Recluso cubano: «Aquí te ayudan a encontrar tu otro yo»

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Recluso cubano: «Aquí te ayudan a encontrar tu otro yo»
Fecha de publicación: 
30 Abril 2013
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En cualquier lugar del mundo, el que comete un delito va a prisión. Pero duele cuando los sancionados están casi  comenzando a vivir. Ver los rostros de adolescentes y jóvenes recluidos en el Centro Cubano de Jóvenes por Conducta San Francisco de Paula, en Guanabacoa, es triste y lamentable. Ellos están privados de libertad, aunque las paredes de su encierro, simule una escuela al campo o un campamento al aire libre.

 

Sin embargo, no todo está perdido. Más bien, para muchos de los recluidos en San Francisco de Paula comienza una opción de vida y trabajo, que les proporcionará un futuro.  En el centro penitenciario encuentran un tratamiento diferenciado los jóvenes de 16 y hasta 27 años de edad, a partir de una idea de Fidel Castro de convertir las cárceles en escuelas.

 

La misión fundamental de San Francisco de Paula es priorizar el estudio y la capacitación de los reclusos para que puedan integrarse a la sociedad al concluir sus sanciones, por lo que el 100 por ciento de los internos está incorporado a la capacitación técnica, el 80 por ciento a la instrucción escolar, y el 17 por ciento de ellos está incorporado al trabajo.

 

Para ello cuentan con un claustro de profesores del territorio que imparten clases para que los sancionados puedan continuar los estudios.  Además, tienen la posibilidad de capacitarse como albañiles, electricistas, plomeros, barberos y cocineros.

 

Los programas educativos en este Centro son la clave para reinsertarse a la sociedad, después de la dura lección, asegura Pedro Luis Fernández, un recluso de 26 años de edad, cuando muy cuidadosamente interrumpí una conversación con su novia, que lo miraba como si él fuera el único hombre de la tierra al que ella esperaría, con mucha paciencia, como Penélope a su Odiseo.

 

Penoso primero y desenvuelto después, Fernández conversó con Cubasí:

«Lo que nos falta aquí y añoramos es el amor maternal porque estamos "trancaos". Pero estos momentos que nos dan semanalmente con la familia los agradecemos mucho, así como el pase que nos toca cada 28 días», aseguró.

 

Al preguntarle sobre la comunicación con las autoridades penitenciarias, dijo: «El trato que nos dan los oficiales es OK por completo, creo que en toda Cuba este es el mejor lugar donde te tratan. Es un lugar abierto, no hay rejas, no existe el candado, solo ventanas con cristales», expresó.

 

«En el Centro se mantienen los estudios, que es lo que más se aprovecha. Yo curso décimo grado y además estoy en un taller de plomería para aprender un oficio y trabajar cuando salga de esto. Ya pasé por otros oficios, soy electricista y albañil, que cuando entré no era nada. Aquí te ayudan a encontrar tu otro yo que no conocías, te ayudan a encaminarte. Muchos lo logran», afirmó.

 

Pedro Luis ha cumplido cinco años en prisión por el delito de robo con violencia. Vivía con su madre y dos hermanos cuando lo apresaron. Fue condenado a 13 años de prisión cuando apenas tenía 21.

 

Sin hablar claramente del delito cometido por vergüenza, confesó: «Al principio lo veía normal, como una necesidad, algo que tenía que hacer, después comprendí que era un error. Primero estuve preso en el Combinando del Este en la fase de severo cumpliendo una sanción conjunta, después pasé a la 1580, posteriormente me trasladan a Camagüey y de ahí a Cienfuegos, y nuevamente al Combinado del Este, hasta ahora que me encuentro en San Francisco de Paula como premio a la conducta que he mantenido durante todos estos años».

 
Cuando ha vivido cinco largos años en prisión, el joven Fernández asegura, marcando una pausa profunda en su respiración, que si pudiera reclamar algo, no vacilaría en pedir su libertad, «ahora que he cambiado, pediría libertad para volver con mi familia, para ver crecer a mi hija, que me lo estoy perdiendo, libertad para trabajar, libertad para disfrutar de mi juventud, que aunque yo mismo metí la pata, estoy arrepentido», concluyó.

 

La libertad a Pedro solo se la pueden conceder las autoridades. Sin embrago, otra mirada a la vida y hacia el futuro ya la tiene lograda y es que San Francisco de Paula es uno de los centros penitenciarios de Cuba,  que sin dejar de castigar al culpable trabaja en el difícil, pero no imposible cambio de conducta de sus internos y su camino a la libertad como una mejor persona.

 

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