Leonel Suárez: Tiempo para despejar interrogantes

Leonel Suárez: Tiempo para despejar interrogantes
Fecha de publicación: 
12 Noviembre 2015
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De lo contrario como explicarse esa comunicación total, esa capacidad de intentar sobreponerse a cualquier escollo, esa entrega de cara a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.

El holguinero nacido el primero de septiembre de 1987, con 1.80 metros de estatura y próximo a sus 78 kilogramos de peso ideal, lleva poco más dos meses de intensa preparación, luego de un largo proceso de recuperación tras ser operado de su rodilla y rehabilitado con un minucioso tratamiento que comprendió células madres. Muchos recordarán que fue en la prueba de salto de altura donde Leonel se lastimó su rodilla.

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Pero justamente al decir de Gabino la cruzada a Río de Janeiro comienza a ganarse en el rigor diario de los entrenamientos. Nadie pone en duda la calidad de Leonel  (8 654 puntos de marca personal en el decatlón), capaz de, sin descollar por su físico y sin poseer esa potencia de instalarse en la élite de las pruebas combinadas desde su bronce bajo los cinco aros en Beijing 2008 (8 527 unidades), dosis que repetiría cuatro años más tarde en Londres (8 523). Además atesora su subtítulo del orbe en Berlín 2009 (8 640), y el titánico bronce de Daegu 2011 (8 501), justa en la cual, al igual que en la capital británica, lo acechó negativamente el fantasma de su calcificación en los talones.

En Moscú 2013 su potencia se vio disminuida, fue un año irregular, de interrupciones y molestias que forzaron su performance mundialista y lo vieron recalar décimo (8 317).

No diré que el  fenómeno estadounidense Ashton Eaton (9 045) estratosféricos de tope absoluto en la cita universal de Beijing, estará preocupado por el retorno de Leonel, al menos no en extremo, como tampoco su coterráneo Trey Hardee (8 725). En cambio sí mirarán al antillano de soslayo el canadiense Damien Warner (8 695), el alemán Rico Freimuth (8 561) y el ruso Ilya Shkurenev (8 538), quienes completaron el quinteto de vanguardia en el ranking mundial.

 “En estos momentos trabajamos las carreras, saltos y ejercicios de fuerza, incorporándole secuencias de circuitos de fortalecimiento que abarcan todos los planos musculares y eleva la capacidad de resistencia de los muchachos.

“Hasta este minuto Leonel no ha sufrido afectación ninguna en dos meses de trabajo, su rodilla ha respondido muy bien, pero su calcificación en los talones aún lo golpea. De ahí la importancia que adquiere el fortalecimiento de los planos auxiliares como los tibiales, gemelos, el solio, para que pueda asimilar y tolerar las cargas elevadas”, explicó sobre su discípulo Gabino.

Leonel buscó regresar a la alta competición en los Panamericanos de Toronto, escenario donde lamentablemente fue descalificado luego de irse en blanco en el salto con pértiga. Hasta ese octavo evento marchaba sexto de la clasificación con 5 644 rayas. El propio canadiense Warner (8 659) deleitó a sus parciales con plusmarca continental.

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“Esta etapa es de acondicionamiento total y de mucho volumen, capacidad de trabajo. Mi rodilla se está portando muy bien. Pienso debutar nuevamente en la Copa Cuba acá en marzo, y luego medirme a la élite en Gotzis, Austria. Para mí cualquier decatlón será como una final olímpica. No puedo permitirme el más mínimo desliz. Necesito borrar la imagen de Toronto y regalarles un rendimiento a la altura a mi hija, esposa, compañeros de equipo, Gabino, mi pueblo”.

Determinación, palabra clave en las aspiraciones de Leonel. A continuación ofrecemos sus mejores registros en cada uno de los diez eventos que componen el  decatlón: exhibe 10.90 s en el hectómetro, 7.52 metros en longitud, 14.15 s en 110 c/v, 15.20 m en bala, 2.17 m en altura, 47.65 s en la vuelta al óvalo, 46.41 m en disco, 5.00 m en pértiga, 77.47 m en jabalina, y 4:16.70 minutos en 1 500 metros.

Río, río, río, se repite constantemente Leonel. Corre, salta, lanza, hace abdominales y planchas, anota en su libreta de planificación de cargas y entrenamiento, se rehabilita. Ese ciclo de seguro me lo repetiré en cada nueva visita al estadio Panamericano, hasta que su pértiga firme lo eleve, devore las vallas, y ponga su dardo en una órbita inalcanzable para el resto.

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