Adolescentes cubanas embarazadas: un problema pendiente (+ Infografia)
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La conmoción que a nivel mundial y nacional ha ocasionado esta pandemia en oportunidades ha obligado a desplazar de la agenda pública temas que, sin dejar de ser muy importantes, no son de vida o muerte como la COVID-19.
Pero ello no significa que dejen de estar ahí, latentes y doliendo.
Ese es precisamente el caso del embarazo en la adolescencia en Cuba, donde, al terminar 2019, cerca del 16% de los nacimientos fueron aportados por madres menores de 20 años.
Tal cifra equivale a una tasa de fecundidad adolescente de 52,3 nacimientos por cada mil jóvenes entre 15 y 19 años, según recoge Cenesex en su perfil de Facebook.
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No es para quedarse impasible.
Considerando todo lo que implican esas cifras —que solo disminuyeron un tantico durante los años de COVID—, la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) convocó a una Jornada nacional de prevención del embarazo en la adolescencia, que tendrá lugar en todo el país del 1ro. de febrero al 4 de abril próximos.
Esos embarazos para nada resultan novedad en la Isla. Durante las últimas dos décadas, las estadísticas del embarazo en la adolescencia, lejos de descender, han ido en aumento.
Solo en el contexto de la pandemia pareciera que ocurrió un ligero descenso de ese indicador, pero la subdirectora del Centro de Estudios Demográficos (CEDEM) de la UH, Matilde de la Caridad Molina Cintra, recuerda en su artículo «Tendencias de la fecundidad adolescente en Cuba hasta el 2020», aparecido en la revista Novedades en población, que se hace difícil analizar el impacto de este período sobre la fecundidad adolescente, entre otras cosas, por falta de datos recientes.
Tasa de embarazo, de interrupción y de fecundidad, de 15 a 19 años. Cuba, 2019 y 2020
Fuente: Tabla elaborada por Matilde de la C. Molina a partir de los Anuarios demográficos de Cuba y de la Dirección de Registros Médicos y Estadísticas del Minsap.
Sin embargo, señala que sí se constata al comparar el año 2020 con el 2019 que disminuyeron los embarazos, las interrupciones y los nacimientos por cada 1 000 mujeres entre 15 y 19 años.
En el descenso del número de esos embarazos pudiera haber influido, menciona Molina Cintra, la también disminución de las uniones, matrimonios, y de la formación de parejas en general, dado por la necesidad de aislamiento físico, por el cierre de escuelas y lugares para la recreación, entre otras disposiciones sanitarias.
De todos modos, el bombillo sigue en rojo. Y dentro del territorio cubano, es especial para Granma, que en el último quinquenio es la provincia de mayor índice de embarazo en la adolescencia, con un 23.1% al cierre del año 2021, por encima del 18 por ciento reportado en el país.
En Granma despliegan acciones para la prevención del embarazo en la adolescencia en comunidades e instituciones docentes. Foto: ACN
Justo por tales números, esa provincia del oriente cubano fue la sede para convocar la Jornada nacional de prevención del embarazo en la adolescencia. Y también allí se organizarán grupos multidisciplinarios en todos los municipios para desplegar acciones comunicacionales y de prevención en las escuelas, según informó a la ACN la Doctora en Ciencias Miladys Orraca Castillo, presidente de la Sociedad Cubana para el Desarrollo de la Familia.
En otras latitudes
De acuerdo con la Cepal y su Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe, «el embarazo en la adolescencia es un problema que persiste en la región, pese a que la fecundidad de las mujeres, en general, tiende a la baja.
«La tasa de fecundidad en adolescentes en América Latina y el Caribe es una de las más altas del mundo, solamente superada por los países del África subsahariana».
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El informe de esta entidad señala que la tasa de maternidad tiende a ser más elevada en las adolescentes de menores ingresos y menor nivel educativo.
Esto, sin olvidar dos variables principales que, en general, condicionan dichos embarazos: la iniciación sexual cada vez más temprana y el uso o no de anticonceptivos, sobre todo en la primera relación.
La gran mayoría de las adolescentes que en Cuba y en el resto del mundo se embarazan, no lo desean. De ahí que, lo mismo si recurren a la interrupción, que si deciden, o se ven precisadas, a tener el bebé, igual esto podría dejar huellas diversas, y todas de signo negativo, lo mismo para ellas que para el nuevo ser que traen al mundo.
Por eso, prevenir es el verbo, y desde los más diversos conocimientos y ciencias, cuyas enormes potencialidades ya se han puesto a prueba en esta etapa de pandemia. Y prevenir lo no deseado incluye también el derecho de las cubanas a decidir sobre sus cuerpos y sus vidas, así como la necesidad de practicar una sexualidad responsable.
Foto: Armando E. Contreras Tamayo / ACN
«El llamado es a incorporar conceptos y saberes, y crear conciencia sobre la trascendental decisión de concebir a nuestros hijos en el momento más adecuado para la salud, tanto de las muchachas como de los muchachos, desde los puntos de vista biológico, psicológico y social».
Así sentenciaba Teresa Amarelle Boué, secretaria general de la FMC, y su exhortación trasciende el contexto de una jornada.
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