubana. Vestuario, platos de nuestra cocina, fraseología, productos 100% cubanos y genuinos… En ese grupo entra nuestro ron Havana Club, un ícono entre los rones ligeros del mundo y salido de las raíces más profundas de la nación, como lo es la melaza de la caña de azúcar.

¿Y por qué traer a colación nuestro Havana Club? Es sencillo: beber un sorbo de este ron es como tomar un pie forzado para homenajear a la patria; un cristal de una vitrina multivariada que necesita mostrarse al mundo, vestir su traje de realidad, calidad, prestancia y bouquet, encantar con sus tonalidades y aroma, cautivar al cubano y al visitante…

Sobre todo en medio de hostiles campañas mediáticas que persiguen empañar la imagen, tranquilidad y vida de un país que se afana a diario por sortear las dificultades, muchas veces a contracorriente, por desterrar demonios, cargar la alforja de energías y embestir no pocos molinos, uno de ellos de magnitudes gigantescas y estructura acorazada y recrudecida de nombre bloqueo.

Entonces, la cultura debe emerger como ese escudo de la nación, como un arma potente para hacer frente a todo tipo de ataque, y todo aquello que pueda enriquecerla, fortalecerla, indiscutiblemente hay que sumarlo a esta lucha constante.

Si de cubanía, cultura, y «caballero de honor y prestigio» entre los rones ligeros estamos hablando, tenemos que recalar en Havana Club. Y si desandamos las calles de nuestra Habana, de nuestra vieja Habana, creo y recomiendo, usted debería realizar una parada obligatoria en el Museo del Ron, que precisamente este jueves 31 de marzo cumplió 22 años de inaugurado.

Experiencia, un sorbo placentero, campanadas de convite

Imagine que el sol abrasador de un día X, nuestro clima es veraniego por excelencia, se halla alimentando su intelecto con una clase práctica de historia en el corazón de la Vieja Habana, que su cuerpo, luego de dialogar a cada paso con calles adoquinadas, llenas de historias, entre aldabas corroídas por el óxido, puertas colosales e imponentes mansiones coloniales, se topa con la enclavada en la Avenida del Puerto (antigua Calle San Pedro), esquina Sol. Allí, con un magnetismo sui géneris lo atrapará la antigua residencia del Obispo de Espada, cuyo arquitectónico estilo ecléctico la distingue desde que se edificara hacia el año 1772.

Entonces no se lo piense dos veces y regálese 45 minutos de sombra, pasajes que quizás no conozca, historia de Cuba ligada al origen de nuestro principal ron ligero. Máxime si este pedazo de su tiempo lo entregará con la complicidad de un buen cóctel, un shot de 7 años, o selección de maestros, y la posibilidad de maridar estos líquidos benditos con un buen tabaco, otro trozo de cubanía indiscutible.

Así lo sorprende una réplica de la Giraldilla, símbolo de la marca HaVana Club, en la entrada del inmueble, como si se antojara una dama de compañía irremplazable. Así subirá los escalones de piedra que ha sobrevivido al paso de centurias, se colocará al pie de las escaleras, lanzará una primera mirada de 360 grados y tendrá su bitácora de expectativas al límite… justo bajo ese pictograma lo sorprenderán las campanadas.

Sí, un llamado de atención como el ¡Silencioooo! estremecedor de la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña previo a las 9 de la noche. Sí, la hora del cañonazo, otra pieza identitaria y que religiosamente a diario se ha repetido contra viento y marea durante centurias.

De vuelta al Museo del Ron, campanadas que marcan el inicio de un viaje, que le permitirán irse adentrando en la historia del más icónico de nuestros rones, en una de sus moradas, como también lo son la Ronera de Santa Cruz del Norte y la fábrica de San José de las Lajas, laboratorios donde mezclas, añejamiento, saberes, barricas y cuidado minucioso se imbrican para ver germinar los distintos productos de la gama de Havana Club.

Un viaje que puede ser emprendido en cinco idiomas (inglés, alemán, español, italiano y francés), porque ese es el alcance de nuestro ron y su filosofía de encantamiento: universal, como el fútbol. Una vez en la segunda planta le abre los brazos un viaje por la historia del ron ligero cubano, cómo Cristóbal Colón en su segundo viaje a la isla introdujo la caña de azúcar y cómo los marineros bebían tafia, una especie de destilado muy primitivo, precursor del aguardiente, que precisamente es la base de nuestros rones.

Pero para quedarse impregnado de la historia, frotar sus manos con ese aroma característico que desprende el aguardiente, dejarse llevar por él como si de brújula sensorial se tratase, hay que también recrear la vida en un ingenio, donde se produce el azúcar, y también, la melaza, materia prima primaria para la fabricación del ron.

