Luego de las elecciones, ¿qué esperar de Miami?

Luego de las elecciones, ¿qué esperar de Miami?
Fecha de publicación: 
9 Noviembre 2012
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En las elecciones generales realizadas el martes en Estados Unidos no quedó abatida la ultraderecha de origen cubano asentada en Miami, pero tampoco la beneficiaron como apostaban.

Observadores han subrayado el hecho de que Obama ganara ese estado y en particular, el papel de gran peso desempeñado por los votantes de la ciudad de Miami.

Pero sobre todo, que lo haya logrado sin el apoyo de los grupos ultraderechistas de origen cubano que desde hace años campean allí por sus respetos.

Más que eso, a pesar del abierto y desaforado espaldarazo brindado al candidato presidencial republicano por figuras como Ileana Ros-Lehtinen, Mario Díaz-Balart y David Rivera, así como los senadores Marco Rubio y Connie Mack.

El Nuevo Herald caracterizó a Rivera de una manera que pudo servir para otros: «quien por más de una década hizo una carrera política de largo alcance como un férreo opositor a cualquier acercamiento con Cuba».

Pero su partido terminó ocultándole del público e impidiéndole asistir a los actos pro-Romney en la Florida, porque le descubrieron graves delitos financieros y electorales.

Sin embargo, poco antes de las elecciones de este 6 de noviembre, cuando ya era virtualmente un cadáver político, fue ardorosamente elogiado por Ros-Lehtinen, mientras los votantes rechazaban a Connie Mack.

Ileana y Mario Díaz-Balart lograron mantenerse como integrantes de la Cámara de Representantes de Washington, aunque la primera no proseguirá como jefa de su Comité de Relaciones Exteriores.

Mientras, algunos comienzan a especular sobre los posibles rasguños que estas elecciones podrían imponer a la ultraderecha de origen cubano agazapada en Miami.
 

En la Cámara de Representantes prima todavía una mayoría republicana, pero su número es menor que antes, en tanto los demócratas mantuvieron la suya en el Senado.

Junto a ello, el tema Cuba. Tanto las cúspides demócrata como republicana están por hacer desaparecer a la Revolución cubana, pero no coinciden totalmente respecto a cómo hacerlo.

De ahí los tropezones sufridos con Obama por ejemplares de la jungla que comanda en Miami gente al estilo de Ileana Ros-Lehtinen.

Vale recordar que en diciembre de 2011, el congresista Mario Díaz-Balart presentó un proyecto de ley dirigido a volver a suspender los viajes de cubanoamericanos a su país de origen, así como el envío de remesas.

Meses después, Marco Rubio exigió en el Capitolio un control más rígido sobre los itinerarios y el programa general de quienes viajaban a La Habana, para garantizar se cumpliesen las restricciones.

A continuación, en pleno año electoral, el Departamento del Tesoro anunció que sancionarían con 65 000 dólares a los transgresores de las normas establecidas.

Pero la jefatura ultraderechista de Miami no se limitó a lo dicho y decidió echar mano a su vieja afición al terrorismo.

A mediados de mayo último, los mismos enemigos de los traslados fraguaron y ejecutaron el incendio de la agencia de viajes Airline Brokers, con sede en Miami, la ciudad de Ileana Ros-Lehtinen, los Díaz-Balart y Luis Posada Carriles.

Preámbulo de tal sabotaje fueron los proyectos presentados en el Congreso por Marco Rubio, Mario Díaz-Balart y David Rivera, así como las presiones de Ileana contra la política de pueblo a pueblo.

Ahora fueron las elecciones generales del 6 de noviembre, donde esa ultraderecha no fue erradicada políticamente, pero sí herida, como el tigre tantas veces mencionado.
  

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