Cada 27 de enero, antorchas y razones (+ Infografía)

Cada 27 de enero, antorchas y razones (+ Infografía)
Fecha de publicación: 
27 Enero 2022
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En casa ya preparamos las nuestras. Tres latas que guardamos no sé desde cuándo, un algodón también prehistórico y el poquito de gasolina que nos regaló un vecino: todo listo para encender otra vez las antorchas, que es encender luces y alumbrar razones, viejas razones martianas para no desistir del humanismo, de la fe en el mejoramiento humano, de vivir con patria y sin amo.

No recuerdo la primera vez que caminé con una antorcha encendida en la noche del 27 de enero. Sí sé que tenía pañoleta azul y que pasé frente al Parque de la Libertad en mi natal y amada Matanzas. También puedo asegurar que al día siguiente me desperté temprano y me disfracé, quizás de Pilar o de Piedad, de algún personaje de La Edad de Oro, y volví a desfilar en el mismo sitio, sin cansancio, porque nació Martí, y con él la certeza de que los niños son la esperanza y de que «el primer deber de un hombre de estos días es ser un hombre de su tiempo».

Desde entonces, han sido muchas antorchas encendidas de ideas, de cubanía; ardientes de antimperialismo; lumbreras para la solidaridad; guías para seguir construyendo. Muchas veces fue Fidel en la primera fila. Ahora las comparto con mis hijos y va delante otro hombre fiel. Entonces cobran un nuevo sentido para mí: más que tradición, continuidad; la luz martiana que se multiplica y se confirma eterna. 

«Los hombres son como los astros...»

Eso escribió Martí, y agregó: «...unos dan luz de sí y otros brillan con la que reciben». Por estos días en que nos disponemos unos a recordar al Maestro con símbolos de luz, no faltan los que, encandilados, ni siquiera logran arrimarse y brillar, pues andan ocupados buscando las sombras.

Cuba va a marchar. Lo harán los jóvenes y los que no lo somos tanto; lo harán también los niños, mis niños sanos y orgullosos porque no son la excepción, sino la regla, en un país que ha sido el único del mundo en vacunar de forma segura y soberana (con sus propios inmunógenos) a la población pediátrica a partir de dos años.

Sin muela, que ya dijo Martí cuál es la mejor manera de decir. Lo hecho: 1,6 millones de niños y niñas vacunados; 3,3 millones de dosis administradas; cero eventos adversos graves y respuesta inmune superior a la de los adultos. Además, a las puertas de iniciar la intervención entre los menores de dos años.

Sumando a los adultos, casi 34 millones de dosis habían sido administradas al cierre del 24 de enero, según datos del Ministerio de Salud Pública, lo que se traduce en que el 87,7 por ciento de la población cubana tiene esquema completo de vacunación, y con al menos una dosis estamos muy por encima del 90 por ciento.

Para no abrumarnos con cifras, solo recuerdo que también es creciente el número de dosis de refuerzo y que los investigadores del Instituto Pedro Kourí (IPK) ya comprobaron que Abdala y Soberana tienen capacidad para generar anticuerpos ante la variante ómicron.

Desde el bando de los que aman y fundan...

Además de poderosas razones para sentirnos seguros (jamás confiados, siempre cuidadosos), estas lo son también para sentirnos profundamente orgullosos y comprometidos con la Revolución que Martí inspiró, con la idea de patria que nos legó el Apóstol; para encender antorchas en su honor y, también, por qué no, pedirle que nos siga iluminando en el largo camino de ser cada día más justos, que no nos deje cambiarnos al bando de los que nos quieren apagar todas las luces, los que odian y deshacen.

Amar y fundar, para otra vez amar y fundar y así sucesivamente, encendemos antorchas cada 27 de enero. Porque nació Martí y con él la savia de la libertad, del honor y la luz, hecha a mano y alma, «con todos y para el bien de todos».

Infografia marcha de las antorchas

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