Cuba los honra orgullosa

Estuvieron en la primera línea frente al fuego, en la zona más peligrosa, tratando de contener un incendio de inmensas proporciones. Fueron los primeros. Y perdieron la vida en un acto heroico y trágico.

No eran seres extraordinarios, héroes de leyenda, titanes poderosos... Eran hombres como cualquier hombre, que acudieron a cumplir con su deber. Como otros tantos, todos los días.

Habría que redefinir ciertos conceptos del heroismo. No es, como se suele pensar, una condición sobrenatural, un don extraordinario. Hay héroes en todas partes, en todo momento. Las circunstancias revelan al héroe, lo distinguen en la cotidianidad.

Matanzas, Cuba toda honró ayer a los héroes muertos, anónimos hasta el momento de su consagración en el altar de la Patria. Merecieron todos los honores, aunque el honor no amaine el dolor de los familiares y amigos. Pero Cuba tiene con ellos una deuda permanente. No es posible saldarla. Ellos integran el martirologio sagrado de la nación.

Duelen los muertos, duele el sacrificio. Y enorgullece el paso al frente de cientos de cubanos: bomberos, soldados, personal de aseguramiento, médicos y enfermeros, pueblo solidario... Ante la tragedia, la unidad. Las filas reforzadas.

Este viernes de duelo quedará en la historia como una jornada particularmente triste. Pero también como testimonio de la fuerza de un país, que es la de sus mejores hijos. Cuba los honra orgullosa.