¿Contra la cultura cubana? (I Parte)
especiales
La cultura es un bien espiritual, también material, esencial para el desarrollo del individuo, la familia, las comunidades, las sociedades enteras. Sus más sustantivas propiedades nos ensanchan el espectro de miradas y nos transportan, desde todo un capital simbólico, hacia otras realidades.
También nos dibujan la evolución de contextos desconocidos que habitan en coordenadas pretéritas con envoltura de “presente”. El boceto de la historia y su necesaria socialización son parte de las singularidades y funciones inherentes a todas las expresiones de la cultura.
El llano conocimiento sobre vitales formas patrimoniales y los hechos sociohistóricos que confluyen en sus medulares cimientos, se incluyen en el legado y el deber social de una nación. Constituyen un arsenal lúcido del que nos apropiamos para entender nuestras raíces y las evoluciones socioculturales que nos son propias, tejidas –en el caso de Cuba– por apropiaciones transculturales. Su desarrollo trasciende las fronteras de lo artístico y literario.
El consumo cultural debe transitar por apropiación de contenidos que contribuyan a forjar un lector crítico. Las prácticas educativas han de aportar esenciales herramientas ideoestéticas que discriminen sucesivas oleadas de productos tóxicos de burda y mediocre factura artística.
No es posible una aguda formación de las sociedades sin un activo consumidor de contenidos culturales de alto valor educativo, social e histórico. Todas estas materias convergen desde una singular aritmética para fortalecer los resortes identitarios de los pueblos.
Pero se impone subrayar un asunto medular. Los ciudadanos tenemos un sagrado deber con la nación que nos forjó. Somos múltiples arboles de una profunda raíz que reverdece desde los preceptos de la lucidez y el compromiso con la Patria, de la que somos eternos deudores.
Aunque, prestos y serviles, hombres y mujeres inmorales, afincan las rodillas en el suelo rumiando palabras obscenas y adjetivos moribundos. Enarbolan gustosos los cimientos de una bandera, que no es la nuestra, incrustados en los excrementos de un gobierno que apuesta por el estrangulamiento del pueblo cubano. Lo hacen en nombre de la “libertad y la democracia” teñida de sangre.
Desde la Segunda Guerra Mundial, sucesivos gobiernos de los Estados Unidos han ejecutado “incontables” operaciones guerreristas materializadas en 37 naciones. Estos actos belicistas han mutilado la vida de más de veinte millones de personas. (1)
Sobre estos serviles especímenes José Martí sentenció: “Con lenguas de traidores debe escribirse en la historia de un pueblo el nombre de quién anteponga la autoridad de su persona o de su camarilla a la concordia y unificación de su país”. (2)
Se impone desarrollar una retrospectiva sobre algunos de los ataques que individuos como esos han materializado contra los pilares de la cultura cubana y sus hacedores.
No son historias tomadas de un filme de ficción, son hechos contrastables materializados en dispares períodos de la historia de la Revolución. Todos ellos ejecutados bajo la tutela de políticos reaccionarios y por mercenarios de usar y tirar, vendidos hasta el hartazgo a través de los mass medias como “intelectuales”.
Junto a estos dos grupos se han de citar también a terroristas de origen cubano radicados, fundamentalmente, en Estados Unidos. Son los ejecutores de horrendos crímenes amparados, durante décadas, por los inquilinos de la Casa Blanca y sus agencias de inteligencia.
En más de sesenta años de Revolución socialista, 3 mil 478 cubanos han muerto y 2 mil 99 han quedado con discapacidades como consecuencia de actos terroristas perpetrados contra Cuba.
I
Un artículo titulado, Terrorismo de derecha en Puerto Rico (3), de Raúl Alzaga Manresa, fundador de la Revista Areito, nos dibuja la asimetría de buena parte de los actos ejecutados por terroristas de origen cubano en esa nación caribeña. Nombres como Luis Posada Carriles y Orlando Bosch (autores intelectuales de la voladura del avión civil de Cubana de aviación en 1976, que le quebró la vida a 73 personas) y Félix Rodríguez, quién le ordenó al sargento Jaime Terán asesinar al Che, son señalados, junto a otros, como los responsables y ejecutores de actos criminales materializados en tierra boricua.