Así, entre tachos gigantescos y trapiches de madera imponentes, trabajados a mano inicialmente y con tracción animal luego llegamos al ingenio. O a una representación maquetada de este, con el tren transportando caña en un periplo singular, del corte a las máquinas devoradoras, el guarapo, las luces, voces y todo elemento que compone esa musicalidad llena de vida, que durante años de años constituyó el latir de muchas comunidades de nuestra isla, y que aún hoy lo sigue siendo, aunque en menor medida.

La complicidad de las luces, las barricas gigantescas, el aguardiente con su espíritu en toda la habitación… toca el turno de hablar de procesos, destilado, fermentación, añejamiento… néctar embotellado y listo para degustar. Así transcurre el tiempo, los 45 minutos llegan a su ocaso, pero en ese epílogo escogimos el verbo perfecto: degustar.

Y parafraseando un popular tema de salsa, como todo lo que sube tiene que caer, con los pies en la tierra, las manos sobre una barra de madera preciosa, unos espejos que se encargarán de que usted eternice en el plano de las sensaciones su “shot” de 7 Años o Selección de Maestro, déjese llevar por el placer de beber Havana Club, desde la entrada a su boca, transitando por el olfato y el paladar, en ese recorrido singularmente exquisito que le permita a su retrogusto mandarle un mensaje al cerebro simplemente pidiendo más… Dele más, un poco más de placer mezclado con consumo responsable.

Y dele también la posibilidad de llevarse un pedazo de cultura y cubanía embotellado a su casa, para contrarrestar las gélidas temperaturas invernales, para refrescar su memoria cuando quiera revisitar los pasajes más agradables de esta isla que siempre lo recibirá con los brazos abiertos, la sonrisa y cordialidad de su gente, sus vetustas calles adoquinadas llenas de historia y… su buen Havana Club que prácticamente hará de su retorno una promesa.

Desde su umbral, el inmueble invita a ser explorado.
El patio se antoja un espacio excelente para maridar ron y habanos cubanos, así como para compartir en un ambiente de relajación.
Historia contada de primera mano, como si nos adentrásemos en un ingenio.
Las mieles de cada uno de los pasos en el proceso de fabricación del ron ligero cubano al alcance de su recorrido.
La degustación de Havana Club en la barra, colofón de su recorrido.

Comentarios

Que falta de respeto el cubano que trabaja y pena por la supervivencia no puede tomar Habana Club.
fcanals53@email.com
La falta de respeto es que el Congreso de los Estados Unidos,otorgue 20 millones anuales,para pagarle los trabajos sucios pro-desestabilizacion en Cuba y que lo unico que pueden obtener a cambio es a un "Felipe",tercerizado.
Que mediocridad de comentario,que no nos sirve ni para contraargumentarlo,de tan insustancial y cobarde de por su poco alcance y carencia de fundamentacion. Nos decepcionan los odiadores reconvertidos en "Guerreros a Distancia" con "el Plata y Visa" como divisa. Los cubanos y cubanas que amamos y defendemos a Cuba con argumentos y factualidad,nos sentimos decepcionados por la poca talla y envergadura de nuestros oponentes ideologicos y sus intermitentes ciclos de euforias seguidas a pie juntillas por frustraciones de no poder arrodillarnos Y Por su incapacidad de comprender nuestra conviccion,que mas alla' de ideologias,no permitira' que Cuba sea "pisoteada" de manera impune por los mercenarios,que le allanan el trabajo mental,a nuestro verdadero enemigo,el Imperialismo manipulador secular.
Felipe,si eso es lo mas "profundo" que ud puede proferir como manera de intento de criticarnos,compruebo que con adversarios como ustedes,la Revolucion,tiene para largo y la batalla de ideas,se convierte en una "escaramuza",de odiadores contra cubanos que amamos y defendemos a nuestra tierra,sin necesidad de ser etiquetados de nada mas,que ,seres humanos con nocion de lealtad a nuestra Patria,A Nuestros Ancestros y a los Conceptos de todo hombre o mujer,con un sistema de valores "derecho",aunque nos confesamos de izquierda.
Cuanta nostalgia de mis viajes de vacaciones a Cuba,al igual que con el excelente Ron Cubano y sobre todo sus cocteles,a los cuales,"me volvi adicta" como mismo,a viajar cada invierno al pais del Caribe que segun yo es el mas rico culturalmente ,siendo a la vez el mas apacible y facil de sentirse en seguridad,a calquier hora en cualquier region de la Isla,nada que ver con el sigilo con el que camino las calles de Chicago o de mi natal Oaxaca. Saludos al pueblo hermano cubano,de una mexicana,transplantada a los Estados Unidos,pero que en otra vida debio' ser cubana.

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