Hielo: el recuerdo de Aureliano

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Hielo: el recuerdo de Aureliano
Fecha de publicación: 
5 Julio 2023
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Foto: tomada de elbotijo.es

«Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo».

Hoy no hace falta remitirse a una «tarde remota», como la descrita por García Márquez, para evocar el hielo. Tanto calor hace que con mucha frecuencia se piense en beber un líquido bien frío, en un vaso sudado donde tintineen los gélidos cuadritos.


Foto: Internet

Como en varias partes del mundo las altas temperaturas golpean con fuerza, incluyendo las olas de calor, se han disparado la demanda y también los precios del hielo, mientras esa producción eleva sus volúmenes, pero, en ocasiones, sin poder satisfacer los pedidos.

Es el caso de México, por ejemplo, donde la alta demanda ha superado la capacidad de producción de muchas empresas, generando escasez en el suministro. Además, las condiciones climáticas extremas, como las olas de calor prolongadas, han dificultado el proceso de fabricación y almacenamiento del hielo, lo que impacta en la disponibilidad y calidad del producto.


En Cancún la producción y consumo de hielo aumentó hasta en un 400 por ciento, informaron industrias del ramo.

Historia congelada

Usarlo, fabricarlo y comercializar el hielo son historias diferentes.

Porque si bien ya se consumían bebidas enfriadas con hielo en el Egipto del siglo XXIX a.C., no fue hasta mediados del siglo XIX que la humanidad vio producir y comercializar los primeros cubitos de hielo.
 
En realidad, los romanos ya iban a buscarlo a las montañas nevadas, transportándolo en grandes bloques sobre mulas de carga, cubiertas por sacos y pieles para evitar que se derritiera. Con trozos de hielo arrancados a las cumbres de los montes Vesubio y Etna enfriaron sus bebidas y alimentos los romanos más ricos.


Foto: tomada de abemus-incena.blogspot.com

Tanto trabajo daba conseguirlo y conservarlo, que era solo un lujo más de las élites de entonces. La nobleza de Mesopotamia y Grecia igual podría contarlo y hablar incluso de las llamadas «casas de hielo», allá por el 400 a.C., y también de los primeros usos médicos del hielo, que en el país heleno propuso Hipócrates y después Galeno.

Habrían de transcurrir milenios para que consumir bebidas enfriadas con hielo se fuera haciendo costumbre popular, y ya para el Renacimiento su uso estaba extendido.

Durante las nevadas acumulaban hielo en pozos y en una especie de almacenes subterráneos construidos con piedra o ladrillo cerámico, que usualmente se ubicaban en las laderas de los montes. 


Foto: tomada de  itv.es

Fue a mediados del siglo XIX que los cubitos de hielo empezaron a tintinear en los vasos del mundo gracias a la inventiva del norteamericano Frederic Tudor, quien, conocido como El Rey del Hielo, consiguió engrosar una respetable fortuna.


Foto: tomada de cubiplaya.com

No fueron pocos los contratiempos y burlas que hubo de enfrentar, pero, con perseverancia y casi tributando a la historia del marketing, fue convenciendo a los dueños de bares y restaurantes, y hasta a médicos que podían contar con el hielo en cubitos para auxiliar a los pacientes con fiebre.

Finalmente, sus empeños no se congelaron y el mercado Tudor Ice alcanzó a triunfar en Europa, Asia y Oceanía.


Foto: tomada de itv.es

Antes que iniciara el siglo XX ya el hielo se fabricaba con máquinas, y tiempo después fue haciéndose común que el refrigerador fuera el encargado de fabricar el hielo… aunque no para todos.


Foto: Getty Images

Pensando en hielo, mientras se derriten los glaciares 

Paradójicamente, mientras tantos calores hacen pensar en el hielo, este se derrite de manera alarmante en los glaciares.

A tal extremo llega el desastre, que el océano Ártico podría quedar sin una gota de hielo antes de 2050.

Así lo hizo saber la revista Nature Communications, donde se confirma que tan terrible fenómeno, con todas sus consecuencias, es debido al aumento de los gases de efecto invernadero inducidos por los humanos: dióxido de carbono (CO2), metano y óxido nitroso.

A la par, datos de la NASA indican que los casquetes polares se reducen en un 12,6% por década, en comparación con la extensión promedio que alcanzaban durante el período 1981-2010.


Foto: Frederique Olivier / AP

Pero el hielo marino no solo cubre menos área, sino que se comprueba hoy más delgado que nunca. Y en el caso de que se cumplieran los vaticinios y se perdiera todo el hielo del Ártico, el impacto sería desastroso.

Podría ocurrir un calentamiento radiactivo global equivalente a un millón de millones de toneladas de dióxido de carbono vertidas a la atmósfera y subiría el nivel del mar de manera amenazadora.

Son causas humanas las que derriten los hielos, y también las que generan estos calores extremos que hacen pensar en el hielo y desearlo. 


Foto: tomada de elagoradiario.com

Ojalá fuera con la misma intensidad con que se pensara y actuara por un mejor futuro para este planeta que se nos derrite entre las manos.


Foto: tomada de gaceta.unam.mx

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