Cine con Aute

Cine con Aute
Fecha de publicación: 
13 Abril 2020
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En el último Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano estuvo en pantalla Luis Eduardo Aute. La película Aute retrato es de esos materiales imperdibles. Estrenado en septiembre pasado, hasta la fecha ha tocado puertas y audiencias en salas de cine, centros culturales y comunidades españolas, y justamente por La Habana comenzó su necesaria andadura internacional.
 

Todavía le queda un buen trecho por recorrer a una película que coloca en su centro de gravedad a un artista fundamental –eso sí, nada estridente, ni excesivamente mediático, ni narcisista, ni complaciente– de la cultura iberoamericana que más nos interesa, la que siembra valores espirituales con pertinencia, naturalidad y sentido común: el español Luis Eduardo Aute. El reclamo se torna mucho más de fondo ahora que Aute marchó.
 

En el documental, realizado por Gaizka Urresti, aparecen colegas y amigos de Aute como Silvio Rodríguez, Dani Martín, Rozalén, Marwan, Ana Belén, Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat, Jorge Drexler, Ismael Serrano, Pedro Guerra y Víctor Manuel, entre varios otros.
 

Ellos, junto al protagonista, desgranan la amplitud y solidez de una obra que, en la canción y mucho más allá, ha abordado el erotismo, el amor, el humor, la mística, la amistad y el compromiso político.
 

En ocasión del estreno, Urresti explicó a la agencia efe que los primeros pasos para realizar este documental los dio en 2015, cuando buscaba un personaje relevante del que hacer una biografía, como ya las había hecho previamente con los cineastas Luis Buñuel y Segundo de Chomón, o con el sacerdote y cooperativista José María Arizmendiarrieta, y optó por Luis Eduardo Aute, porque lo conocía desde hacía años y tenía una relación especial con él.
 

A Aute lo definió como «un pensador particular», con una obra que «va a perdurar en el tiempo» y al que le costó mucho convencer «porque es muy tímido» y no sentía «merecerlo». La filmación arrancó en 2016, cuando comenzó a acompañarlo en el periplo Giraluna, donde Aute repasaba sus 50 años en el mundo de la música, pero se vio frenada por el infarto que el cantautor sufrió en agosto de 2016, que le tuvo varios meses en coma y del que quedaron secuelas insuperables, como las que le llevaron a su deceso. «Entonces reorganicé el plan de la obra y comencé a revisar material de sus entrevistas desde los años 70 hasta conseguir un retrato de Aute por él mismo, a lo largo del tiempo».
 

El crítico Jordi Costa alegó luces y sombras a partes iguales en el balance de la película de 98 minutos de duración: «Aute retrato abusa de los bustos parlantes, brilla en el manejo de un variado y rico material de archivo y comete el, a consideración de este crítico, mayúsculo error de no conceder un mayor protagonismo a las canciones de este cantautor accidental, que llegó a la expresión poética de la mano de la pintura y a los escenarios a golpe de insistencia externa. Luis Eduardo Aute es, en el fondo, muchos Autes, pero Urresti subraya que, debajo de todos ellos, pervive el niño asomado al asombro del mundo».
 

Esa valoración no tomó en cuenta una estadística comprobable. A lo largo del metraje, suenan más de 40 canciones, muchas en versión original interpretadas por él, tanto en las primeras grabaciones como en el concierto de la gira citada, como versionadas por sus compañeros, coetáneos y por gente joven, que participaron en el concierto Ánimo Animal –que tuvo a finales de 2018 en Madrid–, permitiendo que suenen como nunca antes las habíamos oído.
 

Concuerdo mucho más con la reseña crítica publicada en Fotogramas: «La película de Gaizka Urresti tiene el acierto de ahondar en todos los Autes que hay en Aute, exponerlos con nitidez y emotividad desde la lejanía –evocativas imágenes de nuestra vieja y blanquinegra televisión, filmaciones amateurs de juventud– hasta el presente, arropar el viaje con un amplísimo coro de voces autorizadas (Massiel, Forges, Serrat, Sabina, Ana Belén, Gonzalo García Pelayo y un etcétera muy largo) y salpimentarlo con un rico anecdotario. De la larga trayectoria auteana, nada menos que medio siglo, emerge una figura que dignifica todas las profesiones a las que se ha dedicado».
 

Músico, letrista, cineasta, poeta, dibujante, oficiante y amador de tantas cosas, cada vez que escuchamos Rosas en el mar o Al alba o La belleza o Las cuatro y diez, nace un nuevo tramo de esperanza.

 

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