Cosplay, de Tokio a La Habana

Cosplay, de Tokio a La Habana
Fecha de publicación: 
19 Diciembre 2021
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Y quién dice La Habana, dice Cuba, pues en varias regiones del país existen grupos o comunidades de cosplayers. Pero bueno, vamos por parte, primero le cuento de qué se trata.

El cosplay  es un fenómeno bastante joven y, básicamente, va de recrear el vestuario y los accesorios de un personaje  para "disfrazarse" e interpretarlo en la vida real. Además, los cosplayer buscan imitar gestos, expresiones, forma de hablar o actuar del ícono escogido. Los más populares son los protagonistas de animados manga o anime y del mundo de los video juegos.

Aunque esta práctica surgió en la década de 1970 en los llamados comic markets que se celebraban en Tokio, Japón, el término "cosplay" procede de la expresión inglesa costume play, que puede traducirse como “juego de disfraz".

En la tierra del sol naciente hay discotecas, restaurantes y bares cosplayers donde trabajadores y clientes asisten disfrazados, sin embargo no son esos los sitios preferidos para esta afición. Desde el año 1984, cuando el escritor y fundador de la editorial japonesa Studio Hard, Nobuyuki Takahashi visitó la Convención Mundial de Ciencia Ficción en Estados Unidos y publicó imágenes de los disfraces en revistas niponas bajo el nombre de Cosplay, espacios similares fueron surgiendo alrededor del planeta.

Los programas incluyen  espacio para mostrar las creaciones más recientes, desfilar, exponer sus interpretaciones y, a la vez, conocer las de otros. Además, los cosplayers suelen asistir caracterizados a estrenos de cine, piezas de teatro o lanzamientos de obras literarias. 

¿Y cómo se aplatanó el cosplay?

Tanto como aplatanarse, no lo sé, para hablar en esos términos esperaría a ver caracterizaciones de Elpidio Valdés o Pepito (el de la trompetica), en algún evento cosplay de la isla, cosa que, me lo ha corroborado Patricia París, líder de los cosplayers cubanos, aún no sucede. 

Sin embargo, nadie les puede discutir a estos jóvenes el ingenio de crear sus personajes con los escasos recursos que pueden conseguir acá, muchas veces reciclando y haciendo maravillas con la imaginación:

"Una de las cosas buenas que tenemos ahora es que podemos acceder a distintos sitios de Internet, descargar tutoriales, patrones, pero no es menos cierto que los materiales que encontramos no son los ideales o muchas veces no los encontramos, entonces hay que ser muy creativo, hay que ser muy diverso y hay que saber cómo modificar las cosas que tenemos a mano", comentó Patricia.
Pero volviendo a la posible "cubanización" de las temáticas, nos cuenta el camagueyano Juan Carlos, coordinador del proyecto MangaQba, que alguna vez vio a Matías Pérez en un evento de cosplay. Pero Danays Moreno Moreno, la directora del Palacio Central de Computación, ha puesto la mira en otra opción muy interesante: 

"¿Cuántos video juegos cubanos existen? Joven Club ya tiene más de setenta videos desarrollados; Cinesoft otro tanto; también el ICAIC. ¿Existían en Cuba cosplayers que representaran los videojuegos cubanos? La respuesta era no. Entonces con esa idea es que yo atraigo a este grupo que, en La Habana, suma más de tres mil muchachos. Comenzamos a hacer el trabajo de unificación, creamos comisiones, seleccionamos a una presidenta a nivel nacional con los diferentes coordinadores y cuál es la idea de la organización: como Joven Club cuenta con una dirección provincial en cada uno de los territorios, pues que Joven Club en cada provincia pudiera representar a este grupo de  cosplayer, entonces nosotros, desde acá, desde el Palacio Central de la Computación, regiríamosy organizaríamos el trabajo metodológicamente, para desarrollar todas las actividades que este grupo de jóvenes pretenden realizar".

Y así, quedaron los cosplayers y cosmakers cubanos arropados por los Joven Club de Computación desde 2019, algo que, a juicio de Patricia ha cambiado la historia:

"Hasta este preciso momento no había una organización como tal. Había algunos grupos, localizados en determinadas provincias, donde se reunían muchachos y hacían cosplay en conjunto, pero realmente los cosplayers siempre fueron muchachos que participaban en eventos ya sea de fantasía, de anime y manga, de video juegos...

"Simplemente se planificaban, llevaban un cosplay y los organizadores de los eventos empezaron a darles un espacio, a hacer concursos y a promover el cosplay. Pero hasta este momento no había existido una organización como tal. Sí hubo proyectos, como Habana Cosplay, que fue el primer grupo que se organizó aquí en Cuba, después le siguió la UC3 que siempre fue de fans para fans, no tuvo apoyo institucional, por lo tanto no llegó a mucho. Sí se organizaron eventos a través de ellos, se hicieron talleres, cursos, pero sin el apoyo que ahora mismo estamos recibiendo por parte del Joven Club".

Danay explicó en qué consiste este acompañamiento: "son bastantes muchachos que les gusta esta temática de los Cosplay, pero no tenían una organización estatal que los acogiera y los representara para poder hacer realidad todos esos sueños que ellos tenían y, también, tener un espacio donde hacer sus talleres, sus actividades, sus torneos, sus competencias. Un lugar, además,  donde pudieran continuar superándose y como tiene mucha relación con el tema de los video juegos, la idea me encantó".

¿Hay "mercados" de cosplay?

Esta es mi parte preferida, la que me recuerda al Principito y la zorra, pues aquello de comprar las cosas hechas en los mercados no va con la filosofía del cosplay: "La gracia es hacerlo, no es comprarlo ni que te traigan la indumentaria, sino hacerlo completo", apuntó la Presidenta de la Unión de Cosplayers y Cosmakers de Cuba y agregó:

"Los cosplyers, aunque tengan acceso a todos los recursos, tienen que ser creativos, porque muchas veces los vestuarios los ves en 2D y tienes que aprender a visualizar cómo lo vas a confeccionar, cómo vas a hacer que un aro se vea arriba de la cabeza de un personaje que lleva, por ejemplo, un aro levitando o cómo vas a hacer unas alas que miden dos metros y que sea algo que puedas mantener paradas en el vestuario; entonces requiere montón de creatividad, de imaginación, de buscar maneras de usar materiales más ligeros, que luzcan como metal o como plumas, en fin, realmente requiere muchísima inventiva y eso es lo lindo, por lo menos para mí, que siempre me mantiene creando, ideando cosas nuevas..."

El trabajo colectivo es otro de los valores con que se ha "cubanizado" esta práctica, así nos lo contó Juan Carlos desde Camaguey: "El cosplay en Cuba  se ha convertido ya en un evento de familia. Hay padres  que, por supuesto, vieron animación japonesa cuando niños y aunque no conocían esta cultura sus hijos los han ido empujando a que hagan esto, que los ayuden a desarrollarlo, no es una actividad solo de adolescentes, hay padres incluso que se disfrazan, no solo ayudan a sus hijos".

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