El 2024 da revancha al boxeo cubano

El año 2023 no fue como se acostumbra para el boxeo cubano, con resultados por debajo de lo esperado en las dos principales competencias: los Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Salvador y los Panamericanos de Santiago.

Las cosas empezaron bien en el Campeonato Mundial de Tashkent, pero fueron de más a menos con las pobres cosechas de los eventos multideportivos, apenas dos títulos en El Salvador, y lo mismo en suelo chileno.

Sin embargo, a la vuelta de la esquina están los Juegos Olímpicos de París 2024, y será la oportunidad del desquite, en el mejor escenario posible, ese que le hizo ganarse a esta disciplina el nombre de Buque Insignia del deporte cubano.

Sin lugar a dudas, los monarcas continentales Julio César La Cruz y Arlen López serán nuestros referentes, pero todavía falta por conocer el resto de la escuadra, pues salvo ellos y Saidel Horta, nadie más tiene en el bolsillo el boleto a la Ciudad Luz.

Eso cambiará drásticamente en la primera semana de marzo, específicamente del 4 al 11 en Italia, pero todavía el colectivo técnico tiene tarea por delante para definir al enviado en las divisiones de 51, 63.5, 71 y más de 92 kilogramos.

La dos últimas parece que ya tienen nombre, porque las principales figuras están bastante por encima del resto, como son los casos de Jorge Cuéllar y Fernando Arzola, pero en las otras dos categorías hay dudas.

En 51 Erislán Romero y Alejandro Claro lucen bastante parejos, y entre los ligero welters ya es famosa la porfía entre los Álvarez: el tricampeón del orbe Lázaro y el vigente subcampeón mundial Erislandy.

Lastimosamente Erislán y el Príncipe afrontaron problemas de salud y no subieron al ring en la edición 60 del Torneo Nacional Playa Girón, pero seguro internamente se harán los topes necesarios, como ocurrió el pasado año. 

Romero y Claro es seguro que se jugarán el boleto así, porque ambos tienen prácticamente el mismo historial en el mundo de las 12 cuerdas, pero entre los  Álvarez hay un importante peso de experiencia en el primero, que inclinará la balanza a su favor si el más joven no tumba la puerta, como se dice.

Erislandy empezó muy bien el 2023 con su plata en Tashkent, pero fracasó en San Salvador, y Lazarito lució inmenso antes de la cita panamericana, pero allí también quedó fueras del podio.

Esto le abre un resquicio al novel cienfueguero, que este fin de semana mostró su hambre de triunfos al sumar su tercer ésito a nivel profesional, ante uno de los rivales más exigentes que han enfrentado los cubanos hasta ahora: el mexicano Roberto Gómez Sariñana.

En cambio, el pinareño cerró el 2023 a la baja, pues luego de perder en Santiago también sucumbió frente al ruso Albert Batyrgaziev, donde perdió la oportunidad de ser el primer cubano con una faja mundial profesional en su poder.

Sobre el encerado se definirá el nombre de la carta cubana en este peso, que me atrevo a asegurar será también una opción de medalla en París, sea quien sea.