Alzaga resume algunos de estos hechos desde una condensada escritura: “Las bombas a las agencias de viajes Girasol (dos atentados) y Viajes Varadero (tres atentados); al Ballet Nacional de Cuba en la Universidad de Puerto Rico; a la empresa Publish Record; al Canal 11 de televisión; y el asesinato de Carlos Muñiz Varela apuntan claramente a exiliados cubanos de extrema derecha vinculados al semanario La Crónica, a elementos del CORU (Coordinadora de Organizaciones Revolucionarias Unidas), y a Omega 7, estas dos últimas organizaciones terroristas de la derecha cubana”.
Este texto periodístico (4) fue reescrito y ampliado el 8 de marzo de 2007. En su segmento final se incluye una detallada relación de acciones criminales donde la cultura cubana fue también blanco de ataques, todos ellos ejecutados por cubanos al servicio de la Agencia Central de Inteligencia (Cia).
Subrayo sobre alguno de estos hechos:
El 8 de octubre de 1974 una potente bomba destruye el Teatro Modelo de Río Piedras y Teatro Modelo de Mayagüez luego de anunciarse un festival de películas cubanas. Los organizadores del evento acusaron a cubanos “exiliados” como los autores. Dos años después, el 3 de octubre de 1976, estos lanzaron un artefacto explosivo al estacionamiento del Canal 11 en Puerta de Tierra, donde se proyectaba el filme documental La Nueva Escuela, de Jorge Fraga.
La agencia de Viajes Girasol, que organizaba excursiones a Cuba desde 1970, fue desgarrada por una bomba el 3 de marzo de 1978. El 6 de agosto de ese mismo año explotó otra en los alrededores de la Universidad de Puerto Rico mientras se presentaba el Ballet Nacional de Cuba en el teatro de la U.P.R. El Comando terrorista Pedro Luis Boitel se atribuyó el atentado.
La empresa Publish Record, del cubano Alberto Martínez Arizala, también fue objeto de otro potente artefacto explosivo ¿Razones?: planear la proyección de una película sobre el Cabaret Tropicana en la televisión. Este hecho ocurrió el 7 de octubre de 1978.
Otra compañía de viajes estuvo en la mirilla de terroristas cubanos al servicio de la Cia ¿El hecho? Explotó una bomba en la agencia de pasajes Viajes Varadero el 4 de enero de 1979. Dicha compañía organizaba viajes de cubanos a la isla desde el 21 de diciembre de 1978. Ese día salía, rumbo a la isla, el segundo grupo de cubanos que visitarían a sus familiares.
Carlos Muñiz Varela, presidente de Viajes Varadero.
El 28 de abril de 1979 asesinaron a Carlos Muñiz Varela, presidente de Viajes Varadero. En una llamada a una estación de radio de Miami una persona leyó un comunicado en nombre del Comando Zero, adjudicándose el crimen. El 26 julio de ese mismo año encuentran y desactivan una potente bomba en Viajes Varadero. En enero de 1980 explota una tercera en dicha empresa. La ya citada organización terrorista Omega 7 se atribuyó el atentado.
II
El 10 de mayo de 1933, en la Alemania nazi, se desató una quema masiva de libros organizada por asociaciones estudiantiles y estimulada por los miembros del partido nazi. Los libros condenados fueron arrojados a hogueras en veintiuna ciudades alemanas. Sin embargo, las imágenes más famosas corresponden a la quema realizada en Berlín.
En los inicios del período franquista, en La Coruña, más de 1.000 libros de autores como Blasco Ibáñez, Ortega y Gasset, Pio Baroja o Miguel de Unamuno fueron quemados en “ejemplarizantes” hogueras públicas. En Madrid, la biblioteca personal de Juan Ramón Jiménez fue destruida por falangistas. Maestros, editores y bibliotecarios fueron fusilados y sus bibliotecas destruidas, como el de la bibliotecaria gallega Juana Capdevielle que, embarazada, fue ejecutada en 1936.
