Pensamos demasiado lento en un mundo a alta velocidad
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El pensador de Rodin. Foto: tomada de josemariamarco.com
Los resultados de una investigación del Instituto de Tecnología de California dados a conocer en diciembre último por la revista Neuron, revelan que los humanos pensamos a una velocidad bien lenta: a solo 10 bits por segundo.
Aunque los sistemas sensoriales recopilan datos a una velocidad de miles de millones de bits por segundo (10 bits/s.∼109bits/s), resulta ser que la capacidad del cerebro para procesar ese caudal de información es muy restringida y condiciona la capacidad humana de interactuar con el mundo a pesar de contar con 85.000 millones de neuronas, cada una capaz de transmitir información a velocidades muy superiores a esa.
Foto ilustrativa: tomada de infobae.com
Pero el cerebro filtra y comprime toda esa avalancha de datos y la reduce de manera sustancial hasta solo la cantidad de 10 bits por segundo, que es lo que puede manejar.
Aun cuando tal capacidad se aprecia muy limitada, el estudio afirma que así resulta esencial para sobrevivir ya que posibilita al cerebro concentrarse en lo más importante de su entorno, desestimando lo irrelevante, y de esa forma puede adoptar decisiones rápidas en situaciones críticas.
Homologando tal proceder con el funcionamiento de una cámara fotográfica tradicional, sería algo así como cerrar la abertura del diafragma para reducir la entrada de luz.
Según el estudio, esta compresión, aunque limitada, es esencial para la supervivencia. Permite al cerebro centrarse en los aspectos más relevantes del entorno inmediato y desestimar lo que no es prioritario.
Aseguran que dicha limitación posibilitó a los humanos proyectarse en un mundo complejo sin desorientarse por la sobrecarga de información.
De hecho, el equipo de investigadores considera que la explicación a esta supuesta baja capacidad está en la forma en que evolucionamos ya que los primeros animales en contar con sistema nervioso usaban su cerebro para dos tareas sencillas: buscar alimento y huir de depredadores.
Imagen ilustrativa: Getty Images
Y la escasa velocidad del cerebro para procesar información implica en el presente, entre muchos ejemplos, la incapacidad de realmente simultanear tareas o pensamientos, y aun el solo hecho de alternar actividades genera estrés y disminución del rendimiento.
Esa “baja velocidad” al procesar información también impacta en las relaciones sociales porque el procesar señales complejas como el lenguaje no verbal, puede conllevar a malentendidos o retardos en la comunicación, todo lo cual también puede convertir en estresantes ciertas conversaciones y relaciones, sobre todo cuando las sutilezas median.
Además, esa lentitud de nuestro cerebro plantea también interesantes limitaciones, sobre todo si se tiene en cuenta la velocidad de vértigo a que hoy avanza la tecnología, creada precisamente por los humanos.
Imagen: tomada de 20minutos.es
Y resulta tan significativa esa paradoja que el Premio Nobel de Física de este año, el profesor Geoffrey Hinton, también hace muy poco, el pasado 28 de diciembre, advirtió sobre cómo la inteligencia artificial (IA) podría acabar con la raza humana en las próximas dos décadas.
Sentenció categórico Hinton en entrevista concedida a The Telegraph: "Nunca antes hemos tenido que lidiar con cosas más inteligentes que nosotros mismos. ¿Y cuántos ejemplos conoces de un ser más inteligente controlado por un ser menos inteligente? Hay muy pocos ejemplos".
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