Deporte cubano en 2021: Estela olímpica y otras variables (+ Fotos y Videos)
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El deporte cubano tiene mucha tela por dónde cortar a la hora de realizar análisis de cara a un 2021 que ve caer el telón. Los rendimientos patentados en los Juegos Olímpicos de Tokio, sobre todo en materia de títulos (7), y total de preseas (15), quizás sirvan de mampara para que muchos cataloguen estos 12 meses como bien positivos.
Máxime cuando el azote de la pandemia de la Covid-19 hizo que nuestro sistema de puesta en forma y roce competitivo previo a la cita de la capital nipona, en ocasiones se antojara un calvario. Ante ese escenario tan hostil las bases de preparación bajo formato de burbuja en el ámbito interno, diseminadas por varias provincias atendiendo a situación epidemiológica y condiciones favorables; y otras bajo cánones similares en el exterior, contribuyeron a que nuestros deportistas pudieran llegar en las mejores condiciones posibles a tan exigente entorno.
Ahora bien, vayamos a tomar en cuenta otros elementos teniendo justamente a las tierras del sol naciente como punto de partida. Disciplinas de combate aparte, las restantes preseas antillanas corrieron a cargo de la dupla de canoístas integrada por Serguey Torres-Fernando Dayán Jorge (oro); el pistolero rápido Leuris Pupo y el saltador de longitud Juan Miguel Echevarría (plata); y los también atletas Maykel Massó y Yaimé Pérez (bronce).
Lo cual fija en tres deportes los otros que aportaron al medallero antillano, con algunos otros que inscribieron actuaciones loables como nuestras pesistas Ludia Montero (6ta de los 49 kg), y Marina Rodríguez (8va de los 64); la cuatrocentista Roxana Gómez, la triplista Liadagmis Povea, y nuestro relevo del 4x400 femenino en el propio campo y pista; nuestros restantes piragüistas; y la dupla femenina del voly de playa; dentro del pelotón de vanguardia de una comitiva inicial de 69 inscritos, la más reducida en 57 años; y en lo que influyó en gran medida no poder inscribir a ningún deporte colectivo, del total de 15 en los que incursionó.
Video: Cortesía de Telecristal.
Justo ahí salta una interrogante: ¿Qué ha sucedido con nuestras modalidades de conjunto? La cual llega acompañada de otras.
Deportes como la esgrima, el clavados, las propias gimnasia artística, el remo y el ciclismo, han cedido tanto terreno, incluso a nivel continental, que se torna muy engorroso, primero materializar clasificaciones, y luego performances de nivel cualitativo superior.
Eso sin menospreciar un panorama clasificatorio sui géneris, pero en definitiva el mismo afrontado por el resto de las naciones en alguna medida, salvo en aquellos deportes de clasificación por ranking, donde la obligatoriedad de participar y puntear en lides calendariadas de manera puntual, dificultó en mayor grado la presencia de nuestros efectivos, sobre todos por cuestiones asociadas a extensión de los periodos competitivos, vuelos en extremo prolongados y de varias escalas dada la situación impuesta por la Covid-19, visados complejos, y la estrechez económica que constituye un enemigo adicional, exacerbada por el rigor del bloqueo económico impuesto por Estados Unidos.
Con todos esos ingredientes, si bien la tabla de medallas de Cuba en Tokio arroja un rendimiento superior; los otros indicadores convidan a una reflexión más profunda.
Solo siete deportes lograron escalar al podio de premiaciones, ya mencionábamos la orfandad de las disciplinas de conjunto, a lo cual se suma el hecho de que muchos otros de nuestros efectivos no pasaron de sus primeras o segundas incursiones. Eso sin menosprecias organigramas desdichados y rivales de mucho mayor aval competitivo y palmarés.
Video: Cortesía de TV Guantánamo.
¿Qué pasa con nuestro béisbol y el voleibol?
Éxodo creciente de jugadores aparte. La calidad de los respectivos certámenes domésticos de estas disciplinas no es suficiente para aspirar luego a inscribirse bajo los cinco aros, o regentear como solíamos hacerlo a este lado del Atlántico. A lo que se suma una pirámide deteriorada desde las categorías inferiores, dificultades con la captación de talentos, infraestructura competitiva y necesidad de mayor capacitación de saberes… Y esas son solo las dos con mayor tradición, arraigo y palmarés histórico de nuestro movimiento deportivo.
Pero el baloncesto, el balonmano, el polo acuático y el fútbol, también cuentan a la hora de realizar esta mirada, que contempla su andadura y desarrollo en casa, cómo asegurar el relevo y una cantera que llegue con ciertos estándares de calidad a la categoría adulta, y una estructura competitiva que no se convierta dependiente en demasía de la política de contrataciones en el exterior.
