El «bólido» del Batey Favorito

El «bólido» del Batey Favorito
Fecha de publicación: 
4 Mayo 2020
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A golpe de mucho sacrificio el jardinero central de Matanzas, Eduardo Blanco Díaz, se ha ganado el cariño y la admiración de los seguidores del béisbol en Cuba.

Su disciplina y perseverancia son dos cualidades que definen a este atleta, que cuando tomó por primera vez un bate en sus manos a la edad de 5 años en el Batey Favorito, situado a cerca de 6 Km en el municipio Martí, soñaba ser como José “Pepito” Estrada.

Sus inicios se los agradece a su primo Yadir Mujica, quien ha sido uno de los mejores peloteros de la occidental provincia.

Él estaba en la EIDE Luis Augusto Turcios Lima y cuando venía de pase los fines de semana jugamos mucha “pelota” con los demás muchachos del barrio. En aquel entonces –hablo del año 1991- no había tanto auge con el fútbol y siempre quise ser pelotero, aunque entrené taekwondo y atletismo.

A pesar de poseer cualidades físicas envidiables, no es hasta la Serie Nacional 50, ya con 23 años que materializa su sueño de jugar en el certamen beisbolero más importante de Cuba.

Yo jugaba la provincial con mi municipio y estaba estudiando la Licenciatura en Cultura Física en la universidad de Matanzas Camilo Cienfuegos, cuando me llaman a la preselección por mi rendimiento en el evento. Al final no hago el equipo como jardinero y me proponen por la potencia en el brazo pasarme a lanzador. Aunque no quería ser pitcher, acepté el cambio y es cuando debuto en la Serie 50 al mando de Wilfredo Menéndez. Después participo en las campañas 52 y 53 con Víctor Mesa pero con pobres resultados debido a la mala mecánica que tenía, a pesar de que tiraba cómodamente más de 90 millas, jamás había lanzado en mi vida.

Dando muestras de su persistencia “Totó”, como lo llaman sus amigos, entregó la bola y volvió a coger un bate en sus manos.

Para la Serie 54 me dejan fuera de la preselección yumurina como lanzador. Vine para mi municipio, nunca me di por vencido y comencé a entrenar como bateador. Me dije que iba a demostrar que yo podía jugar a ese nivel como jardinero. Tuve una buena provincial, me llamaron a los entrenamientos y fui uno de los que mejor estuvo a la ofensiva y ¡al fin! cumplí mi meta de estar con los “Cocodrilos” como bateador.

El no haber pasado por la pirámide del alto rendimiento ha sido un “peso” que Eduardo Blanco ha cargado en sus 8 Series Nacionales.

El profesor Víctor Mesa me da la posibilidad de jugar en el jardín central debido a la lesión de Víctor Víctor en la campaña 55 y por mis resultados integro la preselección nacional.

Ese año el ídolo del Batey “Favorito”, quien cumplirá en el mes de diciembre 34 años, vivió el momento más amargo de su carrera, cuando se le cayó un fly en la postemporada que echó por tierra los buenos resultados que había tenido hasta el momento.

Fue en ese primer año en la semifinal ante Pinar del Río. En ese mismo partido le había realizado una gran jugada a Andy Sarduy con bases llenas y puse el juego a nuestro favor 2-0 con un imparable. Como en el sexto innig, Willian Saavedra da un batazo hacia la mano del guante, el aire lo detuvo y cuando corro hacia delante me coloco mal y se me cae la pelota. Al final perdimos el desafío y no pudimos pasar a la final. Fue muy triste, estuve como una semana sin salir de la casa, muchas personas la emprendieron conmigo, decían que era el principal culpable de la derrota. Hoy por hoy no logro sacar de mi mente esa situación.

¿Cuánto te ayudo jugar a las órdenes de Víctor Mesa?

