Y cuando brotó la música y emergió aquella sorprende voz, en el aeropuerto se hizo una pausa general como si un invisible maestro de orquesta hubiera pedido silencio.

El muchacho que cantaba. Foto: captura de pantalla Facebook

Una señora abrió la boca desmesuradamente; otros, fueron parándose de sus asientos; los de más allá, se acercaron; unas niñas empezaron a danzar. Hubo quienes se besaron, alguien lloraba...

Foto: captura de pantalla Facebook

Solo habían transcurrido los compases iniciales y una muchacha buscó entre sus equipajes y avanzó flauta en mano para incorporarse a los artistas. Entonces eran tres los jóvenes que regalaban su música a cuantos quisieran escucharla.

Foto: captura de pantalla Facebook

Aparecieron de todas partes los celulares para dejar constancia de aquel pequeño milagro.

Lo descrito son las imágenes captadas por uno de esos teléfonos cuyo propietario(a) decidió subirlo en forma de reel a Facebook para multiplicar ese momento hermoso que, por algunos indicios visuales, parece haber transcurrido en el área de piano público del aeropuerto Charles de Gaulle, en París.

Foto: captura de pantalla Facebook

Poco importa la precisión de esos detalles, tampoco sabremos los nombres de los tres jóvenes, pero sí que, al menos durante esos minutos, eran felices, disfrutaban interpretando y regalando belleza a los demás sin ningún otro interés.

Probablemente escenas como esas se repitan con cierta frecuencia, aunque quienes comentaron el video insistían en la excepcionalidad de la interpretación. De todas formas, no es un gran acontecimiento, ningún titular les estará dedicado.

Pero mientras renacen Ministerios de la Guerra, los niños gazatíes mueren de hambre, y tantas manos se extienden pidiendo ayuda para sobrevivir, consuela un poquito saber que esas cosas también suceden, tal vez como anticipo de un mundo otro.

Entre los tantos comentarios, uno precisamente lo decía: “Estos videos me devuelven la fe en el mundo, gracias por compartir tanta belleza”.

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