La moda del cuerpo

La moda del cuerpo
Fecha de publicación: 
29 Diciembre 2023
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Imagen tomada de https://www.diariosur.es

¿Por qué la delgadez es un ideal de belleza? A veces nos obsesiona la imagen, y vivimos en un mundo que presta demasiada atención a la apariencia, a la forma de nuestros cuerpos. Lo contrario no es lo correcto del todo, pero a lo que me refiero es que resulta muy difícil escapar, no sentirse fuera de lugar cuando en todas partes, en los medios de comunicación, en las revistas, en el cine o la televisión, casi no vemos personas como las que nos tropezamos en la calle o en el espejo.

Es como si existiera un universo paralelo y en él solo hubiera perfección, mientras en el nuestro, en el de carne y hueso, vemos curvas, estrías, celulitis, cinturas anchas, tallas XXL, y claro, la gordura no es salud, y no deberíamos incitarla, pero tampoco está bien ese culto al cuerpo que de manera enfermiza padecen más mujeres que hombres porque se comparan con modelos y celebridades, por ejemplo, e intentan tener un aspecto similar que, quizás, no es sano a fuerza de restricción.

El bombardeo es constante. Por un lado la publicidad de comida chatarra nos inunda las ganas de comer, por el otro nos venden la imagen de cuerpos flacos, casi esqueléticos como “lo normal”. Muchas veces no podemos evitar comparaciones. Y es que el mensaje directo o subliminal, lo tenemos ya instaurado, y nos hace sentirnos insatisfechos con nosotros mismos.

Las modelos son el vivo ejemplo. ¿Por qué tienen que ser tan delgadas al punto de verse huesudas? Es cierto que existe una tendencia que da espacio a las “gorditas”, incluso hay programas especiales que contemplan a las obesas. Sin embargo, esa no es la generalidad, la imagen que predomina es la de mujeres flacas porque durante años se ha construido así, como ícono de lo ideal.

La realidad va por otra parte. En el mundo existimos mujeres diversas, muchos tipos no repetidos. De hecho, antes la tendencia era destacar la silueta femenina, hacerla más curvilínea con el uso del corsé para afinar la cintura y darle protagonismo a caderas y busto; y anterior a eso, si nos fijamos en las trazas del arte desde la Edad Media y el Renacimiento, los cuerpos eran rollizos.

Fue aproximadamente comenzando el siglo XX cuando la escualidez tomó auge y se empezó a resaltar figuras estrechas, con curvas disminuidas. Primero se veía a mujeres muy flacas, pero saludables, ahora parecen eternas adolescentes. Y esto coincide con el comercio de ropas por tallas, más tarde con el descubrimiento de las calorías, la propagación del uso de la balanza como medida de control. ¿Cuál es el costo?

Poco a poco la mentalidad cambió y la delgadez se convirtió en estereotipo.

Muchas mujeres que han vivido de su apariencia han confesado que para ellas no fue un paseo sino un gran sacrificio, con limitaciones, exigencias y a veces prácticas poco beneficiosas por los ayunos prolongados, por la ingesta hipocalórica con respecto al gasto de energía, casi siempre satanizando ciertos alimentos y sus propios gustos por no ser “conveniente” para sus cuerpos, a veces rozando la paranoia y afectando su buen estado física y emocionalmente.

La anorexia es un mal repetido en esos entornos, también enfermedades y desórdenes alimenticios asociados a comportamientos autodestructivos como la bulimia nerviosa. Gastritis, úlceras, desequilibrio psicológico, depresión y vergüenza devenidos de la psicosis por el peso corporal, todo ello es común y afecta a gran cantidad de individuos.

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Imagen tomada de https://www.diariosur.es

Después de casi un siglo fomentando el mismo ideal de belleza como si pudiéramos emular una fábrica de muñecas, por demás, malsano, quizás ya es momento de replantearnos abrir el camino hacia la diversidad, aceptar que todos los cuerpos son válidos y fomentar con más fuerza aún una moda que se parezca a la gente y no que solo represente a mujeres flacuchas, que las hay de igual forma, pero no son las únicas.

¿Quién tiene la culpa de que la extrema delgadez sea el modelo de mujer que más se acepta como idóneo, aunque no sea el predominante en realidad? ¿Por qué los diseñadores y la industria exigen tanto a sus modelos, y nos ofrecen imágenes poco diversas y tan distantes de lo que somos? Noto falta de empatía. Sí, porque existen las personas que por genética son muy delgadas como las hay quienes tienen caras redondas, caderas anchas y una talla XL, aún siendo saludables. La presión es mayúscula para quienes no encajan.

No ha sido suficiente el esfuerzo de pequeños grupos de activistas de todo tipo y especialistas en áreas de la medicina, psicología, sociología, y medios de comunicación para cambiar esa norma, esa mentalidad. Y en las pasarelas seguimos viendo a muchachas que deben tener un muy bajo índice de masa corporal, tanto, que no puede ser natural sino forzado en algunos casos. Es lo que vemos y lo que muchas desean: parecerse a las mujeres de las revistas porque solo así serán aceptadas muy en su interior.

Debe ser muy difícil distinguir que queremos ser de una manera por nosotros mismos o porque así cumpliremos mejor con la etiqueta en la sociedad cuando el cuerpo humano siempre es bello y perfecto al mismo tiempo. Considero que siempre que nos encontremos sanos los kilogramos no deberían ser una obsesión, y necesitamos que las marcas de ropa incluyan con más fuerzas las tallas grandes, pues es un sector que existe y tiene que lidiar con la dificultad de encontrar propuestas y la incomodidad que sienten cuando se miran al espejo y se comparan, lo cual puede desencadenar problemas de autoestima.

Lo lamentable es que ese deseo de ser flacas, de tener cuerpos secos y reducidos a la mínima expresión, lo tienen las mujeres de todo tipo, incluso las de una constitución “normal”, y a veces ni siquiera llegan a una talla L. O sea, se trata de una inconformidad que ya abunda y es muy difícil de modificar.

Lo importante debería ser comer bien y estar atlético, practicar deporte por salud, por tonificar nuestro cuerpo, adquirir masa muscular, estar más fuertes, tener energía, y combatir la obesidad y un montón de achaques que en el gimnasio se moderan; y otro asunto distinto sería pretender mantener una talla XS aún con cuarenta años de edad, y por ello hacer hasta lo impensable con suplementos mágicos, poca comida, entrenamiento desmedido, hasta cirugía estética.

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