Ellas en El rostro de los días

Ellas en El rostro de los días
Fecha de publicación: 
22 Agosto 2020
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A pocas horas de celebrarse el aniversario 60 de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), creada por la heroína Vilma Espín para agruparnos a todas en una organización que luchase por defender nuestros valores y derechos dentro de la sociedad, la novela El rostro de los días, transmitida actualmente por la Televisión Cubana, recrea un escenario donde varias mujeres se enfrentan a diversas problemáticas que persisten en la Cuba de hoy.

A partir de la línea dramática principal –la maternidad– en el audiovisual son abordadas otras situaciones que, lunes, miércoles y viernes, ponen a familias enteras frente a la pantalla chica de nuestros hogares: envejecimiento poblacional; maternidad y paternidad responsables; discriminaciones; embarazo en la adolescencia; la familia como núcleo fundamental de la sociedad y los valores que dentro de esta se van transmitiendo; violencia de género; la sexualidad en la tercera edad; la capacidad de la juventud para asumir con seriedad grandes responsabilidades; la infidelidad; la lealtad.

La telenovela,que tiene como principal escenario un Hogar materno donde se encuentran ingresadas gestantes con factores de riesgo, es, al decir de su directora general Nohemí Cartaya, «una obra que habla de la familia, del amor, la amistad a prueba de balas y la responsabilidad de traer a un nuevo ser humano al mundo. En todas esas tramas, mujeres y hombres se esfuerzan en crear familias, estar unidos y enfrentar las dificultades de la vida juntos, con la voluntad para continuar».

«Una característica de estas historias, escritas por Ángel Luis Martínez, en compañía de Serguey Svoboda, es la de mostrar mujeres fuertes, sin miedo a la vida, con sueños y esperanzas, con deseos de hacer de cada día una jornada mejor. No son superheroínas con poderes especiales, son heroínas con el poder del amor, con la fuerza que les permite levantarse cada vez que caen y seguir adelante», reconoce Cartaya.

«Teresa, Aurora, Sara, Grisel y Miriam, luchan por los sueños, los suyos y los del hogar creado. Amigos, hijos ajenos, los que están por nacer, los niños que diariamente aprenden algo nuevo, la vocación del magisterio, de la enfermería, la sabiduría de vida y la amistad duradera a prueba de mentiras y malos momentos, son su pan de cada día.

«Mariana, Betty, Yeney, Reina, Annia y Anabel, se enfrentan al dolor de las pérdidas, a la soledad, al deseo de ser madre, y se imponen a prejuicios. Mientras, Sheila y Lía tienen mucho por recorrer y sueños por cumplir, tanto amor por descubrir…

«Mercedes y su rencor al pasado, Irma y su miedo a la soledad, Irene y los espejismos del dinero. Ellas también tienen un mejor camino a escoger. Carmen, colmada de amor para dar, Hortensia y Danae y tantas otras mujeres que nos traen sus realidades y sueños para ser mejores, son los motores que impulsan el recorrido de esta entrega, que pretendió reflejar aristas de las vidas de las mujeres cubanas.

«Esas son historias para inspirar, para romper silencios, denunciar crímenes, volver a creer en el amor, la amistad, la fuerza de la madre, no importa si es de sangre o no. El rostro de los días nos dice, con palabras sencillas: Mujer, tuyo es el camino, tómalo sin temor. Nos hace cantar: Mírame, madre, y por tu amor no llores», insiste la directora de este dramatizado que, desde el pasado marzo, mantiene en vilo a un sinnúmero de cubanos.   

Actualmente, la trama más seguida por el público es la desgarradora historia de la adolescente Lía, una de las historias que aborda la violencia contra la mujer.  Esta muchacha es abusada doblemente por su padrastro, no solo en el plano sexual, sino también al sentirse obligada a guardar silencio frente a la madre, ciega ante las manipulaciones de su pareja.

