Posneoliberal: Ciclo que retorna

Posneoliberal: Ciclo que retorna
Fecha de publicación: 
8 Febrero 2021
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Independientemente de lo que pueda suceder en Ecuador, y en medio de toda esta vorágine provocada por la pandemia del nuevo coronavirus, buenos vientos están retornando en estos últimos tiempos en América Latina, donde los reaccionarios gobiernos sumisos al neoliberalismo reciben palizas de pueblos que se encuentran maltratados por la realidad de la extrema desigualdad.

Ello significa el principio del retorno a mejores gobiernos, con apoyo popular, aunque siempre en peligro por las políticas que trata de instrumentar Occidente mediante sus peones.

Así, Macri fue defenestrado en Argentina por Alberto Fernández; los golpistas fueron sacados del poder electoralmente por las huestes de Evo Morales; Venezuela, Nicaragua y Cuba han seguido resistiendo los embates imperiales, en tanto millones de personas en las calles cuestionan a los gobernantes derechistas de Chile, Colombia, Perú, Ecuador, Paraguay y Honduras.

Cierto, no podemos golpear todavía los tambores del optimismo, pero ello constituye un remedo del ciclo iniciado en1998 por Hugo Chávez en Venezuela. Entonces, buitres de derecha y de izquierda dijeron que no iba a funcionar y a durar poco, que llevaría al país al caos y dejaría una pesada herencia por su populismo.

Pero nada de eso pasó en Venezuela, ni la Argentina de los Kirchner, ni en el Ecuador de Rafael Correa, ni en la Bolivia de Evo Morales, ni con el Frente Amplio en Uruguay, donde disminuyeron las desigualdades, la exclusión social, la pobreza y la miseria.

Surgió una integración regional como alternativa a los tratados de libre comercio con Estados Unidos, se amplió el Mercosur, se construyó la UNASUR, el Banco del Sur, el Consejo Suramericano de Defensa y la Celag, entre otros organismos.

Al lado de esos avances se intensificaron los intercambios económicos regionales, así como en el resto del mundo, particularmente con China y Rusia.

Asimismo, la constitución del BRICS, con su Fondo de Desarrollo y su banco de divisas, permitía que América Latina pudiera tener opciones.

Esos gobiernos pudieron superar las recesiones heredadas de los gobiernos neoliberales, recompusieron los estados, recuperaron los niveles de formalización de los contratos de trabajo, se reafirmaron como un polo antineoliberal en el mundo.

Pero el Imperio no iba a quedarse con los brazos cruzados, y mediante su inteligencia, dinero repartido a tutiplén y el control de los principales medios de información masivos utilizaron a la derecha tradicional y de la ultraizquierda para levantar cabeza en Ecuador, Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay y Bolivia.

Así, comenzó a triunfar la alternativa del modelo neoliberal, aprovechando errores propios, lo que con una política taimada se hizo triunfar a los gobiernos de derecha, sin la intervención de la ultraizquierda, que solo habla, pero no hace, porque no tiene nada que ofrecer, salvo la desunión.

Esta COVID-19, que no fue el único motivo que ayudó a hacer caer a Donald Trump en Estados Unidos, fue un factor que colaboró en el agotamiento de los gobiernos neoliberales, entregados con pies y manos atadas al hiperendeudador Fondo Monetario Internacional, a las transnacionales extranjeras y oligarquías locales, coadyuvadoras de una enorme y creciente desigualdad.

Pero, subrayo, ya comenzó el retorno de los gobiernos que pueden enterrar al neoliberalismo, un regreso en el que se ha utilizado el voto democrático, popular, defendido a plenitud ante amagos de “pucherazos” oficialistas.

No sé, repito, lo que pasará en Ecuador, pero con el correísmo de vuelta o no, por lo menos habrá finalizado el mandato de un presidente que será sepultado históricamente con el ribete de traidor.

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