¿Conectados? O más bien…desconectados
especiales
Nuestro día a día transcurre entre teléfonos celulares, chats, redes sociales online, mensajes de voz, de texto, correos electrónicos y otras muchas formas de contacto interpersonal que, dados su insistencia y exceso, a veces terminan por desconectarnos de los otros, y transformarse en ruido más que en comunicación.
Para muchos es preferible el correo electrónico a la carta con sobre y sellos timbrados porque llega más rápido. Resulta evidente que gracias a la Internet, la televisión, a los equipos de video podemos estar al día de cuánto ocurre en el mundo, pero estas facilidades no deben aislarnos, crearnos un ambiente de campana de cristal donde prime el hermetismo.
Quienes hacen uso desmedido de teléfonos celulares, chats, mensajes de voz, de texto, redes sociales y correos electrónicos esgrimen como razones la falta de tiempo para socializar, porque en la vida moderna los individuos se ven atrapados por las responsabilidades del trabajo o los estudios y les va quedando poco tiempo para relacionarse en el día a día y conocer a otras personas.
No obstante, resulta imperativo la necesidad de conversar, realizar tareas y actividades junto a familiares y amigos. Lo presencial, el cara a cara, constituye una vía ideal para la comunicación, siempre que sea posible, porque ahí los interlocutores están recibiendo información no solo del mensaje verbal, sino también del lenguaje corporal, de los gestos, la mirada, la expresión facial.
Sicólogos argumentan que lo presencial nos transmite cualidades afectivas y objetivas, y a la vez aquellas subjetivas de ver cómo sienta en los demás ese mensaje. Y es que la hipersocialización mediante los chats provoca la pérdida de la información valiosa que transmiten los matices de nuestra voz o nuestro cuerpo.
El uso inadecuado del celular puede llegar a crear barreras comunicacionales tanto en el hogar como en el centro de estudio o de trabajo, por lo cual se debe encontrar un equilibrio.
Quien entabla un diálogo con otro individuo tiene la posibilidad de persuadir con más facilidad si se encuentran en el mismo lugar, sobre todo cuando tratan temas que tienen relación con una forma de pensar o de valorar.
La esencia y la importancia de la comunicación personal no pueden ser remplazadas por ningún tipo de aparato tecnológico, como los teléfonos inteligentes.
Expertos indican que la tecnología usada correctamente puede tener muchas utilidades, tanto educativas como comunicativas, e incluso acerca a los amigos y/o familiares que se encuentran en otro sitio, sin embargo, si no es bien utilizada puede ocasionar aislamiento.
Y hay especialistas que van aún más allá en sus apreciaciones y argumentan que estar “enganchado a la Internet” o a algún aparato como los móviles pueden actuar como una droga estimulante que produce cambios fisiológicos en el cerebro, los cuales implican el aumento de la dopamina y de otros neurotransmisores vinculados al circuito del placer.
Ni poco, ni demasiado, todo es cuestión de medida si sabemos usar los beneficios de la tecnología sin excesos que conduzcan a una dependencia tal que nos mutile en alguna medida las relaciones interpersonales.
Añadir nuevo comentario