Cubanos haciendo bosque sin hacer mucho ruido

«El árbol que cae en mitad del bosque, si nadie está ahí para escuchar si hace ruido o no al caer, entonces nunca lo sabremos, será como si no existiera». 

Esta afirmación la leí hace un tiempo, referida al llamado Parámetro A y las posibilidades de contacto con civilizaciones extraterrestres, y se quedó dando vueltas en mi cabeza, no precisamente con relación a alienígenas.

Con independencia de los posibles enfoques filosóficos que pudieran derivarse de esa sentencia, la misma me hizo pensar en nosotros, los cubanos.

«Hacer ruido» al caer, o al estar, no ha marcado, por lo regular, nuestra existencia. Ello, con independencia de que los habitantes de esta Isla sean catalogados como ruidosos y bullangueros.

Me refiero a ese hacer las cosas sin la necesidad de andarlas divulgando. En esta tierra son muchos, muchísimos, los que, sobre todo en estos dos años de pandemia, han protagonizado hechos y asumido conductas merecedoras de inspirar el guion de una película, o de aparecer en los principales titulares noticiosos.

Sin embargo, en la gran mayoría de los casos, no ha sido así. No sé si por estoicos, por modestos, o sencillamente por no calibrar la grandeza de esas acciones.

Creo que la última razón mencionada es la que podría pesar más. Sucede que hemos vivido, generalmente, en condiciones tan difíciles, que hemos aprendido desde la cuna a correr por el de al lado, aun sin conocerlo; que esa capacidad de resistencia y, a la vez, esa entrega, las entendemos como lo más normal-natural, al decir de mi vecino adolescente.

A pesar de no aparecer el nombre ni la foto en la prensa, a pesar de no recibir ningún diploma —salvo muy merecidas excepciones—, los cubanos, como los árboles de la cita que inicia este texto, seguimos haciendo bosque, a veces cayendo, muchas veces retoñando, pero siempre sin hacer demasiado ruido, al menos en nuestra cotidianidad. 

Y eso no equivale, vale aclarar, a que fuera como si no existiéramos. Eso lo sabemos bien… aunque haya quienes, en otras latitudes, se quieran hacer los desentendidos.