La pobreza no es un fracaso personal, sino sistémico
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Foto: tomada de oxfamintermon.org
Los niveles de pobreza han quedado estancados en el mundo, como un agua oscura e inmóvil, que amenaza y avergüenza a la vez.
La reducción de esta pobreza mundial, que en algún momento llevaba un ritmo algo esperanzador, se ha paralizado casi por completo, y las perspectivas son sombrías, auguran que el decenio 2020-30 resultará una década perdida.
Y es que hoy, Día Internacional para la erradicación de la pobreza -proclamado por la ONU desde 1993-, el 8,5 % de la población mundial vive en la pobreza extrema, con menos de 2,15 dólares por persona al día, según el Informe sobre la Pobreza, la prosperidad y el planeta 2024.
Es lamentable que aún cuando existan efemérides como esta, para recordar cuánto más puede y debe hacerse, si el accionar se mantiene como hasta ahora, harán falta muchas decenas de años para erradicar la pobreza extrema y más de un siglo para lograr que la población supere el nivel no ya de 2,15 dólares diarios, sino de 6,85 al día, una norma algo más “ambiciosa” aunque igual lamentable.

Imagen: tomada de openknowledge.worldbank.org
Con sobradas razones, el secretario general de la ONU, António Guterres, en su mensaje por este Día Internacional, recuerda cómo con demasiada frecuencia se culpa a las personas que viven en la pobreza de tal situación, se las estigmatiza, e incluso, se trata de invisibilizarlas.
“Sin embargo, la pobreza no es un fracaso personal; es un fracaso sistémico, una denegación de la dignidad y los derechos humanos”, sentencia.
A propósito de la fecha, Guterres exhorta a poner fin al maltrato social e institucional de las personas que viven en la pobreza y a cumplir la promesa de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de erradicar la pobreza en todas sus formas y en todo el mundo.

Guterres se dirige a la reunión de alto nivel de la Asamblea General sobre la erradicación de la pobreza. Foto: Loey Felipe / ONU
Para ello, agrega, se necesitan políticas que no dejen a nadie atrás: asistencia sanitaria y vivienda asequibles; trabajos decentes y salarios justos; protección social universal; seguridad alimentaria; educación de calidad; y un financiamiento adecuado para los países y las comunidades.
Guterres se refiere a “la pobreza en todas sus formas” porque esta va más allá de la falta de ingresos y recursos para garantizar la vida.
Entre las manifestaciones de la pobreza se inscribe el hambre, la malnutrición, la falta de una vivienda decorosa y de acceso a otros servicios básicos como la educación o la salud.

Foto: tomada de datosmacro.expansion.com
Es esa precisamente la realidad en que ahora mismo intentan subsistir cerca de 700 millones de personas que viven en extrema pobreza en todo el mundo.
Dos tercios de esa muchedumbre que sufre vive en África subsahariana, mientras que las tres cuartas partes de ese total incluye a todos los países afectados por conflictos y fragilidad, según término de la ONU.
En 2024, la riqueza conjunta de los milmillonarios creció tres veces más rápido que en 2023. En cambio, el número de aquellos que viven en la pobreza apenas ha variado desde 1990.
Paradójicamente, la mayor parte de la riqueza de tales milmillonarios —el 60%— es heredada, resultado de la corrupción y del vínculo con el poder de los monopolios.

Realización: CubaSí
Existe una desigualdad económica extrema y galopante que se agudizó con la pandemia mundial de la COVID-19, considerada el golpe más fuerte en la lucha contra la pobreza.
Tanto fue así, que en 2020 había 71 millones más de personas viviendo en la pobreza extrema que el año anterior. La pandemia ocasionó el mayor retroceso en la reducción de la pobreza mundial acontecido en décadas.
América Latina y el Caribe: incertidumbre multiplicada
En el Informe Regional sobre Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe 2025 presentado por el PNUD con el título «Bajo presión» se recoge que esta región ha registrado avances en cuanto a la reducción de la pobreza.
Sin embargo, como el mismo nombre del documento indica, hoy esta área geográfica anda signada por la incertidumbre, que ya no es la excepción, sino nueva normalidad, afirma el texto citado.
A la desigualdad social, las inequidades en el acceso a las tecnologías y los resultados científicos, se suman ciclones, huracanas y otros «látigos» asociados al clima y sus cambios.
Los fenómenos meteorológicos extremos en el área se han más que duplicado en las últimas décadas. En el Caribe, el promedio anual aumentó de 5,2 eventos en el período 1963-1999 a 10,7 eventos en el período 2000-2023.
Y no por ser mencionada entre las últimas entraña menos perjuicios la ambición geopolítica del gobierno más poderoso del mundo, cuyas fuerzas bélicas manchan hoy con su injerencista presencia el mar Caribe y amenazan a la nación venezolana.

Foto: tomada de lanacion.com.ar
Ello, por no hablar de sus presiones económicas, bloqueos como el impuesto a Cuba, así como otras estratagemas y presiones que pesan sobre los intentos de desarrollo latinoamericanos y caribeños.
En contraste con tanto freno y boicot, América Latina y el Caribe (ALC) cuentan con potencial para alcanzar un desarrollo sostenible.

Imagen: tomada del sitio oficial del PNUD. Fuente: LAC Equity Lab del Banco Mundial (actualización de octubre de 2024)
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) refiere en su Informe Regional Sobre Desarrollo Humano 2025 que si bien la incertidumbre ha aumentado a nivel global, a principios de este año alcanzó niveles especialmente pronunciados en Latinoamérica y el Caribe, «al situarse casi un 50% por encima de la media mundial y superar en más del doble el nivel registrado en la propia región en 1990».
Acota que los riesgos tradicionales son cada vez más frecuentes e intensos y están surgiendo nuevas amenazas.
Además de las descritas en este texto, el PNUD hace mención a la violencia y al crimen organizado que ha ido creciendo en algunas geografías del área. «Casi la mitad de los homicidios en la región tienen relación con organizaciones criminales y pandillas».

Realización: CubaSí
De los mayores retos del mundo
El Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza fue proclamado por la ONU en 1992, pero la primera vez que se celebró fue en 1987, en París, cuando más de 100 000 personas se reunieron en la Plaza del Trocadero para manifestarse a favor de los Derechos Humanos y la libertad en honor a las víctimas de la pobreza, el hambre, la violencia y el miedo.
Tantos años después, la pobreza en todas sus formas es el primero de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, y sigue siendo de los mayores retos globales a que se enfrenta este mundo, donde aún tantos carecen de las capacidades básicas para vivir con dignidad, mientras unos pocos ya no saben cómo entretenerse o perjudicar con sus miles de millones.












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