El “Ogro” del ajedrez está de cumpleaños

El “Ogro” del ajedrez está de cumpleaños
Fecha de publicación: 
13 Abril 2020
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Admirado por su talento ajedrecístico y criticado por sus opiniones sobre muchos otros temas, no caben dudas de que el ruso Garry Kasparov tiene un lugar indiscutible en la historia del deporte mundial y motivos suficientes para celebrar hoy, con las limitaciones que imponen la pandemia de la COVID-19, su cumpleaños 57.

El “Ogro de Bakú” –apodo con el que pasó a la historia– es uno de esos hombres para los que no existen los términos medios. Cada reto que asumió estuvo siempre marcado por la constancia y sobre todo, por las ansias de ser el mejor, ya fuera dentro de los tableros, escribiendo alguno de sus libros o cuando decidió dedicarse a la política.

Hijo de padre judío ruso y madre armenia, nació el 13 de abril de 1965 en la capital azerbaiyana y registró no pocos récords, como su temprano ascenso a la élite: con 22 años se convirtió en 1985 en el campeón mundial más joven de la historia.

Mantuvo el título mundial hasta 1993, cuando su ruptura con la federación internacional le llevó a crear la Asociación de Ajedrecistas Profesionales y provocar una turbulenta época en la que el mundo de las 64 casillas anduvo patas arriba.

Kasparov lideró el ranking mundial desde 1986 hasta su retirada en el año 2005, un período aún intocable. Además, su nombre aparece como el primero que logró superar la barrera de los 2800 puntos Elo y consiguió 19 medallas en las ocho olimpiadas mundiales en las que jugó (cuatro por la Unión Soviética y cuatro por Rusia).

Es suyo el récord de más victorias consecutivas en torneos profesionales. Ocupó la primera plaza en solitario o compartida en 15 eventos al más alto nivel entre 1981 y 1990.

El conocido ucraniano Vassily Ivanchuk, otro genio del juego ciencia, le quebró la cadena cuando dominó el torneo de Linares en 1991, un certamen que durante aquellos años era, por mucho, el más fuerte del mundo, al punto de considerarse como un “mini” Mundial del juego ciencia.

Sin “pelos en la lengua” para opinar, convirtió a Florencio Campomanes (presidente de la Fide durante la década del 80) en su enemigo, tras aquella polémica suspensión del match contra Anatoly Karpov en 1984.

El propio Karpov yy el gobierno de la entonces Unión Soviética estuvieron siempre en el centro de sus ataques. Kasparov disfrutaba tanto creando polémicas, como cuando desarrollaba brillantes variantes sobre el tablero.

Dueño de un estilo de juego que reflejaba su carácter “agresivo”, su único objetivo fue siempre ganar. Para él no existían las variantes de rápidas simplificaciones de piezas, derrochaba energía, capacidad de concentración y sacó clara ventaja al ser quizás de los primeros en aprovechar las bondades informáticas en pos de su preparación.

Fue de los primeros en enfrentarse a las máquinas programadas para jugar ajedrez y su extensa obra literaria exhibe títulos como aquel polémico “Hijo del cambio” o los brillantes análisis de “Mis grandes predecesores”, parte de no pocos volúmenes dedicados a las aperturas y análisis de otras fases del juego.

Este lunes, en algún lugar de un planeta asediado por la COVID-19, Kasparov llegó a su cumpleaños 57, quizás en la soledad de un estudio o acompañado por su familia. Lo cierto es que lo podrá festejar con la satisfacción de que logró aquello con lo que siempre soñó: fue el mejor en lo que hizo y ganó la más trascendental de las partidas, la de pasar a la historia como uno de los grandes genios del ajedrez.

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