De tormentas y huracanes a través del tiempo

De tormentas y huracanes a través del tiempo
Fecha de publicación: 
4 Julio 2021
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Desde épocas remotas tormentas y huracanes constituyeron preocupación para el hombre, que a través del tiempo, ha buscado formas y trazado estrategias para protegerse de esos fenómenos naturales, frecuentes en Cuba.

Referencias digitales aseguran que el 28 de octubre de 1492, Cristóbal Colón escribió en su diario de navegación acerca de una terrible tempestad, y sin saberlo, se convirtió en el primer europeo en enfrentar a un ciclón y hacer el inicial reporte meteorológico de una de las regiones más castigadas por la furiosa naturaleza.

Los primitivos taínos en alusión a cualquier señal de viento o lluvia gritaban huracán, lo hizo notar el fraile dominico español Bartolomé de las Casas, sin sospechar que tal vocablo llegaría a ponerles la carne de gallina a las sucesivas generaciones en “la más hermosa tierra que ojos humanos hayan visto”.

Textos indican que la primera mención escrita de uno de estos organismos data de 1527, y narra la destrucción de la flota de cinco barcos capitaneada por Pánfilo de Narváez, frente a las costas de Trinidad, según fuentes virtuales.

A partir de entonces, el hombre se preocupaba por su protección frente a esas contingencias y encontró refugio en las cuevas, donde además tenía la posibilidad de descansar y preparar sus alimentos.

Sin embargo, ante la inconveniencia de no existir cavernas en todos los sitios habitados, resultó preciso usar otras vías protectoras y surgió entonces el bohío varaentierra, que mostró desde entonces probada seguridad  ante el efecto de los vientos.

Su tradición en la Isla se fue perdiendo al avanzar los tiempos y surgir construcciones de cubiertas sólidas. Pero potentes huracanes echaron por tierra tal “invulnerabilidad”, y hoy renace, sobre todo en zonas rurales con comunidades aisladas ese antiquísimo refugio.

Como una rotunda muestra de que potentes huracanes no “creen” en tal solidez está Gustav, uno de los de mayor potencia destructiva en la historia del país.

El 30 de agosto de 2008, sus vientos alcanzaron 340 kilómetros por hora (km/h) en la estación de Paso Real de San Diego y solo en Pinar del Río quedaron 86 mil viviendas dañadas, 90 torres de alta tensión, mil 200 postes eléctricos y telefónicos derribados, y tres mil 414 casas de secar tabaco destruidas, según refirió CUBADEBATE en el primer aniversario del paso del meteoro.

Como parte consustancial de la cultura arquitectónica de los campos cubanos, ha descrito a medios de prensa el popular meteorólogo Doctor José Rubiera a ese eficaz tipo de refugio, sin horcones ni paredes, con un techo a dos aguas y de guano, con la cobija en forma de un ángulo diedro.

Hoy en fase informativa, Pinar del Río, tierra huracanada, con la experiencia proporcionada por la llegada al territorio de 150 organismos tropicales solo de 1990 a 1999, de acuerdo con investigaciones, adopta las medidas de rigor para la etapa, ante la amenaza de la tormenta tropical Elsa al país.

 

Comentarios

En Holguín estábamos esperando el paso del huracán y ni una llovizna ha caído

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