Croacia y Marruecos, los «irrespetuosos»
especiales
Fotos: AP
Ni Croacia ni Marruecos creyeron en el favoritismo de Brasil y Portugal, y mandaron a colonia y metrópoli a casa para demostrar una vez más que sobre el terreno nada puede darse por sentado.
A punto de celebrar estuvieron los brasileños, cuya calidad solamente se vio a ratos, tras anotar en el tiempo extra, pero poco antes del pitazo final los croatas ripostaron y luego volvieron a brillar en la definición por penales, donde han estado de lujo.
No sé qué comen estos croatas, porque es increíble que a pesar de la veteranía de varios de sus efectivos corran sin parar aunque ya lleven dos prórrogas. Esto se está pareciendo mucho a Rusia 2018, cuando se convirtieron en el único equipo en la historia en jugar ocho partidos. Claro, no va a las estadísticas así, pero jugaron más de 90 minutos más que el resto.
Ahora el precio lo pagó Marcelo Brozovic, que tuvo que ser sustituido, cuando en el anterior el sacrificado fue Luka Modric; veremos si en su siguiente salida todo termina en tiempo reglamentario.
Por su parte, los marroquíes dieron más de lo mismo, una defensa pétrea, y contragolpes relampagueantes. Venían también de jugar más de la cuenta y, a diferencia de Croacia, han ido perdiendo efectivos por el camino. Ya no tendrán a sus dos centrales titulares, por ejemplo.
Pero a quién le importa, si ya la hombrada está hecha. Ante una selección lusa que la duplica en talento, la tropa africana siguió a su bola, y dejó con las ganas a Cristiano Ronaldo, que se despide de los Mundiales con varios récords, pero eliminado antes de lo previsto.
Fueron dos sonadas victorias que no se ajustaron a la mayoría de los pronósticos, pero tampoco puede hablarse de sorpresa.
A punto estuvo también Países Bajos de terminar con la carrera mundialista de Lionel Messi, pero una vez más Emiliano Martínez los salvó en la tanda de penales. El Dibu parece investido con el espíritu de Sergio Goycochea y sus promedios atajando mejoran por día.
Mención aparte para Messi, que anotó tanto en tiempo regular como en la definición, para espantar fantasmas del pasado, y para el empate de los neerlandeses a punto de cumplirse el tiempo reglamentario, una verdadera joyita de táctica ofensiva.
El choque que para todos era de poder a poder no decepcionó, y Francia e Inglaterra se enfrascaron en un bonito duelo concluido también en 90 minutos, en buena medida porque Harry Kane no pudo hacer lo mismo de Messi: marcar dos veces en el mismo choque desde los 12 pasos.
En honor a la verdad, fueron un par de regalitos de la defensa francesa en jugadas que no daban para mucho, pero los ingleses se marchan con el orgullo de regalar quizás el fútbol más espectacular del Mundial.
Francia da la impresión de que juega a media máquina. Acelera cuando hace falta y luego recupera fuerzas. Esa «tacañería» es un feo para la afición, pero economizar energías les pudiera resultar clave para convertirse en el primer equipo que repite título en 60 años.
Se vienen unos hermosos cruces semifinalistas, pero de eso hablaremos en otro momento.
Añadir nuevo comentario