Mirar al mañana desde la robótica educativa

Mirar al mañana desde la robótica educativa
Fecha de publicación: 
16 Abril 2022
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Foto: Cortesía Joven Club

Alejandro Betancourt se adelanta a sus compañeros y toma la palabra. Nombra cada una de las funciones del robot que programó con la ayuda de sus "profes" y cuenta, con la autoridad digna de uno de ellos, la importancia del curso que recibe los fines de semana en el Palacio Central de la Computación.

Con nueve años, Alejandro es uno de los niños que asisten a los talleres que ofrecen los Joven Club de Computación y Electrónica sobre robótica educativa, proyecto que inició en ese emblemático centro de La Habana y se extiende a las restantes provincias.

Desde 2020, esas instituciones se adentran en esa disciplina que busca incrementar las capacidades de aprendizaje y habilidades prácticas en los alumnos de diferentes niveles de enseñanza, dijo Pablo Julio Pla Feria, director general de ese organismo, a la Agencia Cubana de Noticias.

Ya desde tres años antes un grupo de profesores y estudiantes de la Universidad Tecnológica de La Habana (Cujae) brindaba a los más pequeños de casa los primeros talleres sobre la materia, idea que ahora tiene oportunidad de ser generalizada por la participación de Joven Club en cada punto de la geografía nacional.

La consolidación del proyecto

Para el también ingeniero, la robótica es una forma de desarrollar capacidades desde edades tempranas en aras de hacer frente al futuro que se avecina, donde la automatización y la informatización de la mayoría de los procesos será una realidad.

El director general de Joven Club considera que quienes generen competencias en torno a la disciplina alcanzarán rápidamente interés por las nuevas tecnologías, y a medida que avancen en los diferentes niveles educativos, despertarán su vocación por carreras afines, ingenierías o de ciencias.

Al decir de Pla Feria no pocos han sido los retos en el camino de instruir sobre cuestiones básicas relacionadas con la robótica.

"El proyecto inició en medio de la pandemia, ello hizo que el trabajo se modificara, nos vimos obligados a capacitar a los instructores por medio de la plataforma CurSAD y a través de videoconferencias, y el contacto con los niños fue mucho menor", precisó.

Pero las adversidades no detuvieron el propósito

“En los dos años pasados se realizaron talleres online, además del primer concurso virtual, donde más de 30 niños de distintas regiones presentaron trabajos de alto valor, teniendo en cuenta el distanciamiento físico y las limitaciones tecnológicas”, significó.

Asegurar la preparación de los profesores ha sido determinante desde que la institución conocida como la "computadora de la familia cubana" asumió la tarea.

Esta propia fuente autorizada destacó la alianza con el Grupo de Robótica de la Cujae para elevar el conocimiento de los instructores, en una disciplina muy cambiante, como las tecnologías disruptivas.

De la teoría a la práctica

Recientemente, Joven Club recibió kits de robótica (serie de módulos electrónicos que incluyen la placa base programable y sensores) a través de un plan de participación de la Unesco, que permitió a cada cabecera provincial, a la par del Palacio Central de la Computación, tener un laboratorio para la capacitación a las nuevas generaciones.

Odalys de la Nuez, jefa del equipo de instructores de ese sitio ubicado en Centro Habana, refirió a la ACN que dicho donativo refuerza la enseñanza, que hasta el momento era casi por completo teórica, debido al alto costo de los equipos.

“El Palacio Central de la Computación efectúa talleres para niños entre seis y 13 años, que, en su primer módulo, promueven el aprendizaje de los conceptos básicos y los componentes de un robot”, recalcó Rolando Moitt Graham, profesor del centro y quien también capacita a instructores en otras regiones.

“Después de la parte teórica, se les imparte scratch, programación sencilla en bloque, con la cual los alumnos ganan habilidades con los dispositivos electrónicos y aprenden programación básica”, agregó a la ACN el máster en ciencias.

Como parte de la estructura práctica de los cursos se propicia el contacto y juego de los infantes con mbots, sencillos robots educativos, que permite trabajar fácilmente con componentes como sensor de luz y bombillos LED.

La enseñanza también llega a estudiantes con trastornos y necesidades educativas especiales, a los cuales se les brinda atención diferenciada y se les integra con los niños más avanzados de cada clase.

Para la jefa del equipo de instructores, fundadora a su vez del Palacio Central de la Computación, el proyecto es una oportunidad que refuerza el desarrollo de habilidades y la creatividad en pequeños con esas condiciones.

Cuba busca introducir de manera gradual elementos de automática y robótica en los diferentes niveles de enseñanza, tomando como experiencias las buenas prácticas de otras naciones, especialmente, en América Latina.

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