Las estrellas de mañana (+ FOTOS)

Las estrellas de mañana (+ FOTOS)
Fecha de publicación: 
15 Enero 2012
3

La del bailarín clásico, se sabe, es una carrera corta. A los cuarenta años es muy probable que haya terminado. Se comienza muy temprano, cuando apenas se ha vivido ocho o nueve años. Marca toda la infancia, la adolescencia, la juventud… Exige una entrega casi absoluta, sacrificios todos los días. Y así y todo, son muchos los niños que se aventuran en ese mundo.

Cada año, las escuelas de ballet reciben a cientos de aspirantes. Tras las rigurosas pruebas de admisión, quedan unas pocas decenas que reúnen las condiciones para seguir estudios. Empezar a estudiar en el nivel elemental no significa un aval para terminar la carrera. Los años en adelante son decisivos: los niños deberían enfrentar un método que propicia siempre el progreso constante. No todos lo resisten, solo quedan los mejores.

Y para esos, todavía no hay nada seguro. Después de que terminan todos los niveles todavía deben competir para ser seleccionados por las compañías profesionales. El Ballet Nacional de Cuba, la principal agrupación del país, es el sueño acariciado. Pero ahí, de cada promoción, apenas entran una decena. A veces, incluso, menos.

Los que ingresan en la compañía deben iniciar entonces una carrera contra el tiempo. Un “viaje” en el que el talento es importante, pero no es definitorio. Hay que trabajar todos los días, mucho más si se pretende ascender en el organigrama de las categorías artísticas. Porque ese es, en definitiva, el gran sueño de todo niño que comienza a estudiar ballet: llegar a ser primer bailarín. Pocos entre los pocos lo logran.

Entrevistamos, en los salones del Ballet Nacional de Cuba, a nueve jóvenes que insisten en alcanzar ese sueño. Ninguno tiene más de 25 años, pero ya son más que promesas de la compañía que fundó y dirige Alicia Alonso. Ellos serán, con probabilidad, los primeros bailarines del futuro.

Los sueños y el trabajo

Amaya Rodríguez
Amaya Rodríguez procede de los talleres de la compañía Pro-danza, del Ballet de Laura Alonso. A sus 24 años ha alcanzado los que la mayoría de sus compañeros nunca logrará: ya es bailarina principal, la segunda categoría de importancia del elenco. El pasado 20 de mayo fue su primer gran debut, Odette-Odile en El lago de los cisnes.

“Me sentí muy bien, segura. Había ensayado mucho antes y quería con todas las fuerzas que todo me saliera bien”. El público la premió con una gran ovación. Ahora sueña bailar la Quiteria de Don Quijote: “Es tan alegre, tan coqueta… tiene mucho que ver conmigo”.

Amaya cree que una primera figura se hace sobre todo con trabajo dedicado. No basta el talento, hace falta algo más: proponerse mejorar. “Y eso solo se logra en los salones, bailando mucho. Alicia nos lo recalca: luchen por lo que quieren.

”Eso he estado haciendo estos años en la compañía. Esta es un experiencia única, de este tiempo agradezco sobre todo la educación que he recibido. Me han hecho crecer”.

Arián Molina, por su parte, confía, sobre todo, en sí mismo. “Yo sé lo que quiero, no me voy a acomodar”. Tiene 20 años y ya fue promovido a primer solista. Ya ha protagonizado un gran ballet, El lago, y ha hecho personajes importantes en otras obras.

Arián Molina
“Después de mi última promoción, supe que tenía que trabajar fuerte, y eso he estado haciendo. Me gusta mucho ensayar. Me he dado cuenta de que el ballet no es asunto de uno solo. Tienes que tener en cuenta a todos tus compañeros. Yo, por ejemplo, estoy siempre pendiente de mi pareja, bailo para ella”.

Claro que le falta mucho, y por supuesto, sueña: “disfruto mucho la música de Giselle, es mi ballet preferido. Quisiera bailar sobre todo el segundo acto, me emociona”.

Osiel Gounod (bailarín principal, 21 años) ya es uno de los puntales de la compañía. Su técnica es poderosa, suele deslumbrar por su virtuosismo. Para muchos críticos, será la próxima gran estrella masculina del ballet cubano.

Osiel Gounod
Por el momento, está en pleno crecimiento. Vive años intensos, de frecuentes estrenos en roles importantes. “Ser primera figura con tan pocos años es una gran responsabilidad, pero también una suerte. Cuando subo al escenario trato de que todos queden convencidos de que merezco la categoría que tengo.

”Nada de la danza me es ajeno. Me gusta bailar todo. Espero poder bailar pronto algunos personajes, por ejemplo, el Basilio de Don Quijote, el Albrecht de Giselle; pero de todas formas disfruto otros que ya tengo en mi repertorio. Me encanta, por ejemplo, el bufón de El lago..., ¡hasta en los ensayos me gusta interpretarlo!”.

Para alguien que vive para bailar, el futuro es ahora mismo. “No tengo tiempo para parar. Dios dirá lo que vendrá con los años. Me gustaría tener una carrera internacional, poder bailar con bailarines de todas las grandes compañías. Pero en definitiva yo solo quiero ser un mejor bailarín”.

