Buenos Aires 51: Whitfield, el deportista más destacado

El corredor estadounidense Malvin Whitfield fue el deportista más brillante de los Primeros Panamericanos. Mi afirmación no la baso únicamente en su conquista de las medallas de oro en 400 y 800 metros planos y su función de cerrador del equipo triunfante en el relevo corto.
 
Hubo varios contendientes destacados como el camagüeyano Rafael Fortún, el as de la prueba reina y de los 200, con 10.6 y 21.3, y hombre decisivo en el segundo puesto de su cuarteto en el 4 x 100, superado por el del Norte 41 por 41.2. También refulgieron dos paisanos de Malvin: Charles Curtis Stone, amo de los 10 000 y los 3 000 con obstáculos, y James Fuchs, el mejor con la bala y el disco. No solo en el deporte rey hubo multipremiados: en natación sobresalieron la argentina Ana María Schultz, con dos doradas y dos de plata, y el brasileño de origen japonés Tetsao Okamoto por su par de coronas.
    
Para un correcto estudio en estos casos, no puede obviarse contra quienes se compitió, a quién se derrotó o nos doblegó, la calidad existente en ese deporte en el orbe, y si dicha disciplina es de marcas o tiempos, compararlos con el nivel de la etapa. Por ejemplo, muchos gimnastas de la Mayor de las Antillas obtuvieron buena cantidad de preseas, pero la calidad del torneo era muy baja. La verdad también les golpea las estadísticas a diversas representaciones, sean en el tiro, la lucha, el hockey…

Ana María, reina del estilo libre, 5:26.7 en 400. Curtis (Usa) al frente, 5.17.8, en Londres 1948, y hasta el quinto puesto mejor resultado que la latinoamericana. Cuatro años antes en el gran clásico, la holandesa Mastenbrock campeonó con 5:26.4. Tetsao, 4:52 en los 400 libres, en los 1 500, 19: 23.3; en Berlín 1936, alegría de Medica(Usa): 400 en 4:44.5. En 1 500, Terada, (Japón), 19:13.7.

El balazo de James Fusch si tuvo categoría: 17.25, pues en Londres 1948 su paisano Wilbur Thompson llegó a 17.12, cuando él terminó en bronce con 16.42, ubicación que repetiría cuatro años más tarde en Helsinki 1952 con 17.06. Su discazo, no: quedó en 48.91 metros, y en Los Ángeles 1932 su coterráneo John Anderson tiró 49.49 para imponerse y dejar en plata a su coequipero Henri Laborde con 48.47 metros.

El fondista y vallista recorrió los 3 000 con obstáculos en 9 minutos y 32 segundos. El finés Volman Iso- Hollo el titular de la Olimpiada manchada por los nazis, venció con 9:03.8. Al de los Estados Unidos le cronometraron en la pista argentina 31.08 en los 10 000. En la angelina, el polaco Kusocinsky derrotó a todos con 30.11.4., seguido de Iso-Hollo dueño de 30:12.6 y otro de Finlandia, Lauri Virtanen, que quedó en 30:20.2.

Whitfield no hizo quedar mal a los entendidos quienes lo consideraban favorito a partir de bases sólidas: Londres 1948, oro en los 800 (1:49.2), tercero en 400 (46.6) e integrante del conjunto dorado de relevo: 3:10.4. Cuatro años después, salió victorioso de los 800 llanos de Helsinki y agregó la segunda plaza en la batalla del cambio de batón.

No olvido que el triplesaltista brasileño Adhemar Ferreira da Silva y el cuatrocentista de Estados Unidos Louis Jones quebraron los récords mundiales de sus pruebas respectivas. En mi análisis sobre quien resultó el más destacado no los considero por arriba de Whitfield: a pesar de la gloria que alcanzaron, solo aportaron una medalla per cápita a su representación.     

Tampoco está a la altura de Malvin la actuación victoriosa del campeón olímpico de maratón y el abanderado de su patria, el argentino Delfo Cabrera: eso sí, no falló. Tampoco el más completo, el chileno Hernán Figueroa, al acumular 6 610 puntos en el decatlón. Glenn Morris 7 900 en Berlín'36; Bob Mathias, 7 139 en Londres, 7 887 en Helsinki, los campeones. Cierto que clasifican entre los más resplandecientes declatonistas de todas las épocas. Sin embargo, uno debe medirse con lo que más vale.