Alejandro Pando, un delfín entre sirenas

Alejandro Pando, un delfín entre sirenas
Fecha de publicación: 
16 Noviembre 2020
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Se trata , por el momento, del único hombre practicante de este deporte en Cuba. Foto: Rodolfo Blanco Cue

Personas ajenas a la natación artística podrían visitar un entrenamiento de la selección élite cubana e identificar allí a cierto “intruso”.

Se nombra Alejandro Pando y es, por el momento, el único hombre practicante de este deporte en la Isla, donde se ha divulgado poco el evento mixto incluido en los campeonatos del orbe desde hace cinco años, y que debutará a nivel regional en los Juegos Centrocaribes de 2022.

La entrada al elenco nacional de este camagüeyano de 20 años se produjo en enero pasado, pero la pandemia de la COVID-19 detuvo los entrenamientos y conspiró contra la buena nueva.

Gimnasta a los siete años y luego taekwondoca de la selección cubana, Pando disfruta ahora el descubrimiento de la natación artística, se siente libre y enfrenta entre asombros el drástico cambio de escenario.

Integra nuestro dúo mixto con Soila Valdés, bajo la dirección de la entrenadora Kenia Fons. Ellas derrochan elogios hacia él por su disciplina y el interés para aprender las nuevas capacidades.

Elegante, espigado (1,92 m), flexible y dedicado, Pando aspira a convertirse en el primer cubano con premios internacionales en la natación artística. Pasó los últimos meses entrenándose en Camagüey, y desde allí conversó con JIT.

Gimnasia, taekwondo y ahora natación artística…

El deporte siempre me ha gustado. Tenía unos siete años cuando quise practicar gimnasia y hasta competí en eventos nacionales. Sin embargo, era demasiado alto y no gustaba. Por eso lo dejé y luego, cuando vinieron haciendo captaciones para el taekwondo, no lo pensé dos veces y me inscribí.

¿Para ese deporte sí tenía condiciones físicas?

Ideales, pues era alto, delgado y flexible. Empecé a competir en sexto grado y gané medallas de oro desde mis primeros torneos municipal y provincial. Así transité hasta el equipo nacional, al que ingresé en 2015.

De Camagüey a La Habana… ¿Cambio difícil?

Mucho, el peor de mi vida en cuanto a relaciones personales. Se acabó aquello de pasar toda la vida con la familia, siempre juntos. Fue duro hacer amistades, asimilar un nuevo entrenador, ese eslabón tan fundamental, y cambiar todo lo que conocía hasta ese momento.

Costó trabajo, pero me adapté. Me gusta el taekwondo por lo que puedes expresar. Es un deporte para liberar energías. Cuando me ponía el cabecero me transformaba. Soy impulsivo y podía liberar todo ahí.

¿Cómo pasó a la natación artística?

La veía por televisión y me gustaba, es algo bonito, pero nunca me pasó por la cabeza el cambio. Mi primera novia, tras llegar al equipo nacional, era de ese deporte. Ahí me acerqué un poco más. Luego hablaron conmigo porque necesitaban un hombre y no lo pensé dos veces… Acepté y no me arrepiento.

¿La variación ha sido tan grande como parece?

Grande no, inmensa. La diferencia de entrenamiento es abismal… Nunca en la vida pensé hacer tantos ejercicios específicos de fuerza. No imaginaba que fuera un deporte tan exigente.

Para mí era solo nadar, pero he debido entrenar más que nunca, sacrificándome y aprendiendo cosas. El problema radica en que no es lo mismo hacer fuerza en tierra que dentro del agua. Cargar un peso allí es diferente y agota más rápido.

¿Cómo se lleva con el agua? ¿Sabía nadar?

Aprendí a nadar desde niño. Nací en Nuevitas y lo hacía como pasatiempo en la playa. Pero ahora es distinto: tengo que cumplir kilómetros de natación y respirar distinto. No obstante, creo que hasta el momento he captado todo rápido.

¿Lo más difícil de este nuevo rumbo?

Enfrentar la reacción de las personas, pues existen ciertos prejuicios. Muchos conocidos se quedaban así… No entendían nada, me preguntaban qué pasaba y por qué el cambio. Eso ha sido lo más difícil: hablar con mi familia y los amigos, explicarles que me he enamorado de la natación artística.

Nadie me dijo que desistiera, pero preguntaban si estaba seguro. Ahora la familia me apoya de manera incondicional.

Su evento exige ejecutar dos rutinas: una técnica y otra libre. ¿Cuál prefieres?

Veo lo técnico más fácil. La ejecución es más corta, y como están definidos los ejercicios solo debemos buscar la perfección. La dificultad radica en que los jueces evalúan mejor a los más conocidos, y nosotros nunca estamos en esa “lista”.

La rutina libre resulta más complicada, pero ofrece la libertad de elegir la música y crear la coreografía. Lo importante es emocionar al jurado. Por eso creo que podemos hacerlo mejor.

¿Sueños?

Quiero una medalla y estamos entrenándonos para lograrla en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 2022. Mi compañera piensa igual y nos motivamos pensando en ese podio. Ese es el objetivo.

 OPINIONES

«Es una bella persona, tenemos muchas cosas en común. Creo que por eso nos entendemos tan bien», confiesa Soila Valdés, quien reconoce que el trabajo se ha tornado divertido por momentos. Ella disfruta la facilidad con que Pando pudo adaptarse a un medio dominado por mujeres.

Kenia Fons identifica varios factores fundamentales para elegir a este camagüeyano: extremidades largas, buenas líneas de piernas y mucha flexibilidad, sobre todo tratándose de un hombre.

«Tiene muy buena orientación espacial y los elementos acrobáticos los trae excelentes de su anterior deporte, incluso mejor que varias de nuestras atletas», agregó la profesora.

 

 

 

Comentarios

Este es de los deportes que con un buen asesoramiento por tecnicos de paises lideres ben esta disciplina podriamos muy bien estar entre las 10 parejas mejores del Mundo.
vita.ramon@libero.it

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