¿Libertad de expresión?: Sin dinero, no hay WikiLeaks

¿Libertad de expresión?: Sin dinero, no hay WikiLeaks
Fecha de publicación: 
24 Octubre 2011
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La plataforma de filtraciones aseguró en un comunicado que ha dejado de ingresar el 95% de las donaciones que podría haber ingresado como consecuencia del bloqueo de VISA, Mastercard y Paypal. Western Union y Bank of America son otras dos de las organizaciones a las que atribuye parte de responsabilidad en su estado de asfixia financiera.

 

«La gente se está levantando en todo el mundo contra los bancos», dice Kristinn Hrafnsson, número dos de WikiLeaks, en conversación telefónica desde Norfolk, Reino Unido. «Y los bancos han lanzado un ataque muy grave contra nosotros; están en posición de derribar a una organización que lucha por la transparencia. Si les dejamos que lo hagan sin ser confrontados, puede que seamos los primeros a los que les pasa esto y no los últimos».

WikiLeaks se financia mediante donaciones. Hasta diciembre del año pasado, las recibía, en su gran mayoría, vía Internet. El 7 de diciembre de 2010, VISA y Mastercard decidieron dejar de procesar operaciones con destino WikiLeaks. Cuatro días antes lo había hecho Paypal, uno de los sistemas más populares de pago en Internet. Cinco días antes, el 28 de noviembre, se acababa de producir el Cablegate, filtración de escala global que ponía al desnudo a la diplomacia norteamericana y en la que participó El País junto a The New York Times, The Guardian, Le Monde y Der Spiegel.

«Es obvio que el gobierno de Estados Unidos ha empujado a las empresas a sacar a WikiLeaks de la circulación». Lo dice Andreas Fink, consejero delegado de Datacell, empresa de hosting —alojamiento de webs— islandesa que ha interpuesto junto a WikiLeaks una queja contra VISA y Mastercard ante la Comisión Europea por violación de las normas de competencia.

La empresa de Fink recibía donaciones y las transfería a WikiLeaks hasta que estas dos compañías le cortaron el grifo.

«Excluyéndonos de los pagos nos han retirado del mercado», asegura Fink en conversación telefónica desde Suiza. Explica que el 99% de las donaciones que recibían para WikiLeaks se hacían con tarjeta de crédito.

«Mastercard y VISA son como un monopolio, controlan el 96% del mercado», añade. Según sus estimaciones, WikiLeaks y Datacell han dejado de ingresar unos 50 millones de euros desde diciembre del año pasado. «El dato me parece conservador», dice Hrafnsson, «yo hablaría de decenas de millones de euros».

Desde las oficinas centrales de VISA en Londres, una portavoz confirma que la suspensión de operaciones con WikiLeaks permanece activa y que no resulta apropiado comentar en este momento la queja interpuesta ante la Comisión Europea, cuya resolución se espera para mediados de noviembre. Idéntica respuesta recibimos de una portavoz de Mastercard desde Waterloo, Bélgica.

La plataforma de las filtraciones deja de publicar papeles secretos por tiempo indefinido. Su refinado y vanguardista sistema de recepción de documentos permanece deshabilitado desde septiembre de 2010, cuando Daniel Domscheit-Berg, excompañero de Julian Assange, abandonó la plataforma. «Pero seguimos recibiendo información», asegura Hrafnsson, que anuncia que habrá novedades en los próximos meses relativas a la publicación de documentos y al sistema de recepción de los mismos.

Desde WikiLeaks se estima que la situación es muy grave. Si un bloqueo de estas características persiste, la calidad de las democracias se resiente. Si las grandes empresas y los bancos consiguen ahogar financieramente sin cortapisas a una organización que quiere exponer secretos, estamos perdidos. No pueden ser los bancos quienes decidan quién puede publicar algo y quién no. «La situación es grave, necesitamos defendernos y levantar este bloqueo», continúa Hrafnsson.

«No emprendemos esta lucha solo por nuestra organización, sino por todo el mundo: es una lucha por los derechos humanos».

El número dos de la plataforma recuerda que WikiLeaks ya ha publicado informaciones que fueron comprometedoras para bancos en Islandia y Suiza. «Estamos dispuestos a recibir y publicar información que revele la verdadera naturaleza de la corrupción del sector bancario».

Amnistía Internacional ya emitió un comunicado el 16 de diciembre de 2010 recordando que las empresas también deben respetar los derechos humanos y la libertad de expresión.

WikiLeaks considera que el frente legal de la lucha va a resultar costoso. «Si no recibimos la ayuda de la gente, no seremos capaces de levantar el bloqueo y por tanto, de continuar con nuestras operaciones». La mayoría de las donaciones que reciben, dice, son de pequeña cuantía: van de los 5 a los 20 dólares (3,6 a 14,4 euros). Son pocas las donaciones que exceden los 300 o los 1000 euros. Por eso han decidido lanzar una campaña global, «WikiLeaks needs you —WikiLeaks te necesita—», que se dirige a todos sus seguidores.

En su página web se detallan las distintas vías para contribuir a la causa burlando el bloqueo financiero. En www.wikileaks.org/support se explica cómo hacerlo: se pueden hacer transferencias a determinadas cuentas; utilizar dinero electrónico que preserva el anonimato del donante (Bitcoin); mandar dinero en efectivo o cheques por correo postal a determinadas direcciones de Reino Unido, Alemania, Islandia y Brasil; o enviarlo vía MoneyGram —a diferencia de Western Union, destacan en WikiLeaks, MoneyGram no les bloquea los pagos—, entre otras fórmulas. La campaña incluye un video en el que Wikileaks hace una parodia de un anuncio de VISA para las olimpiadas de Londres.

«El bloqueo conculca los derechos de nuestros seguidores», reza el comunicado que ha emitido la plataforma, «revela acuerdos extrajudiciales ocultos entre el gobierno de Estados Unidos y los actores más importantes del sector bancario».

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