José Martí, ¿un símbolo de…? (II)

La semana anterior comenzamos esta serie de entrevistas, a modo reflexión, sobre las diferentes percepciones que en la actualidad se contraponen en torno a la figura de José Martí. En esta entrega, CubaSí comparte la segunda parte del diálogo con Lil María Pichs Hernández.

Licenciada en Relaciones Internacionales, esta destacada miembro del Movimiento Juvenil Martiano y especialista de la Oficina del Programa Martiano expone acerca de los empleos del ideario del Apóstol.

A tu modo de ver, ¿cuál podría ser el antídoto para mitigar las manipulaciones que en ocasiones aparecen, en redes sociales y otros escenarios, sobre el pensamiento de Martí?

Podríamos atacar las consecuencias leyéndolo más, usándolo más responsablemente, interesándonos más en los contextos de los que salen las frases y fotos que más se usan de él…

Pero si vamos a atender a las causas, el análisis debería ser más pausado. Hay una causa última: Martí es símbolo de Cuba y está ahí para ser utilizado por todo el mundo, sin importar el espectro político. Nunca se va a poder evitar. La legitimidad viene dada por la relación existente entre las personas y él. Los usos ilegítimos son aquellos que van directamente a desvirtuar los valores que defendió durante su vida. Depende de cómo uno conecta con él y lo que representa, incluso para cada generación.

 
Lil María Pichs es una joven estudiosa de la vida y obra del Apóstol.

Por ejemplo…

Hubo una generación en que estudiosos marxistas trataron de demostrar la identificación socialista de Martí a través del prisma soviético. Creo que se podría hablar de un socialismo martiano; sí hay puntos de convergencia entre el pensamiento de justicia social y sus bases en Martí y Karl Marx, y en otros socialistas de Europa y Estados Unidos. Pero no creo que el llamado socialismo real sea compatible con la idea martiana de república.

Todo tiene sus matices. Mi punto es: en el pasado hubo grupos de pensadores y hacedores de política para los cuales fue legítimo identificarlo con el socialismo afín al modelo soviético. En la actualidad, diríamos que fue una alianza forzada, un análisis que, de hecho, no fue sostenible; pero sigue siendo legítimo en cuanto nos ha permitido cuestionarnos esta relación forzada y buscar verdaderamente las esencias que conectan a Martí con el socialismo cubano, más allá de la experiencia soviética. Entonces, sí tiene un valor.

Es una conversación compleja, pero que tenemos que tener, pensando, sobre todo, en que, más allá de los adjetivos, la martianidad tiene que ser una condición del revolucionario cubano y nuestroamericano.

También es en ocasiones cuestionado por aspectos íntimos

Efectivamente. Está la línea de un Martí “mujeriego”. Si los que lo acusan de mujeriego leen los Versos Sencillos, lo acusarían con más fuerza, porque fue un hombre verdaderamente apasionado. Se cita a María Mantilla o La Niña de Guatemala, temas de su vida personal.

¿Cómo insertar coherentemente el ideario martiano en análisis del hoy?

El uso legítimo de las ideas martianas está relacionado con el entendimiento que hagamos de nuestra propia realidad. Otros usos nacen de la vagancia intelectual, la ignorancia o del acriticismo de tomar una frase de donde sea sin verificar.      

Es necesario hablar de la república que soñó para Cuba; de en qué medida Fidel fue capaz de llevarla a vías de hecho junto a los demás líderes revolucionarios que lo acompañaron. Ello contribuye a arrojar luz sobre lo que Martí verdaderamente escribió, sobre lo que fue su vida, sobre lo que fueron capaces de hacer él, sus contemporáneos y sus seguidores en generaciones posteriores.