Manrique Larduet: Mortales y giros de gloria y coral

Manrique Larduet: Mortales y giros de gloria y coral
Fecha de publicación: 
25 Noviembre 2015
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Por estos días llegar a la Escuela Nacional de Gimnasia significa ver a Manrique Larduet y su entrenador Carlos Gil, junto a Randy Lerú y Marcia Vidiaux, (buscarán inscribirse en el preolímpico de abril próximo, en la propia Río de Janeiro) de nuevo en su rigurosa dinámica cotidiana. Los Juegos Olímpicos de 2016 se antojan una motivación suprema.

 

Ese mismo enfoque lo ha mantenido el indómito Larduet desde hace más de una década, irrumpió en La Habana, con objetivos bien definidos: convertirse en un Napoléon de la gimnasia artística. Hasta que lanzó la clarinada ganando el concurso del all around (89.120 puntos) en el Festival Panamericano de México en el 2014. Entonces comenzó a preocupar a hombres bien curtidos a este lado del Atlántco como el colombiano jossimar Calvo y el boricua Luis Rivera…

 

Pero ese constituye apenas uno de los antecedentes de un 2015 de ensueño para Larduet, nacido el 10 de julio de 1996, de 1.58 metros de estatura y 63 kg de peso.

 

Una temporada de mortales y giros consagratorios, una ardilla de coral irreverente, con dos preseas universales, desempolvando 12 años de olvido en el contexto estival, captando la atención de todos y haciendo soñar a millones de cubanos, incluido Erick López, quien nos regaló los últimos destellos.

 

De ahí que su nominación entre los cinco hombres, (los restantes son Mijaín López, Julio César La Cruz, Rafael Alba y Pedro Pablo Pichardo), para mejor atleta masculino de deporte individual en este 2015, sea sobradamente justo.

 

Los Juegos Panamericanos de Toronto serían su segundo entrante de cara al Mundial de Glasgow. Antes, Larduet se había colgado cuatro preseas en la Copa del mundo de Anadia, Portugal. Se me antoja repasar aquella imagen luego de vestirse de plata en la competencia de máximo acumulador (89.600), a solo 50 centésimas del estadounidense Samuel Mikulak: el gesto de Mikulak desdibujó la realidad. Le dio la mano y un abrazo a Larduet, conservó el metal dorado, pero en su interior, algo le decía que no le correspondía con todas las de la ley.

 

Al otro lado, amén del veredicto, Larduet causó gran impresión ante público y expertos, obteniendo notas de 14.500 en ejercicios a manos libres, y 13.450 en caballo con arzones, su talón de Aquiles. Además, fue segundo en anillas (15.400) y barras fijas (15.150), dominó el caballo de salto (15.400),  y en las barras paralelas, prueba en la que se dieron las notas más altas, quedó tercero (15.750).

 

Redondeó en las definiciones por aparatos con bronce en anillas (15.450) y plata en paralelas (15.650), además de coronarse en el caballo de salto (15.125).

 

THE HYDRO: NOTA EN DO MAYOR

 

The Hydro, Glasgow, Escocia. Escenario de una nueva temporada de 'Juego de Tronos', aunque de antemano nadie osó arrebatarle el cetro a un gimnasta cuyo ADN tiene de extraterrestre: el japonés Kohei Uchimura.

 

Al parecer  Manrique hizo caso omiso al pedigrí del nipón. Se encargó de sofocarlo en cada rotación, y reencarnó al Erick López de Gante, Bélgica en el 2001. Entonces, el capitalino  se vistió de plata amparado en 9.675 en barras paralelas. El estadounidense Sean Townsed (9.700) lo privó de la gloria total. Justamente son las paralelas una de las armas más sólidas de Larduet.

 

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Cautivar los corazones de 13 000 espectadores congregados en cada jornada en The Hydro. Eso hizo Larduet desde el mismo inicio, cuando lanzó su candidatura en la clasificatoria del all around, con puntuación de 88.656 (séptimo entre los 182 gimnastas inscritos) detrás del “sobrenatural” japonés Kohei Uchimura. En la definición le pisó los talones a Uchimura, campeón por sexta ocasión en línea del concurso de máximo acumulador, y ahora dueño de 92.332 unidades inalcanzables para Larduet, segundo con (90.698).

 

Cristalizó una quimera: 14.666 en manos libres, 14.300 en caballo con arzones (el total más elevado de por vida en su aparato más débil), 15.233 en anillas, 15.433 y redención en el caballo de salto (ese que le valió el título en los Panamericanos de Toronto), 15.333 en barra fija y 15.733 en las barras paralelas, para demostrar que elevar el grado de complejidad en esta última ejecución le reportó excelentes dividendos.

 

Eso no fue todo en la lid del orbe: su segunda forja la fraguó en bronce en la barra fija, con total de 15.600 (7.000 como nota de partida y 8.600 en su ejecución).

 

La Ciudad Maravillosa y el Cristo Redentor les abrirán los brazos a los mejores deportistas del planeta en agosto del año próximo. Manrique no cesa de trabajar, elevar sus listas de partida, pulir sus ejecuciones, aderezarlas con filigranas más complejos. Definitivamente quiere bailar samba en suelo carioca.

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