Los grises de Franco fueron ejemplares ejecutores de esas “limpiezas ideológicas”. Libros de Marx, Engels y Lenin también fueron incinerados en espacios públicos. Textos de los socialistas y republicanos (Azaña, Machado, Lorca, Juan Ramón Jiménez, Alberti o Miguel Hernández) corrieron igual suerte. Clásicos de la literatura universal como Freud, Voltaire, Lafontaine, Rousseau, Kant, Stendhal, Sade, Goethe, Balzac, Ibsen o Azorín, cayeron en el cadalso de hogueras que mutilaron letras impresas.
El golpista chileno Augusto Pinochet, tras el asesinato del Presidente constitucional Salvador Allende, se esmeró en materializar estas prácticas. El Capital, El Manifiesto del Partido Comunista o El imperialismo, fase superior del capitalismo, fueron algunos de los primeros libros en arder, también en espacios públicos. La quema más significativa ocurrió el 23 de septiembre de 1973 (doce días después del golpe a La Moneda). El evento fue cubierto por el Canal 13, considerado un medio aliado a la junta militar.
La difusión de estos actos execrables funcionó como un castigo y provocó que cientos de personas, que se resistían al régimen, iniciaran su propia quema de libros por temor a la represión, el encarcelamiento y la tortura.
Sería injusto señalarle estas prácticas incendiarias contra la cultura solo a los seguidores del Führer, Franco y Pinochet. Con el golpe de estado del 24 de marzo de 1976, en la Argentina de Videla, se inició una macabra escalada denominada “proceso de reorganización nacional”. Con esta operación de mutilación cultural se quemaron cerca de un millón y medio de libros.
La ciudad estadounidense de Miami tuvo su “momento de gloria”. Me apropio del punto de vista del periodista e historiador cubano Jorge Wejebe Cobo que, en su blog Cuba es surtidor, pone en contexto los hechos que pretendo compartir:
“Hace 30 años era difícil que un artista cubano, residente en la Isla, visitara Miami y tuviera un intercambio cultural de forma normal, sin que se le provocara y exigiera hacer afirmaciones políticas contrarias a la Revolución y aunque siempre esas acciones eran instituidas por las organizaciones de derecha, no es menos real que tenían cierto apoyo del público de la época o por lo menos los emigrados que pensaban de otra forma, no eran mayoría para imponerse a las corrientes más extremistas de la emigración”. (5)
¿Los pavoreales de Mendive le habrán parecido a la mafia terrorista demasiado apegados a la estética del realismo socialista?
Wejebe Cobo agrega: “En ese clima fue quemado en 1988 el cuadro de Manuel Mendive El pavo Real, exhibido por el Museo Cubano de Arte y Cultura, institución que además sufrió de ataques dinamiteros.
El periódico oficialista de los extremistas de Miami, El Nuevo Herald, publicó un artículo de José M. Juara, uno de los autores de la destrucción del cuadro del artista de la plástica cubana, quién afirmó:
“… al quemar públicamente el cuadro Pavo Real, se estaba quemando al marxismo asociado con todos los pintores marxistas cubanos y se estaba repudiando la exhibición y venta de productos de cariz marxista en nuestra ciudad”.
El autor de esta barbarie sentencia en otra parte de su artículo titulado, Hay razones para quemar un cuadro: “… no hay duda de que con la venta de esos cuadros y con la promoción de los artistas se ayuda directa o indirectamente a la estatizada economía cubana. Y esto, por sí mismo constituye una provocación al exilio cubano, en el corazón de la ciudad en que hemos tenido que tomar refugio”.
José M. Juara fue uno de los integrantes de la derrotada Brigada 2506, de mercenarios cubanos entrenados por la Agencia Central de Inteligencia (Cia) del gobierno de los Estados Unidos, apertrechadas militarmente para invadir a Cuba y truncar a la naciente Revolución cubana, liderada por el Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz.
En una entrevista realizada por Estrella Díaz al maestro Manuel Mendive, le preguntó:
—Cuando está fuera de la Isla, ¿qué es lo que más extraña?
—El sonido del cantío del gallo, el ladrido de mis perros, el trinar del sinsonte, el vuelo del colibrí, las palmeras, la vegetación en general, y, sobre todo, la gente buena. Todo eso lo extraño, porque me siento atado a esta isla, a mi isla.
