Londres 2012: ¿atletas modifican su genética para alcanzar el oro?

Londres 2012: ¿atletas modifican su genética para alcanzar el oro?
Fecha de publicación: 
14 Julio 2012
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Al mismo tiempo que los atletas se preparan para romper récords en Londres 2012, los científicos disputan una contrarreloj para desarrollar un método fiable para detectar a deportistas que se hayan sometido a modificaciones genéticas en una carrera desesperada por alcanzar el oro.

Los expertos señalan, no obstante, que la ciencia no llegará a tiempo para los Juegos que comenzarán el 27 de julio en la capital británica.

Si bien nadie puede garantizar que ya exista el "dopaje genético", la posibilidad teórica de que pueda modificarse el ADN de un deportista para incrementar su potencia y su resistencia asusta a los responsables del deporte mundial.

"Hoy en día no puede probarse. No sabremos si un atleta genéticamente modificado gana los 100 m en los Juegos de Londres, al menos de manera inmediata", reconoce el bioético Andy Miah.

"Dentro de unos años, una prueba podrá demostrar si ha habido dopaje genético y se tendrá la posibilidad de retirar medallas", asegura.

¿MODIFICACIÓN GENÉTICA?

En teoría, gracias al dopaje genético un atleta puede inyectarse en su cuerpo ADN fabricado en un laboratorio por vía de un portador, como un virus, para estimular la producción de hormonas de musculación o de glóbulos rojos, que llevan el oxígeno a los músculos.

Un virus introduce su propio ADN en la célula humana, que después replica el ADN que contiene instrucciones biológicas.

"Se puede coger a un atleta hecho y derecho, a un atleta desarrollado y hacerle más fuerte y mejor modificando sus genes", asegura Don Catlin, un médico que ayudó a la creación del primer laboratorio que investigó esta droga en Estados Unidos.

¿FICCIÓN O REALIDAD?

"Nada hasta donde yo sé, pero una vez más, nadie me va a llamar y contármelo.
Estamos preocupados porque teóricamente es posible. Conocemos gente que lo intentará y probablemente lo esté intentando ya", reconoce Catlin.

En 2006, el mundo del deporte se vio obligado replantearse su lucha contra el dopaje cuando se acusó a un entrenador alemán de tratar de usar una terapia genética experimental, llamada Repoxygen, antes de los Juegos de Invierno.

Considerado como un posible tratamiento para la anemia, el Repoxygen contiene un virus sintético que transporta el gen de la eritroproyetina (EPO), una hormona que insta al cuerpo humano a aumentar la producción de glóbulos rojos.

La EPO es la sustancia favorita de los ciclistas y de los atletas.

La Agencia Mundial Antidopaje (AMA) añadió la EPO a la lista de sustancias prohibidas en 2003 y ha invertido millones de dólares en métodos para detectarla.

"Hemos contratado a especialistas de terapias genéticas de todo el mundo y trabajan con nosotros desde 2002", señaló el director general de la AMA, David Howman, quien asegura que "no hay evidencias", por ahora, de deportistas que hayan sido sometidos a manipulaciones genéticas.

"Nadie tiene ejemplos de esto, pero eso no significa que no esté ocurriendo", señala el bioético Miah, autor de varios informes sobre dopaje olímpico. "Ese es el problema con el dopaje en general. No se sabe muy bien lo que están haciendo los deportistas".

SIN HERRAMIENTAS PARA IDENTIFICAR

Especialistas como Miah, Catlin o el experto en genómica del deporte Alun Williams coinciden en que en los Juegos de Londres no existirán métodos de detección precisos para este tipo de dopaje.

Un gen que potencie el crecimiento inyectado directamente en el músculo es prácticamente indetectable con los tradicionales análisis de orina o sangre, según Williams, de la Universidad Metropolitana de Manchester.

"Si se pudiese realizar una biopsia muscular de un atleta, se tendrían más posibilidades (de detectar prácticas prohibidas), pero es un método mucho más invasivo... y se debería hacer en cada uno de los músculos", una técnica que seguramente nunca sea aprobada.

Utilizando las técnicas existentes, las probabilidades de encontrar ADN externo en un atleta es "probablemente similar a la de encontrar una aguja en un pajar", reconoce Williams, quien añade, sin embargo, que sí será detectable "dentro de pocos años".

Con la nueva normativa, la sangre y la orina de un atleta olímpico puede guardarse durante ocho años, lo que significa que esas muestras podrían someterse a pruebas de dopaje genético una vez se implanten métodos fiables de detección.

Durante los Juegos de Londres se tomarán más de 6.000 muestras de sangre y orina.

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