Ever Fonseca, la sed insaciable de la creación

Ever Fonseca, la sed insaciable de la creación
Fecha de publicación: 
1 Marzo 2013
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Ever Fonseca es uno de los artistas de la plástica más importantes de este país, lo atestigua suficientemente el Premio Nacional del que fue merecedor en 2012, sin embargo, ni la experiencia ni los lauros han podido matar al hombre sencillo, que cultiva orquídeas y va de un tema a otro en una conversación llena de simpatía y criterios, al “niño guajiro” que sorprende y encanta, al cubano de pura cepa, que crece desde la espontaneidad y cuya mayor obsesión es crear.

 

¿Cómo llegó a las artes plásticas?

 

En la infancia me llamaba mucho la atención la forma, el color, la expresión de las cosas, siempre me la pasé recolectando cosas, porque e todo le veía un interés. Yo nací cerca de la costa y la recorría recogiendo pedazos de corales, de piedras, de conchas, que me parecía que tenían una historia, tenían formas que me comunicaban mucho.

 

Cuando descubrí los lápices de colores empecé a dibujar y a mezclarlo con agua y siempre… no sé que cosa es todavía con la edad que tengo, es como una adicción, algo que me motiva, el color y las formas, o los caprichos de la naturaleza parece que entran por la vista y me hacen ir descubriendo algo constantemente nuevo… todas esas diferencias que tienen las plantas, los animales, los insectos, el clima, el cielo, todos esos fenómenos tienen un efecto en mí, los fenómenos de las luces, a veces yo estoy mirando las luces y parece que hay humedad en el ambiente y se crea como un arco iris alrededor, yo siento una comunicación muy grande y muy directa con la naturaleza, como si fuera una conversación, que fluyen las impresiones…

 

Entonces yo dibujaba y me hicieron pensar que yo era pintor, todo el mundo me lo decía desde niño y bueno… aquí estoy.

 

Foto: Yuris Nórido

 

Usted perteneció a la generación de alumnos fundadores de la Escuela Nacional de Arte. ¿Cómo recuerda esa etapa?

 

La recuerdo un poco diferente, me imagino, a los otros muchachos porque ya yo era adulto, yo era un soldado, ya yo tenía familia, ya yo tenía cierta madurez aunque tenía nada más que 22 ó 23 años y la mayoría de mis compañeros eran adolescentes de 16 ó 17 años. Ahí entraron por muchas causas, muchos porque ya tenían una vocación bien definida por la plástica y otros porque les motivaba querían ver qué pasaba, por ejemplo. El primer grupo fue muy grande y después fuimos quedando menos, porque parece que muchos no sabían la entrega y la responsabilidad que lleva esta vocación, que te absorbe y requiere de ti todo, vives en una lucha constante contigo mismo para dedicar tiempo a otras cosas que no sean pintar, que no sean pensar en la creación… La creación se convierte en tu mayor necesidad.

 

Foto: Yuris Nórido

 

En su caso, la naturaleza protagoniza ese afán creativo…

 

Muchas personas no se dan cuenta de todo lo que la naturaleza nos brinda, ni lo notan, pero el que tiene la desgracia, o la suerte de percibirlo, siempre está buscando interrogando descubriendo, es como que le entra una sed a uno porque sabe que no le alcanza el tiempo. En mi obra no hay otra cosa que no sea la naturaleza en todos los aspectos…

 

Recientemente usted acompañó a un grupo de jóvenes artistas en una muestra que se proponía ofrecer una visión poco convencional del paisaje. ¿Qué particularidades tiene el paisaje que usted hace?

 

Cuando yo digo paisajes como los que yo hago quiero decir actitudes como la que yo asumo ante la naturaleza, es decir, el hecho de buscar en la naturaleza la expresión de la comunicación por medio de las pinturas, de las manchas de las formas, en contraste con solo buscar un oficio o que beben directamente de la apariencia de las cosas que son tan hermosas.

 

Foto: Yuris Nórido

 

Si las esencias de la naturaleza son tan complejas y tan obsesionantes, también la apariencia de la naturaleza es maravillosa y hay personas que les gusta reproducir, copiar eso, como una foto, incluso con la libertad de moverlo a su capricho. Pero el concepto plástico del paisaje incluye desde esa variante que lo recoge como una fotografía, hasta las formas intrínsecas de los materiales que se utilizan, en lo que yo hago más me entrego en los valores que tiene de fuerza expresiva y comunicación los materiales con que trabajo que la belleza aparente de las cosas…

 

¿Qué importancia tiene en su trabajo el hombre como parte de la naturaleza?

 

Toda. Porque es como el polen, es como el semen, es como la semilla, es el portador, es el que lleva el germen a su reproducción, todas las cosas germinan en el ser humano. Siempre el hombre está en el medio, porque es una conversación del hombre con el hombre, de la naturaleza con la naturaleza, pero también del hombre con la naturaleza.

 

Para mí la naturaleza no es nada más que la naturaleza de la forma y el color, es también la naturaleza humana. Para mí, de las cosas de la naturaleza las más hermosas son las que forman parte de tu origen, es quien te pare, es quien te sustenta, es quien te da la vida, te da un lugar en el espacio del mundo, es la patria, es la madre que es la misma cosa, es la dignidad humana

 

Foto: Yuris Nórido

 

¿Qué constantes usted señalaría en su obra?

 

La fuerza creadora, aquella que nos impulsa a la aventura de con lo que tengas a mano para expresarte, poderlo ordenar, poderlo estéticamente estructurar… eso es lo que yo propongo siempre, buscar aquello que surja de una disciplina, de una entrega, de un amor profundo por ordenar los colores, los pigmentos, en la expresión de la naturaleza, en la imagen que uno tiene de ella, poderlo dar a través de sus sentimientos y lograr una forma que te sorprenda como te puede sorprender una nueva flor o una nueva especie de árbol o de caracol o una nueva característica de una persona.

 

Foto: Yuris Nórido

 

¿Qué ha significado para usted el Premio Nacional de Artes Plásticas?

 

Para mí representa mucho, porque aunque uno también es capaz de avalar, uno también es crítico, uno también es curador, pero siempre es uno y siempre quiere verlo de los demás hacia uno. El trabajo mío había sido evaluado por muchos intelectuales de los que más han brillado en este país y eso te da seguridad, pero cuando se instituye el premio y a ti no te lo dan, yo, que me gusta buscar la verdad de las cosas y que soy muy exigente, me culpo y me siento como equivocado, entonces eso es algo que puede desanimar un poco.

 

A mí nunca me desanimó, pero sí encuentro que ahora yo tengo más deseos de vivir, de trabajar, de hacer… porque me parece que soy útil.

 

Foto: Yuris Nórido

 

Incluso, su genio creativo se ha diversificado…

 

Sí, me ha dado por escribir poemas y hacer canciones, nunca me había pasado por la mente hacer eso como un profesional, pero ahora sí lo estoy haciendo y con un goce tremendo…

 

Tengo muchos proyectos en este sentido, pero es la primera vez que para realizarlos necesito contar con otras personas, entonces se me hace más complicado. Además es importante mostrar primero que uno es creíble que la obra tiene un valor… quiero hacer un libro, quiero hacer un disco, quiero hacer una exposición…

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