EN GALERÍAS: Villalobos exclama ¡Eureka!
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Nelson Villalobos (Cumanayagua, 1956) presenta una llamativa exposición en la galería La Acacia. El título es una declaración de principios: Eureka. Se trata de remarcar un descubrimiento o la confirmación feliz de una idea. Y esa tesis, en el caso de este creador, se resume en un concepto reconocido en el panorama de las artes visuales en Cuba y más allá de las fronteras: el "villabolismo".
En las notas a la muestra, la curadora Teresa Toranzo recuerda que "en sus fundamentos, el villalobismo afirma que el artista ha de nutrirse de lo mejor del arte internacional, de las fuentes raigales y de la posmodernidad, al tiempo que incorpora la hegemonía del fragmento, la puesta a prueba del desasosiego, así como las combinatorias de formas, expresiones, ismos, culturas, conceptos y temas".
La muestra honra decididamente una corriente que se sustenta en la confluencia de diversas marcas culturales, proponiendo una simbiosis ejemplar. Las fronteras entre lo local y lo universal se desdibujan, propiciando un diálogo creativo entre símbolos, formas y colores.
La exhibición, como han hecho notar varios cronistas, es una verdadera celebración visual, en la que la fragmentación de las formas no significa ruptura, sino la posibilidad de concretar nuevas lecturas. Los colores intensos y las formas dinámicas se entrelazan, generando una atmósfera que parece en constante movimiento. Las piezas se articulan en una compleja estructura interna, que resalta la vocación simbólica.
Villalobos juega con iconografías que parecen reconocibles, pero que, al mismo tiempo, se resignifican. Es evidente una exploración en un lenguaje propio que, si bien está profundamente arraigado en la identidad personal y cultural, logra conectar con temas universales. Este diálogo entre lo íntimo y lo global refuerza la universalidad del villalobismo, que abarca tanto lo cotidiano como lo trascendental.
Esta es la crónica de un viaje permanente. Lo cubano, lo latinoamericano y lo global coexisten en un discurso enjundioso sobre la identidad contemporánea.
En Eureka Villalobos demuestra su versatilidad y su capacidad de adaptación a diferentes escalas sin perder coherencia.
Nelson Villalobos nunca se ha regodeado en sus hallazgos. La suya es la búsqueda continua. Su dominio del color y las formas, y su capacidad para fusionar lo personal con un acervo compartido hacen de esta exposición otra estación de su periplo. Pero hay mucho camino por recorrer. Y aquí se muestran potenciales derroteros.
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