Lo que pasa en Puerto Rico

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Lo que pasa en Puerto Rico
Fecha de publicación: 
17 Marzo 2021
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“¿Que le estará pasando a Puerto Rico?”, pregunta angustiado el cantante José Feliciano en una de sus composiciones, sin entrar a profundizar los avatares de una población cada vez más despojada de su nacionalidad y convertida en una colonia de Estados Unidos desde 1898, ahora bajo el hipócrita estatus de Estado Libre Asociado.

Regímenes débiles ante el Imperio, pero ásperos en la gobernanza y taimados en la continuada apropiación indebida del erario público, han endeudado a la hermana nación en más de 72 000 millones de dólares (se dice que la cifra real es 120 000 millones) y desatendido la reparación de los destrozos causados por avatares de la naturaleza y la atención a la población en la actual epidemia del nuevo coronavirus.

Aún están frescas las imágenes de miles de manifestantes que llenaron el Viejo San Juan, la ciudad colonial de la capital de Puerto Rico, donde se ubica la Fortaleza, residencia oficial del ahora exgobernador Ricardo Rosselló. Había una joven con una pancarta en la que se leía: “Yo marcho por Rosaura Roque, quien murió en la oscuridad por falta de necesidades básicas. Recuerda su nombre”.

Las protestas multitudinarias paralizaron sectores de la capital puertorriqueña, pero no tenían relación inmediata con la muerte de Rosaura Roque, una de las casi 3 000 personas que fallecieron como consecuencia del huracán María, que devastó a esta colonia estadounidense en septiembre de 2017, y cuyas secuelas subsisten y se agregan a otras tragedias.

Ello tiene que ver con la enorme frustración que los puertorriqueños han acumulado ante la incompetencia de los gobiernos coloniales, como el de Rosselló, que parecía —pero no fue así— la gota que desbordó el vaso.

Esto, a pesar de hacerse públicas 889 páginas de capturas de pantalla de una conversación llena de vulgaridades, comentarios homofóbicos y misóginos, burlas e insultos en la mensajería Telegram entre Rosselló y algunos de sus colaboradores más cercanos, todos hombres.

Las conversaciones hubieran podido ser evidencia de delitos como malversación de fondos públicos, recopilación ilegal de información de opositores, conspiración, amenazas, discriminación, incitación a la violencia y enriquecimiento ilícito, según un pliego acusatorio que presentó el legislador del Partido Independentista Puertorriqueño Dennis Márquez ante la Cámara de Representantes de la isla.

Nada de lo anterior fructificó, aunque Rosselló tuvo que renunciar. Los gobernantes que siguieron no han sido tan escandalosos, pero no solucionan los problemas fundamentales de la colonia, abandonada aún más por el anterior gobierno estadounidense de Donald Trump.

Incluso, las siempre boyantes empresas que explotan a Puerto Rico vacilan en cubrir los déficits de capital, ya que no pueden maximizar las ganancias.

Esto ha ocurrido en todas las privatizaciones de servicios, en las que no se invierte por objetivos sociales, sino para sacar el mayor dividendo económico posible.

Y esto es solo una pequeña parte de lo que tiene que sufrir la población, que, lamentablemente, no piensa la mayor parte en la independencia, al considerarla imposible, sino en la forma de subsistir en los momentos actuales, que es lo que está pasando en Puerto Rico.

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