III
La orquesta Los Van Van, fundada el 4 de diciembre de 1969 por el genio de la música cubana Juan Formell, es una de las leyendas de nuestra cultura. Esta virtuosa banda asume el perenne protagonismo de poner a bailar a multitudes.
Sus textos constituyen auténticas crónicas de la realidad de Cuba. La cuidada ironía, el rico humor tomado de los acentos que habitan en los barrios, el clásico choteo que nos caracteriza y la sabia popular, son algunos de los atributos estéticos y culturales que marcan la diferencia de esta banda del resto de las agrupaciones musicales de Cuba. El éxito es el estandarte de toda su trayectoria.
El octubre de 1999, Juan Formell y Los Van Van, fueron a cantar a la ciudad de Miami. Curiosamente, el diario español El País publicó una crónica de esta presentación con agudo apunte. “La reputación de intolerancia del exilio cubano de Miami volvió a quedar patente el sábado. Esta vez insultaron, escupieron y tiraron piedras, botellas y huevos contra los asistentes a un concierto de la popular orquesta cubana de salsa Los Van Van, de gira por Estados Unidos. Los anticastristas justificaron sus ataques porque consideran que la actuación era una "provocación" del régimen comunista de La Habana. No obstante, el espectáculo se celebró, pero con uno de los mayores despliegues de seguridad vistos en esta ciudad en los últimos años”. (8)
El cine documental también ha registrado este suceso. ¡Van Van empezó la fiesta! (9), una producción (Cuba-Argentina, 2000) dirigida por Liliana Mazure y Aarón Vega, incluye un “capítulo” sobre el hecho, como parte de la narrativa de un filme que biografía la trayectoria de la agrupación.
En el minuto 52 de esta no ficción se relata con plural lectura y un montaje de llanos paralelismos, la agresividad de los nostálgicos del dictador Fulgencio Batista. La organización contrarrevolucionaria Vigilia Mambisa y los derrotados de la Brigada 2506, que recientemente premió al Presidente de los Estados Unidos Donald Trump, protagonizaron la escena.
En esta apuesta fílmica, se revelan auténticos linchamientos en tono de ajustes de cuenta. La escritura del audiovisual resuelve con acertada narrativa la naturaleza de mercenarios asentados en Miami.
El filme pone en contexto los puntos de vista de los integrantes de la orquesta y los cubanos reaccionarios de Miami, quienes desprecian los pilares de la cultura cubana. Muchos de los cubanos residentes en esta ciudad tuvieron que entrar con la cara tapada para proteger su identidad frente a las amenazas de extremistas dispuestos a todo. Los realizadores del filme incorporaron una escena muy simbólica, de apenas un minuto, donde un cubano residente en Miami expresó a cara descubierta: “Todos estos son unos enfermos mentales”.
IV
Otros hechos contra la cultura cubana, venidos de los mercenarios de Miami, se podrían listar y documentar en un compendio de acciones que revelan un “lenguaje” grosero, hostil y demente. En los últimos tiempos, una escalada de terrorismo mediático se ha desatado contra artistas e intelectuales cubanos que apuestan por vivir y hacer su obra en nuestra isla, su isla.
Los músicos Haila María Monpié y el dúo Buena Fe o el humorista Juan Carlos Hernández “El Gordo”, son tan solo tres de los que han sido víctimas de estas arremetidas de corte fascista y xenófobo. El líder de la agrupación Habana D´Primera, también ha sido punto de mira de dichos ataques.
El ensayista e historiador cubano Ernesto Limia significa la textura de las vulgares embestidas. “Hace unas horas Alexander denunció que ha recibido en su teléfono celular mil mensajes con ofensas y vituperios de carácter político y racista; hasta “gorila” le han llamado”. (10)
Son oleadas mediáticas que recuerdan aquella frase lapidaria del criminal de guerra, el expresidente de los Estados Unidos George W. Bush, que sentenció, salvando las diferencias semánticas, “Si no estás conmigo, estás contra mí”.
La altura ética y la hidalguía del músico cubano Alexander Abreu frente a estos furibundos ataques son digno de señalar. “Lo único que quiero decir es que a todos los que escriben con tanto odio les tengo un corazón lleno de amor y música” (10).