Liliana Sosa, la novísima actriz que se desempeña conmovedoramente en el rol de la estudiante de secundaria básica, advierte que su personaje cuenta una triste realidad que no se puede pasar por alto, de ahí que «al ponerle al televidente esas situaciones que enfrento en El rostro de los días, se les muestra cómo pueden desarrollarse estas en ambientes familiares, se les acerca al contexto y así logramos sensibilizar, educar al público».

El espacio de la telenovela no debe ser solo para entretener. «Lía hace un llamado de atención y de alerta a los adolescentes que ven la novela y a sus familiares también», afirma Liliana Sosa, para quien la construcción de ese papel le fue fácil, pues el carácter de su personaje es afín con ella. Ha confesado que uno de sus mayores miedos es ser violada, eso, junto a las investigaciones acerca de varios casos, y concientizar que de verdad sucede, le «hacía entrar en un estado cargado de emociones».

Mariana, por su parte, es una joven médico que, enfrenta el hecho de haber sido adoptada tras el abandono de su madre biológica al nacer, la traición de su esposo, y el deseo no logrado de la maternidad, así como afronta la dirección del hogar materno, aboga por el avance profesional, según explica Roxana Broche, a cargo del personaje.

«Para lograr sus metas –a diferencia de Lía y a pesar de su edad– cuenta con el apoyo incondicional de los padres, o sea, no se está enfrentando sola a los múltiples conflictos que se le presentan durante el transcurso de la obra», pero no por ello son menores sus dilemas.

«Que papeles como estos en los cuales los jóvenes asuman grandes responsabilidades, estén reflejados en la televisión, es realmente necesario, para que los mayores les den espacio a las ideas frescas, a las nuevas maneras de ver y de accionar, que van a la par de cómo se mueve el mundo», subraya la actriz, graduada hace tan solo un año en el Instituto Superior de Arte (ISA).

«La juventud debe enraizarse con su país, su gente, con las personas que tiene alrededor, sentirse útil, formar parte al ciento por ciento de lo que se vive en su entorno. La experiencia tiene un peso extremadamente grande, pero los jóvenes poseen el instinto, un punto a su favor que los impulsa a batallar, sobre todo si aman su profesión, como Mariana», insiste Roxana Broche, cuyo personaje demostró competencia y capacidad para asumir la dirección del hogar materno y lidiar con lo que allí acontece.

Las historias de esta producción audiovisual «están representadas por actrices que se han sensibilizado y apoderado de sus personajes con pasión y entrega, los han representado al público con sinceridad y verdad sacadas de sus experiencias. Es un privilegio haber trabajado con tantas grandes actrices, algunas tan conocidas y cercanas, como parte de nuestras vidas, y otras, nuevas e igualmente grandes, sin miedo a los personajes tremendos y desgarradores, mujeres valientes que desnudan sus almas frente a la cámara», explica Nohemí Cartaya.

Pero, detrás de los rostros conocidos de esas mujeres, «también hay otras que cantan y dejan en nuestra memoria canciones inolvidables. ¡Hay tantas detrás de las cámaras!: la sonidista, la camarógrafa, profesiones tan poco usuales para las mujeres y cada vez más llenas de creadoras con ganas de decir, las que han asesorado a los más pequeños del elenco, las vestuaristas, otras que nos han guiado en el laberinto infinito de escenas y planos. Mujeres todas, mis compañeras en este largo camino de lograr que cada noche la magia de la novela cubana entre en sus casas y los acompañe, sobre todo ahora, en tiempos más difíciles y, sin embargo, llenos de amor y solidaridad. Todas ponemos nuestra vida y nuestro tiempo, por años, al servicio de cada obra», sostiene.

Ellas, las actrices, las que forman parte del equipo técnico, de producción, junto a otras profesionales, libran batallas en distintos campos, por eso el público agradece que, tres veces a la semana, ángulos de sus historias de vida se vean reflejados, e inviten a la reflexión desde uno de los espacios más vistos de nuestra programación televisiva.

 

 

 

 

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