Casa Blanca: ¿Sedando su policía?

Casa Blanca: ¿Sedando su policía?
Fecha de publicación: 
3 Diciembre 2014
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Parte de la iniciativa consiste en unificar las normas teóricas de comportamiento de sus fuerzas represivas.

De ser aprobada, el Congreso debería impulsar su aplicación en las instancias federal, estatal y local del país.

Esto involucraría a los Departamentos de Defensa, Justicia, Tesoro, Seguridad Nacional, y a la Oficina de Política de Drogas.    

Observadores opinaron que se trata de una respuesta implícita a la enorme convulsión desatada allí luego de los hechos en Ferguson.

Esa localidad del estado de Misuri semejó un campo de batalla que se extendió a unas 170 ciudades de 37 estados, luego que liberaron de culpa al oficial responsable de la muerte a tiros de un joven negro.

Michael Brown, de 18 años de edad, fue la víctima, a quien testigos, familiares, y hasta una autopsia independiente, valoraron como tal.

Su verdugo, un oficial blanco de la policía, Darren Wilson, lo ultimó casi a quemarropa cuando caminaba desarmado.

Antes de explotar la situación, una joven afroamericana, Elvira Barnes, advirtió al periódico español El Mundo: si ellos deciden no enjuiciar a Wilson, «esta ciudad va a arder».

Y sucedió, mientras Obama llamaba a la calma y a no rebelarse con fuerza por lo acontecido, palabras que entonces se llevó el viento.
 
Voceros oficiales declararon que «solo el cuatro por ciento» del material militar enviado a la policía local incluye armas de alta potencia y vehículos tácticos.

Pero, más directos, expertos añadieron que son fusiles de asalto, gases lacrimógenos y sofisticados artefactos muy similares a tanques de guerra.
   
A manera de supuesto atenuante, el gobierno insistió en que también hicieron llegar «material de oficina
y computadoras».

El plan de Obama incluye mejorar el entrenamiento de los uniformados y extender el uso de cámaras de seguridad adheridas al cuerpo de estos.

Asimismo, la creación de una «Fuerza Especial de la Policía del siglo XXI», que tendrá como objetivo «promover la reducción del crimen y aumentar la confianza de los ciudadanos».

Se demuestra otra vez cómo actúa ese discutido aparato represivo en Estados Unidos. Un ejemplo lo sintetiza:
Daniel Shoer Roth, columnista de El Nuevo Herald, indicó recientemente que uno de sus agentes mató a un joven de 17 años en el parqueo de un mercado al noroeste de Miami.

La víctima se llamaba Jason Carulla, vivía en la calle auxiliado por Servicios Sociales de la Florida y fue, escribió Shoer Roth, «abatido a modo de un violento criminal».

El nuevo tiroteo aconteció meses después que un uniformado de Miami Beach utilizó una pistola de electrochoque para arrancar la vida del joven Israel Hernández-Llach, por pintar graffiti en paredes.

Otro de los hechos de esa policía de Miami-Dade tuvo lugar el 28 de octubre de 2013.

Un oficial de ese cuerpo represivo golpeó salvajemente frente a su hogar, en el suroeste del condado, a un joven con síndrome de Down, Gilberto Powell, de 22 años de edad, al tratar de esposarlo.

¿Razón del misterio? El intento de indagar sobre un bulto que observó en sus pantalones y que resultó ser una bolsa para operados de colostomía.

Desde entonces, en aquel territorio flota una pregunta: ¿son policías o gorilas?

De ahí que Obama se haya trazado la muy difícil meta de sedarlos, aun cuando exhiban el justo récord de ser los más brutales del mundo.

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