Siria: Firmeza, única posición ante los agresores

Siria: Firmeza, única posición ante los agresores
Fecha de publicación: 
27 Junio 2013
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La afirmación de Rusia de que no permitirá que Estados Unidos disponga de una zona de exclusión aérea dentro del territorio sirio y su continuada entrega de modernos cohetes antiaéreos al gobierno de Damasco, en cumplimiento de un convenio anterior al inicio del complot para derrocarlo, responde a la posición de Moscú ante la decisión del presidente norteamericano, Barack Obama, de entregar ayuda militar directa a la disímil oposición, responsable de la muerte de cerca de 100 000 personas, en su mayoría civiles, y la enorme destrucción del país en más de dos años de iniciada la agresión.
                                                                                     

La posición consecuente rusa, unida a la decisión del gobierno de Bashar al Assad de resistir a toda costa, son escollos al terrorismo y el fundamentalismo que se extiende por la región, tal como propicia la colusión entre Estados Unidos e Israel, naciones que pueden ser golpeadas en un futuro por los mismos a quienes hoy pagan y arman.
                                                                                                   
Más barcos de la flota rusa del Mediterráneo llegaron al puerto sirio de Tartous, a donde arribó también un navío de guerra de Irán, cuyo Presidente electo ratificó la posición de la anterior Administración de mantener el irrestricto apoyo a su aliado de Damasco.
                                              

En cuanto a la decisión de Obama, este tomó como pretexto la utilización de armas químicas por Siria, algo burdo y sin pies ni cabeza, porque no tiene base de que Damasco las utilice en su propio territorio. Este invento estadounidense, tal como lo calificó Moscú, pretende aumentar una ayuda militar que ya enviaba abundantemente, aprovechando el dinero de las satrapías árabes del Golfo.
                                        

El corresponsal de la British Broadcasting Corporation (BBC) en Beirut, Jim Muir, dice que el anuncio de EE.UU. ayuda a mantener la posición oficial del Reino Unido y Francia de que «el campo de batalla no se puede inclinar a favor del gobierno, tal como está ocurriendo actualmente».
                                                                                                                     
Ello se produjo el mismo día que Naciones Unidas dijera que el número de los muertos en el conflicto sirio se elevó a más de 93 000, pero indicó que la cifra real es más alta, ya que muchas muertes no se denuncian. Según los datos de esa organización, más del 80% de los fallecidos son hombres. También han perecido unos 1700 niños menores de diez años. Estas cifras tenderán a aumentar, después de la llegada de más armas norteamericanas.
                                                                                                              
El vocero de la Casa Blanca, Jim Rhodes, dijo que la Casa Blanca espera que el aumento de la ayuda a los rebeldes refuerce la eficacia y la legitimidad de ambos brazos -político y militar- de la oposición siria, y que EE.UU. se siente «cómodo» trabajando con el jefe del Consejo Militar Supremo, general Salim Idris. «Ha sido importante trabajar con ellos en el objetivo de aislar a algunos de los elementos más extremistas de la oposición, como al-Nusra», dijo.
                                                        

Al mismo tiempo, Estados Unidos reforzó con F-16 la presencia de su aviación en Jordania, donde instaló cohetes antimisiles, y Ammán confirmó la apertura de dos corredores aéreos para permitir el paso de drones israelíes que ya han atacado y causado innumerables víctimas tanto en el territorio sirio, como en el libanés.
                                  
Sintomáticamente, el gobierno de Egipto varió nuevamente de posición, y enfiló sus cañones contra el sirio, con el cual rompió relaciones, después de que el presidente Mohamed Morsi había propuesto la puesta en marcha de un comité cuatripartito, integrado en septiembre pasado en Teherán, en el marco de la Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, después de una visita a Rusia, donde se entrevistó con el presidente Vladimir Putin.
                                      

Cabe recordar que Egipto era uno de los países que impulsaba la renuncia del mandatario sirio, pero el afianzamiento de las relaciones diplomáticas con la República Islámica de Irán y la Federación de Rusia, sumado a la conflictiva relación política con Estados Unidos, derivaron en un pronunciado cambio de postura sobre la resolución de la situación siria. Ahora se vuelve a retractar.
                                                             

Por el contrario a la veleidad egipcia, respondió El Líbano con el envío de una numerosa, variada e importante delegación a Damasco, para expresarle su apoyo a Al Assad.
                                                                             
«No habrá tregua con los grupos takfiríes –extremistas-», señaló Al Assad, al tiempo que afirmó su decisión de enfrentar con determinación el terrorismo en todas sus formas y potenciar el proceso de implementación del Programa Político para lograr la paz en el país. «Hoy más que nunca necesitamos aprovechar nuestras fortalezas para enfrentar los intentos de división y discriminación», aseguró.
                                  

La estadía libanesa coincidió con la destrucción de un vehículo israelí que apoyaba a miembros de Al Qaeda, y la detención de once de sus soldados, dos de ellos heridos, por fuerzas del ejército sirio.
                        

Esto corrobora la colaboración sionista con Al Qaeda, cuyos integrantes, según Damasco, «han sido engañados para luchar contra Al Assad».
                                                                                                                              
A toda esta parafernalia armada contra la resistencia a los intereses de Occidente, se suma lo más peligroso, a mi entender: las fatwas o sermones dictados por clérigos, principalmente en Arabia Saudita, que intentan establecer que merece más la muerte un shiíta o un alawita que un hebreo, porque los primeros eran traidores al Islam por practicar un rito diferente al de los fundamentalistas sunnitas (wahabitas o takfiríes). Ello explica la intensificación de la lucha sectaria en Iraq, que fundamentalistas y mercenarios al servicio de Occidente, conscientes o no, extienden en Siria.

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