Muchísimo. No era fácil para mí defender una posición en la que él fue un maestro. Es una persona muy exigente, siempre quería que las cosas salieran a la perfección. Me enseñó muchas cosas como a la hora de ubicarme, seguir la bola, correrle de la manera adecuada, no con los talones, sino con la punta de los spikes. A veces hacía una buena atrapada y el profe me decía, la cogiste pero técnicamente lo hicistes mal. Sin su ayuda, creo que hoy no había podido tener estos resultados.

Si te dieran la posibilidad de llamar a dos atletas para que te acompañen en los jardines ¿a quiénes escogerías?

Pondría a Ariel Sánchez en el jardín izquierdo y a Willian Luis en el derecho, tengo excelente comunicación con ambos, jugamos casi de memoria.

Tú mejor amigo dentro de los “Cocodrilos”.

Yoennis Yera, venimos juntos pasando trabajo desde chiquitos y lo quiero como un hermano.

Armando Ferrer...

Un ejemplo a seguir. Es como un padre para todos nosotros, nos ha dado toda la confianza. Este año el equipo pasó por momentos difíciles y él siempre logró que mantuviéramos la autoestima alta. Es un gran director.

¿Lo más difícil dentro del terreno?

Lograr tener paciencia en el home. Esto se debe en gran medida a que no estuve nunca en la EIDE, ni en la ESPA.

¿Qué cambió en el conjunto matancero para llegar a la corona?

Se consiguió desde los entrenamientos. Hubo más unidad dentro del equipo. Solo podían jugar nueve y los que se quedaban en el banco nos apoyaban en todo momento. Cuando se hacía un error no se criticaba al que lo cometía, le dábamos ánimo para que saliera de ese mal momento. Cuando estábamos perdiendo seguíamos luchando y empujábamos hasta el final. Se pudo ver que éramos como una familia y Ferrer tuvo mucho que ver en eso.

¿Qué ha cambiado en Eduardo Blanco después de convertirse en una persona querida y respetada en Matanzas?

Es lo más grande que me ha pasado. Siempre soñé ser campeón nacional con mi provincia. Aquí en mi municipio las personas me saludan, me agradecen. A la afición decirle que vamos por el segundo campeonato en la venidera Serie. Ya sabemos lo que es llegar a lo más alto del podio y no creo que sea imposible volver a ganar.

Metas...

Todo atleta sueña con lo máximo. Quisiera vestir el uniforme de las “cuatro letras”. Para eso trabajo y entreno cada día. He estado en un Tope vs Estados Unidos aquí en La Habana y en un torneo de Harlem en Holanda, pero nunca he tenido la dicha de llegar a la selección principal”.

Cuando la COVID-19 es la principal protagonista de nuestras vidas, el Guante de Oro de la 59 Serie Nacional, Eduardo Blanco, no ceja en el empeño de llegar al equipo Cuba.

Aquí en la casa hago batintín, bola bombeada, realizo muchos swing contra una goma, tengo unas pesas “rústicas” y hago físico con ellas para no perder la fuerza. Hago abdominales, corro velocidad y resistencia. Nunca es igual que cuando entrenamos en el estadio, pero es importante para no llegar a la preparación en cero.

Blanco tuvo en la temporada anterior su mejor año individual y colectivo de su vida. Promedió 306 a la ofensiva, 102 imparables en 333 veces al bate. Conectó 24 ex-trabases, 12 dobles, 5 triples y 7 cuadrangulares, con 61 carreras anotadas y 50 impulsadas. A la defensa cometió solo una pifia en los 88 choques en los que participó en la temporada regular, lo que le valió para ser el jardinero central más defensivo del país.

Uno de los jugadores más rápidos sobre las almohadillas del béisbol en Cuba y que además posee uno de los brazos más potentes del momento, les pide a todos que se cuiden para más temprano que tarde regresar a los estadios.

Mi mensaje es que se protejan, que se queden en casa. Hay que tener mucha responsabilidad, de nosotros depende la duración de esta pandemia. Los peloteros estamos en nuestros hogares, sin bajar la guardia para cuando todo esto pase volver a los terrenos.

 

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