Pedreguera: dominó el aire, ahora juez...

Pedreguera: dominó el aire, ahora juez...
Fecha de publicación: 
26 Octubre 2020
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Se enamoró de los saltos ornamentales con apenas ocho años. Y aunque utilizó la natación como puerta de entrada al clavados, en solo dos meses ganó su primera medalla... Foto: Roberto Morejón

Disfrutar una competencia de clavados junto a Rolando Ruiz Pedreguera es todo un lujo. Para alguien menos experto implica descubrir detalles ocultos a simple vista. Su mirada no solo tiene la perspectiva del exatleta, sino también la del entrenador y prestigioso juez internacional.

Todas esas aristas confluyen en un hombre que dirigió la comisión nacional de este deporte durante 20 años; que vive con orgullo haber sido el mejor clavadista cubano en la década de 1970 y principios de la siguiente; y que ha evaluado a atletas en cinco juegos olímpicos y 10 campeonatos mundiales.

Pedreguera, como todos le conocen, se enamoró de los saltos ornamentales con apenas ocho años. Y aunque utilizó la natación como puerta de entrada al clavados, solo necesitó dos meses para ganar su primera medalla en juegos escolares nacionales.

«Eso me hizo comprender que era mi destino», asegura a los 62 años de edad, convencido de que eligió la ruta correcta.

Pelotero frustrado, bailador y siempre dispuesto a reuniones con amigos, tuvo en su padre al primer y mayor fanático, y la suerte de contar con el entrenador Francisco Ferrer (fallecido), quien le enseñó lo necesario para alcanzar sus sueños.

Dotado del control muscular que le permitía ejecutar precisos movimientos en el aire, y de una saltabilidad envidiable, logró desde el trampolín de tres metros las medallas de plata en los juegos mundiales universitarios de Sofía 1977 y México 1979.

En citas regionales coincidió con uno de los grandes exponentes de su deporte, el mexicano Carlos Girón, ganador en juegos panamericanos y centroamericanos y del Caribe, a quien siempre escoltó en el podio de premiaciones.

Las lesiones se convirtieron en su trago más amargo y repetido, con secuelas que le acompañan hasta la actualidad, tanto tiempo después de mirar de modo diferente hacia el tanque de saltos.

Los Juegos Olímpicos de Moscú 1980 quedaron como la peor experiencia, pues una lesión le arrebató el sueño del podio. A contar esa historia también accedió en esta conversación con JIT, lograda a través del teléfono y el correo electrónico, a tono con los tiempos de pandemia de la COVID-19 en que vivimos.

¿Por qué pasó de la natación al clavados?

Entré en la Escuela Marcelo Salado en natación, pero los clavadistas practicaban en la misma piscina. Apenas comenzaban sus entrenamientos yo quedaba embobecido con lo que hacían… A mi entrenadora no le quedó otra que hablar con el profesor Rubén Valdés y dos meses antes de terminar el curso me cambié. Hice la preparación, participé en los juegos escolares y gané mi primera medalla de oro.

¿Fue la señal que esperaba?

Entendí que sí y decidí que quería aquello para mi vida.

¿Cuáles eran sus fortalezas y cualidades físicas?

Tenía muy buena figura y un natural control muscular en el aire, pero mi principal cualidad, la que me distinguía, era la saltabilidad. Llegué a ser el clavadista de mi época que más alto hacía los saltos, y con facilidad.

¿Plataforma o trampolín?

Mis mejores resultados ocurrieron en el trampolín, pese a ser más difícil, ya que necesitas mucha coordinación para ejecutar los saltos en un espacio menor que el disponible desde la plataforma de 10 metros.

En esta última parte además de una superficie sólida, y si algo sale mal en el aire tienes tiempo para "arreglarlo”. Pero prefería el trampolín, hay que desarrollar mejor técnica. Obtuve los principales resultados en esa especialidad.

¿Lo más difícil para un deportista de alto rendimiento?

La preparación requiere sacrificio y entrega total, exige muchos años de constancia para lograr los objetivos. Dejas de disfrutar cosas por dedicarte a lo que elegiste, a buscar la meta.

¿Siempre se compensa el esfuerzo?

Solo cuando logras los objetivos y gozas la medalla te sientes recompensado.

¿El resultado que más disfrutó?

La plata en los Juegos Mundiales Universitarios de Sofía 1977. Fue mi primer gran logro, el que me insertó en la élite mundial.

¿Lo que más sufrió?

La lesión con que arribé a los Juegos Olímpicos de Moscú 1980. Estaba en una forma envidiable, con posibilidades reales de convertirme en campeón olímpico, pero me lastimé días antes y tuvieron que infiltrarme la rodilla. Competí así en semifinales… No lo olvidaré nunca.

Las lesiones fueron una constante en su carrera… ¿Por qué?

Era vago para calentar, hacía algo de estiramientos y ya. Igual me escapaba bastante a jugar pelota, mi gran pasión. Soy un pelotero frustrado. Por eso a veces me lesionaba las rodillas y los hombros.

El peor miedo de un clavadista…

Ejecutar un salto complejo por primera vez. Eso implica una gran dosis de inseguridad que todos vivimos. La clave radica en vencerla.

Fue entrenador, aunque por poco tiempo. También directivo y un juez internacional muy respetado. ¿Qué disfruta más de todo eso?

En mi carrera de más de 54 años dentro del clavados lo he disfrutado y sufrido todo. He pasado casi toda mi vida en este deporte. La experiencia como entrenador ocurrió prácticamente en México, y me siento satisfecho con los resultados. Fue una escuela porque aprendí a trabajar con las categorías pequeñas.

Ser directivo es difícil, sobre todo cuando asumes durante tanto tiempo. Como juez acumulo más de 22 años y sí, he ganado mucho prestigio internacional. De todo eso prefiero la labor de juez, en la cual estoy más realizado.

¿Complicado despojarse de sentimientos para fungir como árbitro?

No es fácil, pero debe conseguirse entre las primeras cosas. No dejarse influir y actuar imparcialmente, eso te hace mejor persona y profesional.

Hablando de mejores… ¿A quién elige como el más prominente clavadista de todos los tiempos?

La china Guo Jingjing (seis medallas olímpicas y ocho mundiales) ha sido la ganadora más consistente que he conocido. Los chinos son los mejores en sentido general, como equipo. Luego hay individualidades en varios países, pero ellos tienen la potencialidad de triunfar en los eventos a que asisten.

¿En Cuba a quién escogería?

No hay dudas, el más completo ha sido José Antonio Guerra. Lo tenía todo para lograr los resultados de su carrera.

¿Qué han significado para su exitosa trayectoria Yasym y las —ya no tanto— niñas?

Yasym mi soporte y apoyo… Mis hijas la inspiración para todo.

Si pudiera escoger de nuevo… ¿Practicaría el clavados?

Sin duda alguna. Se corresponde con mi forma de ser desde niño. Repetiría la experiencia.

 

 

 

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