Esa también es la pretensión de Grettel Morejón, primera solista de 23 años. Su mayor deseo desde que era niña (y al mismo tiempo, su reto) es protagonizar un ballet emblemático de la compañía cubana, el que hizo grande a Alicia Alonso: Giselle.

Grettel Morejón
“Me identifico mucho con su protagonista, una muchacha con ganas de vivir, enamorada, de gran espiritualidad… Tiene que ver con mis sueños. Y el artista sueña para crear”.

A Grettel el trabajo la ha cambiado: “Todo lo que te pasa, te enseña. Uno tiene que reír y llorar. Tiene que sufrir y tiene que gozar. Tiene, en definitiva, que vivir. Y el Ballet Nacional es un ámbito difícil y al mismo tiempo prometedor. Hace mucho que salí de la burbuja de la escuela”.

Marizé Fumero (solista, 20 años) ha sentido en carne propia los rigores de su profesión. Todavía, antes de las funciones, tiene un poco de nervios. “Pero se me quitan apenas abren el telón. Salgo y bailo sin miedo”.

Marizé Fumero
Cree que una primera figura necesita, además de las condiciones físicas, tener fuerza, deseo y valentía. “Solo los que reúnen esas características pueden llegar a la cima. Yo me siento preparada para nuevos empeños, pero sé que debo trabajar para vencerlos.

Ser solista tan temprano la inspira: “Ese fue siempre mi sueño, ahora me siento responsable, me siento más bailarina”.

A Camilo Ramos le inspiran dos grandes nombres del ballet cubano: Jorge Esquivel y Carlos Acosta. “Ojalá pudiera lograr aunque sea una parte de lo que ellos alcanzaron”.

Camilo Ramos
A sus 22 años, ser bailarín principal es para él “una responsabilidad fortísima, no solo con al compañía, sino con el público que va a verte. Trato siempre de dar todo de mí en las funciones”.

Le gustan, sobre todo, los ballets con humor y pantomimas, en los que pueda explotar su histrionismo. Toma las clases con disciplina (“ya sé que pueden ser aburridas, agotadoras, pero también son imprescindibles”); eso sí, prefiere los ensayos. “Ahí vamos perfilando los personajes y pueden llegar a ser casi emocionantes como una función, pero sin la presión de los espectadores”.

Así mismo piensa Estheysis Menéndez, primera solista de 21 años. Para ella el ballet se reinventa cada día: “Cada vez que bailo, busco sensaciones nuevas. Odio la monotónía”.

Estheysis Menéndez
Su estilo es el clásico: “Me encantaría bailar El lago..., y también La Bayadera, que es mi preferido, lástima que en la compañía no esté montado íntegramente”.

Estheysis piensa que en el ballet hay que asumirlo todo con seriedad y entrega. “Es difícil ser una buena primera figura, pero también lo es ser cuerpo de baile. Todos tenemos que trabajar mucho, pero a mí me encanta trabajar. De hecho, trabajando olvido todos mis problemas: “Uno tiene que seguir un impulso, no parar nunca”.

El primer solista Serafín Castro, de 22 años, comparte esa pasión por el trabajo: “del Ballet Nacional me gusta que siempre hay planes, no paramos, ese es un privilegio que no tienen otras compañías”.

Serafín Castro
No hace distingos entre el clásico y lo más contemporáneo: “Quiero bailarlo todo. Claro que tengo preferencias, pero en sentido general, lo importante es que la coreografía sea buena, el estilo es secundario”.

Ser primer solista “es una responsabilidad muy grande, algo que tienes que defender cada día sobre la escena”. Para él, tan importante como la técnica es la interpretación. “Es la única manera de crecer”.

Su compañero de categoría, Yanier Gómez, está también contento por lo que ha logrado hasta ahora. Pero no se conforma. “Quiero bailarlo para sentirlo todo, me quiero realizar en la danza. Por eso no hay un solo desafío que no me seduzca”.

Yanier Gómez
Puede parecer ambicioso, pero para él esa debe ser la aspiración de todo artista. “El verdadero reto es el trabajo diario, las clases, los ensayos. Ahí es dónde te pruebas como bailarín”.

Como todos sus compañeros, no lo abandonan los sueños: “Desde que era niño pienso en un ballet, Giselle. Sé que es difícil, pero me encantaría que ese fuera mi gran papel. Claro, asumiré con los mismos deseos el que me toque. Siempre lo digo: aquí venimos a bailar”.

Comentarios

Todo lo que se haga con gusto y constancia da los mejores frutos tanto para el que lo ejecuta como para los que somos esopectadores..Éxito...a tod@s Estrellas del mañana..Vacilar es perderse!
Muy hermosos y muy talentosos los bailarines... Felicidades...
Pues indudablemente son talentosísimos, me ha dado un gusto enorme leer la entrevista de Gretel Morejón, llevo mucho tiempo diciéndole a mis amigos ke a mi entender ella sería una Giselle memorable, espero no perderme ese estreno, también creo ke Arian Molina es espectacular, me fascinó su Lago kon la gran Viengsay, y es un chiko ke baila kon gusto, me encantaría verlo en Giselle con Gretel. También elogios para Yanier, Amaya, ke baila kon tanta elegancia, Estheysis, Camilo y Serafín, son muy buenos, son bravísimos!!!!!!!!!!

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.