Jugarretas del tiempo… ¿y del espacio?
especiales

Acababa de ver la película Dieciocho otra vez, transmitida la tarde del sábado último, en la que se recreaban las vivencias de una joven atrapada en un bucle del tiempo, y me dispuse a leer las últimas noticias.
Al ver un titular, quise saber a qué hora había sido publicado, y lo copié en el buscador. Ahí estaba, casi idéntico, muy parecido, con las habituales pequeñas variaciones que hacen los medios digitales cuando reproducen una información.
Pero… en vez de la fecha 5 de agosto, que era la del sábado, decía 6 de agosto. ¡No! Revisé la fecha de la laptop, la del celular, miré el almanaque impreso… y aunque en esos lugares decía que era 5 de agosto, aquellos titulares venían acompañados por la fecha 6 de agosto.
Con un ligero temblorcito que empezaba a subirme por las rodillas, llamé a mi esposo para que me ayudara a aclarar aquella terrible situación, en la que ya me veía atrapada también en un sorpresivo y macabro bucle del tiempo.
Fue así hasta que la risa de mi marido, inclinado ante la pantalla mirando lo que yo le mostraba, me sacó del error:
—Mira bien, ahí dice 6 de agosto de 2022.
—Pero es que el titular es igual... no seguí leyendo hasta el final.
Y continué revisando noticias y otros materiales en Facebook hasta tropezar con uno de esos textos en letras grandes sobre fondo de color donde preguntaban si era verdad que en cierta tienda ya estaban a la venta las bicicletas eléctricas que cuestan 82 mil 288. 87 pesos.
Le respondieron «Se acabaron el mismo día», y alguien más agregó: «Cierto, y ya en algunos sitios y provincias las están revendiendo a 140 mil pesos».
Justo entonces caí en la cuenta: No, no había caído en un bucle del tiempo, sino en un agujero negro.












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