Obviamente, estos ataques venidos de una ciudad que ha sido históricamente cobija de terroristas, torturadores y mercenarios, recibieron una llana respuesta. El cineasta y articulista Javier Gómez Sánchez resume esta idea en su texto, La etiqueta de oficialista y el terrorismo contra la cultura cubana.
“Un grupo de músicos, entre los que se encontraban Samuel Formell, César “Pupy” Pedroso, Elito Revé, Manolito Simonet, Diego Gutiérrez y Maikel Blanco, en conjunto con el Ministerio de Cultura, realizaron una conferencia de prensa on line mostrando su rechazo en nombre de los músicos cubanos a las prácticas de terror que en los últimos tiempos se vienen perpetrando contra los artistas de Cuba”. (11)
La criminalización del pensamiento coherente con la nación es parte de las prácticas agresivas de estos serviles “luchadores por la libertad y la democracia”. El gradual incremento del Bloqueo Económico, Comercial y Financiero articulado por las administraciones de los Estados Unidos y el rediseño perverso de otras medidas administrativas, pensadas para estrangular a los cubanos de la isla desde el paraban de la Ley Helms-Burton, son parte de sus estandartes.
A los cubanos les asiste el deber y el derecho de denunciar y repudiar estas medidas hostiles que laceran el desarrollo de la nación. Dos ejemplares actores, Fernando Hechavarría y Jorge Enrique Caballero en nombre de millones de cubanos, se sumaron para responder a estas políticas que pretenden anular la voluntad de los que apostamos por una Constitución socialista (Norma suprema del ordenamiento jurídico de la República de Cuba) que tuvo su primera entrega en el año 1976.
Hechavarría y Caballero, quienes tuvieron un relevante papel en la serie LCB. La otra guerra, una producción de la Televisión Cubana que aborda la historia de las bandas contrarrevolucionarias que, financiadas por la Agencia Central de Inteligencia (Cia) en los sesenta pretendieron truncar la ruta de la joven Revolución, sumaron sus oficios para responder a las siniestras medidas de ahogamiento con la campaña No nos entendemos (12).
Lo hicieron desde la narrativa de la decencia y los llanos argumentos, que son también culturales, repudiando las matrices de estas prácticas nocivas que son un claro atentado a la dignidad humana de los cubanos que viven en nuestra isla.
Una vez más, los que apuestan por el capitalismo para Cuba, enarbolado desde una ciudad estadounidense, arremetieron contra estos dignos artistas. “Esa es la bilis acumulada que se ha descargado sobre Fernando Hechavarría y Jorge Enrique Caballero por haber hecho un spot contra la Ley Helms-Burton. Ahí están El Nuevo Herald y Cibercuba, revolviendo a la chusma que los insulta. Los mismos que celebran cuando les resulta conveniente lo que algún que otro actor publica en su muro de Facebook. ¡Qué poca cosa parecen ahora esas publicaciones de moda!” (13)
Notas
- https://www.resumenlatinoamericano.org/2016/04/19/estados-unidos-ha-matado-a-mas-de-20-millones-de-personas-en-37-naciones-victima-desde-la-segunda-guerra-mundial/
- “Los cubanos de afuera y los cubanos de adentro”, Patria, Nueva York, 4 de junio de 1892, t. 1, p. 479
- http://www.areitodigital.net/INVIERNO.2007/RAUL.terrorismoderechaP.R.INV.07.htm
- http://www.cubadebate.cu/opinion/2007/03/08/terrorismo-de-derecha-en-puerto-rico/
- http://cubaessurtidor.blogspot.com/2014/07/algo-se-mueve-en-miami.html
- https://villagranadillo.blogspot.com/2009/09/jose-m-juara-paracaidista-de-la-brigada.html
- https://www.arteporexcelencias.com/es/manuel-mendive-me-siento-atado-esta-isla
- https://elpais.com/diario/1999/10/11/internacional/939592814_850215.html
- https://www.youtube.com/watch?v=6s1uoH5mMqE
- http://www.cubadebate.cu/opinion/2020/09/16/alexander-te-digo-cuba/
- http://www.cubadebate.cu/opinion/2020/09/21/la-etiqueta-de-oficialista-y-el-terrorismo-contra-la-cultura-cubana/
- https://www.youtube.com/watch?v=7HkiVDwQoqQ
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