Daniel Gregorich y su contundente prueba de valía en Bucarest (+ VIDEOS)
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Mario Olivera y Filiberto Azcuy no se equivocaron. Ambos me dijeron que Daniel Gregorich (7 de mayo de 1996) se convertiría en un gran luchador grecorromano. Confieso que por momentos estuve escéptico respecto a tal vaticinio, hasta que en Bucarest, Rumanía, sede del Mundial sub-23 Gregorich hizo que volviera la mirada hacia él y doblara mis apuestas, premiadas con doblones de plata.
Sucede que en mi mente tenía un referente en esa categoría como Pablo Shorey, multimedallista del orbe, y ansiaba que el capitalino Gregorich, quien comenzó en la lucha a la edad de ocho años en el Palacio Central de Pioneros, ascendiera y se instalara en la élite de forma vertiginosa.
Sucede que en ningún deporte se fragua a un campeón de la noche a la mañana, aunque para ser justos, el ascenso de Gregorich ha sido meteórico:
Irrumpió en la preselección nacional en el 2015, luego de anclar segundo en la primera categoría. Como se dice en el argot popular no lo dejaron ni calentar al máximo, pues en ese mismo año se coronó ante sus parciales en el Panamericano Juvenil de la Habana. Repetiría la dosis con el mérito adicional de ser elegido el mejor atleta de la justa en el 2016, y ese propio año se ubicó quinto en un examen mucho más exigente como el Golden Grand Prix de Lucha de Bakú, Azerbaiyán en los 85 kg, pero que al parecer le viene como anillo al dedo al gladiador de 1.80 metros de estatura.
Pese a contar con apenas 22 abriles Gregorich acumula experiencia en dos lides universales de mayores. En París 2017 se ubicó séptimo, cediendo 2-2 frente al subcampeón germano Dennis Kudla y luego en el repechaje por idéntico marcador ante el azerí Islam Abbasov. Budapest le deparó saldo de una sonrisa y un fracaso.
Además, Gregorich es campeón panamericano de mayores y de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla, Colombia.
Bucarest y Gregorich por dentro
Con un ritmo intenso de combate, notoria capacidad técnica para desbalancear hacia ambos lados, y las presas de brazos a las axilas de sus oponentes y el control del tronco como principales recursos Gregorich llegó a Bucarest determinado a dar una demostración de poder, a tono incluso con su ascendencia rusa, pues sus bisabuelos vinieron de la extinta Unión Soviética a establecerse en Cuba.
Los sparrings en el Cerro Pelado con Yurieski Torreblanca y homólogos de su peso en el estilo libre, además del trabajo con sus coequiperos de la división inmediata superior como Yamany Lugo y Rosillo indiscutiblemente le han aportado buenos dividendos.
Con esa combinación de genes, consejos de Olivera y Azcuy, y prestigio de nuestra escuela inició su andadura, con triunfos de 4-0 ante Yoan Danielov, de Bulgaria; 5-0 a Kumar Sunil, de la India; en cuartos de final Gregorich doblegó con trabajo 3-1 a Anton Kurs, de Belarus, gladiador que consideró complicado por su sistema de combate y el largo de sus extremidades; mientras en semis su víctima se antojó el ruso Gazi Khalilov por 7-1.
Precisamente Kurs, e Islam Abbasov, de Azerbaiyán, fueron los ganadores de las preseas de bronce, en el caso de Abbasov, emulando su rendimiento de la edición precedente en Bydgoszcz, Polonia.
"Aquí ando Harold, con dolores por todos lados. Gracias por la felicitación. pese a haber perdido 2-10 en la final, la pelea más incómoda fue la de cuartos con el bielorruso. un luchador alto, muy incómodo para lograr mis agarres, de extremidades largas. Basé la táctica en mi intensidad, preparación física, empuje. logré ponerlos debajo en cuatro puntos a casi todos y eso me sirvió para desbalancear luego y avanzar con ventaja.
El segundo día no me presenté igual. Llegamos el domingo y ya el lunes tuve que luchar. Creo que el cansancio de tantas horas de viaje y poco sueño me pasaron factura, pero eso no es para justificarme. Perdí en buena lid. Me queda seguir superándome", expresó desde la sede vía Facebook Gregorich, quien repasaba con Reineris Andreu todo detalle y lo alentaba de cara a la futura presentación del espirituano.
Cuba posee otros dos exponentes en la capital rumana: el monarca regente de los 57 kg del estilo libre Reineris Andreu, y la bronceada hace 12 meses Yudaris Sánchez (68 kg). A propósito, Yudari volvió a hincar la rodilla de la rusa Khanum Velieva, esta vez 5-0 y con quien exhibe balance favorable de 2-1 en certámenes internacionales de rigor. Una rivalidad que ya se perfila como antológica.
Con la plata obtenida por Gregorich, nuestros exponentes acumulan una presea de cada color en estas lides, para situarse momentáneamente entre las ocho naciones de vanguardia, a falta de caer el telón en esta segunda versión., en la cual hay grandes posibilidades de que los tres legionarios antillanos regresen con el brillo de un metal en sus pechos.
El cierre, con el pleito semifinalista y la definición de Gregorich en video, muy estimulante para sus coequiperos.
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