Opinión: Siria, la historia se repite

Nuevamente se asiste a la agresión imperialista de otra nación árabe, Siria, sin que se vislumbre el remedio para detenerla y evitar la continuada y cada vez mayor masacre de un pueblo. La entrada de unos 10 000 mercenarios desde la frontera libanesa, la intensificación de los asesinatos de miembros de las fuerzas de seguridad, del ejército y seguidores del presidente Bashar al Assad; la inoperante actuación de los observadores de Naciones Unidas -bajo la dirección de su ex secretario general Kofi Annan- y la negativa de Estados Unidos a la presencia del mandatario sirio en un gobierno de unidad nacional señalan que, con variantes, la historia de Libia se repite.

Recuerdo que hace algunas décadas soldados egipcios fueron enviados a Yemen para proteger al gobierno republicano de una invasión mercenaria orquestada por Arabia Saudita. Los militares de El Cairo fueron expulsados rápidamente por tribus locales bien armadas, cuyos jefes habían sido comprados con abundante oro de Riad.

En este caso sucede algo similar, con parte de una oposición armada que se niega a conversar y apuesta por la fuerza, con la ayuda de elementos fundamentalistas que, incluso, se inmolan por una causa injusta, que solo les sirve a los enemigos del pueblo árabe en general y del sirio en particular.

Las intervenciones de Rusia y China llegaron a crear una expectativa optimista en cuanto a no aceptar la fórmula de intervención aprobada en el Consejo de Seguridad de la ONU con resultados terribles para el pueblo libio y el asesinato de su líder.

Frente a los esfuerzos mediadores se levanta una gran manipulación mediática mundial para crear el clima necesario con el fin de una intervención militar contra Siria por la Organización del Tratado del Atlántico Norte y/o países de la región que quieren ver desaparecer al gobierno de Damasco.

Es más, a los esfuerzos contemporizadores de Moscú y Beijing responden Alemania y Francia con la hipócrita aceptación de que el pueblo sirio encuentre una solución sin intervención exterior, pero, por otro lado, alienta a su aliado norteamericano a seguir fomentando el caos en Siria y poner allí a un régimen con el cual Israel se sienta seguro.
                                                                                                                     Este plan imperialista contra Siria es un proyecto largamente elaborado, que incluye a otros países que sucederán a esa nación en la “hoja de ruta” imperialista.
                                                                                                                    Tal es el descaro de los conspiradores internacionales que la página web de las “fuerzas de élite del Reino Unido” alardeó de su responsabilidad en armar y entrenar a los que han perpetrado acciones terroristas contra el pueblo sirio, principalmente estallidos dinamiteros y ametrallamiento indiscriminado contra los pobladores. Al respecto la red Voltaire indicó que “la capacitación se está produciendo en lugares de Libia y el Líbano; agentes del MI6 británico han estado entrenando rebeldes para la guerra urbana, así como proveyéndoles de un suministro de armas y equipamiento. Se estima que la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos esté prestando servicio de comunicaciones”.

                                                                                                                    Informes más recientes han afirmado que también las fuerzas especiales francesas han estado activamente prestando entrenamiento a miembros del Ejército Sirio Libre, desde una base en Turquía. 

Por si todo esto no fuera suficiente, American Free Press publicó que Israel ha estado trabajando para desestabilizar Siria de todas las formas posibles, incluyendo el cabildeo de sus senadores y funcionarios de la administración para sancionar la inestabilidad en su gran enemigo en la región.

El periodista norteamericano Richard Walker señaló al efecto que la noticia de que armas israelíes están en manos de grupos de la oposición siria no debería ser una sorpresa para cualquiera que esté familiarizado con los sucesos de Oriente Medio. Durante décadas, Israel no solo ha interferido abiertamente en los asuntos de sus vecinos, sino que ha provocado guerras encubiertas en el Líbano, Siria, Iraq e Irán, por nombrar sólo unos pocos países. Ha asesinado a científicos nucleares iraníes y ha sido un suministrador regular de grupos terroristas, cuando quiere desestabilizar a determinados países.

 En lo que respecta a Siria, Israel tiene un interés en que sumir a este país en el caos, convencido de que el derrocamiento del gobierno de Bashar al-Assad minará a Irán y Hezbollah en el Líbano.
 
Como dijimos al inicio, la entrada de más de 10 000 mercenarios entrenados en El Líbano y por la frontera libanesa en territorio sirio confirman que, con variantes, se repite la historia de la agresión urdida contra Libia.