Dicho esto, hay especialidades que patentaron un resurgir, y señales de desarrollo e inserción en los disímiles escenarios competitivos. El voleibol de sala y el baloncesto masculino, con más sombras que luces, dejaron algo de aliento de cara al próximo ciclo; como también el pentatlón moderno; el tenis de mesa, (fundamentalmente a nivel continental); el tiro deportivo…
En el plano de las deudas, la gimnasia artística, la esgrima, el ciclismo salvando a la extraclase rutera Arlenis Sierra; la propia halterofilia; y un deporte tan medular en cualquier panorama de eventos múltiples como la natación, segunda más aportadora en cuanto a juegos de medallas, y en la cual, si bien nuestras principales cartas mejoraron sus registros personales durante el periodo en cuestión, dichos tiempos no les alcanzaron para colarse en la élite, ni siquiera en la de América.
Entonces hay que revisar muchas cuestiones en aras de retomar el camino rumbo a París 2024 de la mejor manera posible. Uno que no dirija todas las miradas exclusivamente al alto rendimiento y a su expresión en Juegos Centroamericanos y del Caribe, Panamericanos y Olímpicos.
Es cierto, en todos hemos cedido terreno. Pero también considero que Cuba posee un talento descomunal para dar deportistas de calidad, en algunas disciplinas más que otras, pero los tenemos. Y hay que aprovechar mejor y explotar más las bondades de la práctica deportiva como actividad curricular, expresada en el convenio Inder-Mined. Rescatar los sistemas de juegos murales, y espartaqueadas pioneriles y las competencias inter escuelas a nivel municipal, por solo citar algunos escenarios de modelaje, visualización y evolución prácticamente desaparecidos.
Video: Cortesía de TV Guantánamo.
Cali, el termómetro a futuro
Los I Juegos Panamericanos Junior de Cali sirvieron para pulsar las potencialidades de la cantera, sobre todo aquella que está llamada a tener un protagonismo crucial en la cita de Los Ángeles 2028, independientemente de los 28 boletos asegurados por nuestros campeones para los Panamericanos de Santiago de Chile 2023.
Si hurgamos en lo acaecido en tierras caleñas hallamos que el rango de deportes en los cuales descollamos fue muy similar al de Tokio.
Atletismo, lucha, boxeo, judo y canotaje cargaron con el peso de un botín dorado al cual se sumaron en esta oportunidad el tenis de mesa y el clavados, aupados por dos féminas de considerable potencial como lo son Daniela Fonseca y Anisley García, la primera de ellas con experiencia olímpica reciente en individuales y dobles mixtos incluso.
Aquí también lograron hacer la cruz en el casillero de las preseas las pesas (0-2-1); el voleibol de playa (0-1-0); y el remo, pentatlón moderno, pelota, kárate y esgrima a razón de un bronce per cápita.
Si bien se amplió un tanto el espectro, el rango de movimiento y empuje se sustenta en las mismas disciplinas.
Entonces, persiste como asignatura pendiente diversificar el desarrollo de otras especialidades, y que esto no solo pase por el hecho de que cuenten con una muestra o matrícula en las EIDE, que en algunas ocasiones se antoja un tanto simbólica. Hablamos de una verdadera inyección de desarrollo.
Hay algunos de esos deportes que dependen de una infraestructura más costosa, como la esgrima, el pentatlón moderno, y la propia gimnasia artística; la natación, es consabida la situación de las piscinas en nuestro país; pero la halterofilia, por ejemplo, la cual se ha visto desplazada en el continente por Colombia, Venezuela, e individualidades de Ecuador, Estados Unidos y Brasil en el caso del masculino, y los países antes mencionados más República Dominicana entre las damas.
A Cali concurrimos con 212 legionarios noveles quienes incursionaron en 26 de los 39 deportes convocados y se adjudicaron un total de 29 oros, 19 platas y 22 bronces, para la quinta posición por países a espaldas de Brasil (59-49-55); los anfitriones colombianos (48-34-63); Estados Unidos (47-29-38); y México (46-78-48).
Si tomamos en cuenta que de inicio no pugnamos en 190 pruebas de las 311 pruebas celebradas, nuestra comitiva exhibió altos indicadores de eficiencia, sustentados en los deportes de mayor poderío antes mencionados.
El 2021 se despide. Sin lanzar campanas al vuelo, esto es una invitación a la reflexión, para intentar alinear todos los saberes en función de continuar perfeccionando nuestro movimiento deportivo en toda su dimensión. Soy de los que creo que hay mucho margen de crecimiento, y que nuestro deporte, al igual que la cultura, también se erige como escudo y espada de la nación.
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