USA-Cárceles: Bienvenido al infierno
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El sábado último, un comentarista del Nuevo Herald narró una imagen aterradora sobre la vida en tales centros.
Se trata de Daniel Shoer Roth, conocido por sus punzantes criticas a los efectos del capitalismo en la Florida.
Ahora publicó un artículo titulado “Hervido vivo en la cárcel”, donde narra el tormento que sufrió allí un reo discapacitado mental.
Lo identifica como Darren Rainey, el presidiario 060954, y luego explica que tenía 50 años y estaba sancionado a dos años por tenencia de narcóticos.
Agrega que, debido a sus malos hábitos de higiene, carceleros de Miami, sin consultar, le aumentaron el rigor de la sentencia.
Por eso, le sometieron a un duro rito de castigo: bañarlo durante 60 minutos en una ducha de agua hirviendo.
Según escribió Shoer Roth, el preso gritaba: “¡No puedo aguantar más; no puedo! ¡Lo siento!”
Agrega que sus gemidos tenían lugar mientras “su piel se desmenuzaba” en un calor posiblemente superior a más de 160 grados.
Desde afuera, testigos citados por el periodista dijeron que los custodios preguntaban con sarcasmo: “¿Está suficientemente caliente?”.
Su texto añade que los trozos de la piel de Warren estaban regados por el piso y fueron recogidos por otro prisionero.
¿Hubo denuncia? Solo silencio, incluido el de las autoridades. Y de esa manera quebraron cualquier amago de acusación.
Veinticuatro meses más tarde sacaron del puesto, “respetando su sueldo”, al jefe de la cárcel donde torturaron y asesinaron a Darren Rainey.
Subordinada esta última a la Penitenciaría de Dade, acribillada por acusaciones sobre variados y graves maltratos en las prisiones locales.
Shoer Roth dice que estos abominables hechos niegan la Octava Enmienda de la Carta de Derechos, la cual prohíbe los castigos crueles.
Recuerda que un profesional de la salud mental, George Mallinckrodt, que trabajaba donde mataron a Rainey, también hace constar su martirio.
Opina que golpear repetidamente a una persona encarcelada se ha convertido allí para sus moradores en “el pan de cada día”.
La situación en prisiones floridanas va tan lejos que organismos especializados en derechos humanos han puesto el grito en el cielo.
Amnistía Internacional, el Consejo de Iglesias de la Florida y la Unión estatal de Libertades Civiles, entre otros, se encuentran entre ellos.
Una de sus acciones ha sido escribir al fiscal general de Estados Unidos, Eric Holder, para que intervenga en el asunto.
¿Qué ha precipitado el hecho? La muerte en condiciones todavía no claras de otros doce presos.
A que se trata de un sistema penitenciario, como dijo este lunes el Nuevo Herald, en el que la “tortura está a flor de piel”.
Y también, como además puntualizó, “donde el personal carcelario contrabandea drogas” y encarga el orden a las pandillas.
Observadores hicieron notar que en instalaciones del condado Miami-Dade está una de las mayores poblaciones de presos en Estados Unidos.
He aquí una ligera muestra. La realidad vista globalmente supera con creces a la mejor obra de ficción sobre el tema.
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Andrés R
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