LA BIBLIOTECA: El maravilloso mago de Oz

No es casual que el Instituto Cubano del Libro haya promovido en las más recientes ediciones de su espacio «El libro del mes» obras concebidas para niños y jóvenes. Tiene que ver con una de las prioridades del Programa Nacional de Promoción de la Lectura, que se coordina desde la Biblioteca Nacional José Martí. Hay un caudal inmenso de novelas y cuentos, clásicos de la literatura universal, que pueden estimular la imaginación y la creatividad de niñas y niños, que pueden abrirles todo un mundo, más allá del que facilitan las películas e internet, el ámbito de las pantallas. Es el caso de El maravilloso mago de Oz, que lo más seguro es que sea más conocido por sus numerosas versiones cinematográficas, que por la novela escrita por el estadounidense Lyman Frank Baum, publicada en el ya lejano 1900.

La propuesta para este mes es una hermosa edición publicada por Gente Nueva, que está disponible en librerías y, de manera gratuita, en la página de descargas del portal Cubaliteraria (www.cubaliteraria.cu/descargas/). Es un libro hermosamente ilustrado con las imágenes del original, creadas por William Wallace Denslow.

Esta historia y sus personajes son célebres. Aunque no se haya leído el libro, es muy probable que usted haya sabido en algún momento de su vida de Dorothy, la niña que un ciclón transporta a un mundo maravilloso, la Tierra de Oz, que ha devenido, en definitiva, metáfora de lugar idílico... aunque lo que allí acontece está muy lejos de ser apacible.

Seguramente también habrá escuchado hablar del Hombre de Hojalata, que quiere un corazón; del Espantapájaros, que añora un cerebro; del león cobarde, las brujas malas y las brujas buenas... y de toda una legión de personajes singulares, que encarnan arquetipos muy diáfanos.

Obviamente, una cosa es la trama, con todas sus implicaciones y posibles niveles de lectura, y otra las reales motivaciones de un autor. Varios estudiosos han señalado, por ejemplo, que el famoso camino de ladrillos amarillos es una especie de falsa promesa del oro, en tiempos de conflictos financieros en los Estados Unidos. Pero eso es anecdótico. Lo que importa es la calidad de un cuerpo literario que encanta por la sencillez y la elegancia del planteamiento, su ritmo y la riqueza imaginativa que lo sustenta.

Y hay un sistema de valores que muy bien pudiera encontrar referentes en la lectura de esta obra. Las acciones de los personajes ofrecen lecciones de vida, sin tremendismos ni didactismos trasnochados, evitando moralejas machaconas o imágenes terroríficas.  

El maravilloso mago de Oz es un hito de la literatura estadounidense: fue una de las primeras veces que una historia de magia concebida para el público infantil se ambientaba en paisajes típicos de ese país, protagonizada por personajes de ese país. De hecho, El maravilloso mago de Oz ha devenido símbolo de la cultura estadounidense, independientemente de todas sus secuelas —buenas, regulares y francamente malas— en la llamada cultura de masas.

Conviene acercarse a la fuente, al original. Y esta edición es una oportunidad.